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El Lobo Exiliado

El Lobo Exiliado

Status: En proceso
Genre:Hombre lobo / Magia / Brujas / Mundo mágico / Poderosas criaturas sobrenaturales
Popularitas:5.4k
Nilai: 5
nombre de autor: @ngel@zul

Desterrado. Marcado. Silenciado.

Kael fue expulsado de su manada acusado de traición, tras una emboscada que acabó con la vida del Alfa —su padrastro— y la Luna —su madre—. Desde entonces, vive apartado en las sombras del bosque, con cicatrices que hablan más que su voz perdida.

Naia, una joven humana traída al mundo sobrenatural como moneda de pago por su propia madre, ha sobrevivido a la crueldad del conde Vaelric, un vampiro sin alma que se alimenta de humanos ignorando las antiguas leyes. Ella logra lo imposible: huir.
Herida y agotada, cae en el territorio del lobo exiliado.

Kael debería entregarla. Debería mantenerse lejos. Pero no puede.

Lo que comienza como un refugio se transforma en un vínculo imposible. Y cuando el pasado los alcanza— con el nuevo Alfa, su medio hermano sediento de poder, y Vaelric dispuesto a recuperar lo que cree suyo— Kael ya no puede quedarse al margen.

Porque esta vez, no está dispuesto a ceder...

NovelToon tiene autorización de @ngel@zul para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Una amiga de la infancia

(Naia)

Después de que abrí los ojos siendo de madrugada y vi a Kael parado junto a la cama observándome volví a dormirme con la tranquilidad de que él estaba allí.

Ya de mañana abrí los ojos lentamente y lo vi ahí, de pie junto al fuego. Sus ojos oscuros no se apartaban de mí, como si buscara alguna señal invisible en mi piel. No dije nada al principio; solo lo observé en silencio, con esa mezcla de sorpresa y ternura que él lograba arrancarme sin proponérselo.

Le sonreí, me puse de pie y luego de asearme me senté frente a él en la mesa. Kael ya había preparado el desayuno y me provocó ternura ver como cuidaba de mí, una vez que termínamos y le di las gracias...

Kael alzó una mano, despacio, y con un movimiento breve señaló hacia mi hombro. Al principio no entendí qué quería de mí. Fruncí el ceño, ladeando la cabeza. Fue entonces cuando él tocó suavemente su propio pecho, luego señaló el mío, y con un ademán me pidió que levantara la tela de la playera que me cubría.

Me quedé helada por un instante, sin saber qué pensar. Él no parpadeaba, expectante, y comprendí que lo que lo movía era preocupación. Quería asegurarse de que mis heridas hubieran cerrado por completo.

Tragué saliva y, con algo de pudor, levanté el borde de la prenda hasta mostrarle mi costado. La cicatriz que me había hecho en una de las caídas que tuve mientras huía todavía se veía enrojecida cruzaba mi piel, pero ya no había fiebre, ni dolor agudo. Él se inclinó un poco, examinándome con atención, con los labios apretados en una línea tensa. De pronto lo vi acercar su mano a mi brazo derecho, en él las marcas de los cortes eran evidentes. Su dedo índice trazó lentamente una de ellas, la más extensa, la que Vaelric me había hecho un par de días antes de huir.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir su toque, me estremecí, pero no fue porque doliera, sino porque su toque se sintió extraño, diferente.

Él se dio cuenta y alzó la mirada hacia mi.

—Estoy bien… —susurré, con un hilo de voz, como si necesitara tranquilizarlo.

Se alejó.

Cuando bajé la tela de nuevo, me encontré con su mirada fija en la playera que llevaba puesta. Era demasiado grande para mí, me cubría hasta casi los muslos, y recordé que era de él. El gesto en su rostro cambió, una mezcla entre incomodidad y conciencia repentina.

Fue entonces cuando caí en cuenta de lo obvio. No tenía nada más para vestirme. Y él… él lo entendió en el mismo instante que yo.

Por primera vez, lo vi llevarse una mano a la nuca, como si aquella revelación lo incomodara. Bajó la vista hacia el suelo y luego, con un suspiro que apenas escuché, me dirigió una mirada fugaz. Le silbó a Fenn y salió de la cueva dejándome sola.

(Kael)

Después de asegurarme que la herida en el cuerpo de Naia estaba bien vi la cicatriz en su brazo, y no pude evitar tocarla, no entendía como alguien podía haberla lastimado así. Sabía que había sido obra de vampiros, ellos eran crueles, más aún cuando se trataba de comida, aun así eran demasiados cortes los que Naia tenía sobre su piel. Y me resultaba extraño que la hubieran dejado vivir tanto.

Cuando sentí su cuerpo vibrar, me alejé. Entonces volví a mirarla y me di cuenta de que seguía vestida con mi ropa, así que después de dejar a Fenn cuidándola salí, necesitaba traerle ropa adecuada. Y me dirigí al único sitio donde sabía que había alguien que podía ayudarme con eso.

El aire olía igual que cuando partí, húmedo y denso, impregnado de leña y tierra. El sendero hacia la aldea se me antojó eterno, aunque lo conocía de memoria. Cada roca, cada árbol que flanqueaba el camino guardaba el eco de un recuerdo que me pesaba en el pecho.

En mi interior, no había firmeza, solo una tensión amarga. Hacía tiempo que no regresaba aquí, y nunca pensé que lo haría por necesidad. No por mí, no por buscar refugio, sino por alguien más… por ella.

Al fin, las primeras casas aparecieron entre los árboles. Techos de madera oscura, paredes levantadas con troncos y barro, humo escapando de las chimeneas. Las risas de los niños se mezclaban con los sonidos de martillos y voces que trabajaban. Todo seguía igual… y, sin embargo, me sentía un extraño, como si pisara un territorio que ya no me pertenecía.

Algunos me vieron pasar. Sus rostros se endurecieron al reconocerme. Bajaron la voz, me señalaron desde lejos, como si mi sola presencia fuera una mancha sobre su mañana tranquila. Sentí esa hostilidad como brasas en la piel, pero ya estaba acostumbrado. Lo que nunca dejó de dolerme fue la certeza de que tenían razón: yo ya no era parte de ellos.

No me detuve. Sabía exactamente adónde ir.

La casa de Hassim era la más grande, construida en el centro de la aldea, con el emblema de la manada tallado en la entrada. Allí pasé tantas noches cuando era niño, riendo, corriendo por el patio junto a ella…

Y entonces la vi.

Lia salía de la casa con un cesto entre los brazos, el cabello recogido en una trenza desordenada, el rostro iluminado por esa sonrisa cálida que recordaba mejor que cualquier paisaje. Mis pasos se detuvieron sin querer. Durante un instante, el peso de los años se deshizo, y me vi otra vez niño, escondido junto a ella en el establo para escapar de los regaños de mi madre.

Sus ojos me buscaron, como si hubiera presentido mi presencia antes de verme. Cuando al fin nuestras miradas se cruzaron, dejó caer el cesto al suelo y corrió hacia mí.

—¿¡Kael!? —su voz fue un golpe en el pecho, cargada de una alegría que no esperaba—. ¡Por todos los dioses, Kael!

Me abrazó con fuerza, sin reservas, como si todo el tiempo transcurrido jamás hubiera existido. El calor de sus brazos me envolvió, y por un segundo creí que iba a quebrarme. Nadie me había recibido así en años. Nadie me había llamado por mi nombre con tanta ternura.

—Pensé que te habías olvidado de mí —dijo contra mi hombro, apartándose apenas para mirarme a los ojos—. ¡Mírate! Sigues igual… aunque te ves más serio —rió suavemente, como solía hacer cuando quería provocarme.

No supe cómo responder. Solo asentí y me encogí de hombros tragando el nudo en mi garganta. Ella era la esposa de Hassim ahora, lo sabía. Pero para mí seguía siendo mi amiga de la infancia, mi cómplice en las travesuras, la única que alguna vez me defendió de las miradas crueles.

—¿Qué haces aquí? —preguntó en voz baja, con un brillo de emoción y de preocupación a la vez.

No podía explicarle con palabras. Solo alcé la mano y le indiqué que debíamos entrar si Hasim se enteraba de mi presencia podría traerle problemas a ella.

Una vez dentro de la casa le pedí algo para escribir, y le indiqué que necesitaba algo de su ropa. Lia me miró en silencio un momento, y luego, con una determinación que me conmovió, asintió.

—Ven. Te daré lo que necesitas —dijo con firmeza, como si fuera lo más natural del mundo.

Y entonces recordé que no estaba del todo solo.

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Carola 😈🇦🇷
nos vas a matar de tanta tensión 😬 qué no la descubran 🙏
Carola 😈🇦🇷
porque noble pregunta que clase de criatura es?
✨✨Esmeralda Guzman✨✨
ojalá Kael y Naia terminen de darse cuenta que lo que está sucediendo es el amor más puro que pueda surgir entre ellos dos los dos son almas con cicatrices que curar y que mejor curarse mutuamente
Carola 😈🇦🇷
abrir con ella kael, tenes derecho, tú es un envidioso, prueba sabe que sos mejor, no lo dejes que te siga haciendo daño, no le des. ese poder😥
Carola 😈🇦🇷
me encanta la novela y no si estoy lista😬😬😬😬😬😬
Carola 😈🇦🇷
y ahi de nuevo el inseguro, ya esta hombre, eso si tenes que decirle quien sos
Carola 😈🇦🇷
nos saliste terco kael, récords lo que decía tu madre , lo demás no importa
Carola 😈🇦🇷
ella debe darse cuenta que si existen los vampiros, cabe la posibilidad que kael sea un ser sobrenatural y no humano, aparte esta fen, como ella no se da cuenta ?
Carola 😈🇦🇷
hay no sos más fuerte que eso, confía en ella mostrale quien sos, ella te va a comprender
Carola 😈🇦🇷
me encanta la novela, felicitaciones 👏🏾
Carola 😈🇦🇷
no hombre , acordate lo quebt2 dijo tú madre
eva quispe
Es una historia diferente, es fresca y excitante, me encanta como va
Carola 😈🇦🇷
están iguales.
Carola 😈🇦🇷
Noooo hombre todos tenemos derecho amar y los dioses no se equivocan como lo dijo tú madre que te amaba mucho
Carola 😈🇦🇷
el tiene miedo y siente lo mismo que vos , ojalá se sanen mutuamente
Carola 😈🇦🇷
No creo que ella te juzgue, ha. vivido ya demasiado
Carola 😈🇦🇷
pero si lo echo, porque quiere que venga a la reunión
Claudia Patricia Cruz Saa
No entiendo porque Kael sé quedó cerca , sí lo desterrados sé hubiera ido al mundo de los humanos
Carola 😈🇦🇷
ojalá Selene le hable
Carola 😈🇦🇷
si por Dios escucha a tu madre
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