"UN AMOR PROHIBIDO QUE NO MUERE
Kostas conoce a Athina, la hijastra de su hermana, en una boda. Es amor a primera vista, pero la edad y la relación familiar lo convierten en un tabú.
Cinco años después, Athina es secuestrada y Kostas se convierte en su héroe. El amor sigue vivo, pero el pasado y los prejuicios amenazan con separarlos.
¿Podrán superar las barreras y luchar por su amor?
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Capítulo Uno
“Hermano, me caso” Fueron las palabras que Kostas escuchó de boca de su hermana Alondra. Sin saber que en esa boda conocería a quien iba a ser su obsesión y su pesadilla.
Primero pensó que era una broma, y no es porque ella sea una mujer que no merezca rehacer su vida; antes, por el contrario, era algo que él por muchos años había deseado, pero que ya no lo creía posible. Pero al ver su genuina sonrisa y el gesto de que le estaba entregando una invitación, ya vio que era en serio.
Alondra es su media hermana, y enviudó hace veinte años cuando estaba recién casada y tenía dos meses de embarazo. Eso fue casi devastador para Alondra y, si no fuera por los cuidados de su madre española y por Kostas, se habría muerto ella junto a el bebé que llevaba en su vientre.
Kostas la cuidaba en su tiempo libre; estaba en la universidad y abriendo un emprendimiento con su amigo de toda la vida Athanassios, por lo que pasaba las noches cuidando a su pequeña hermana. Con esfuerzo nació su sobrino Constantin, quien fue el consentido de su familia.
—Vamos a ver, mi hermanita, con quién se va a casar. —Cuando Kostas abrió el sobre, casi se cae de la impresión. Su hermana de 38 años se iba a casar con su socio Athanassios. —¿Es broma?
Alondra, muy nerviosa, no sabía cómo explicar que Athanassios iba a ser su esposo.
—No, Kostas, no es broma. Atha y yo retomamos una relación que tuvimos hace dos meses cuando viajamos a Roma, y nos dimos cuenta de que somos el uno para el otro —Explicó Alondra.
—Hace dos meses. ¿En el evento del empresario del año? —Kostas no lo podía creer, ambos fueron a ese evento en su representación, pues debía de asistir al juzgado a una citación por su divorcio.
—Sí, en ese evento. Kostas, Atha y yo nos amamos. Por eso nos vamos a casar. —Kostas no dijo nada más pues fueron interumpidos.
En ese momento se abrió la puerta y entró Athanassiau, el socio de Kostas. Con la elegancia que lo caracteriza, se acercó a Alondra dándole un estruendoso beso.
—Mi bella prometida, ¿ya le diste la invitación a mi querido socio? —Preguntó en tono burlon.
—Sí, amor, y tal como pensamos, quedo muy sorprendido. ¿Cierto, hermanito? —Ya Alondra más calmada, trato de seguirle la burla a su prometido.
—Sí, mucho. No queda más que desearles muchas felicidades en su matrimonio —Contestó Kostas.
—Gracias, socio. Alondra y yo queremos que seas nuestro padrino de bodas junto a mi hija Athina. Esta es una gran oportunidad para que se conozcan. Ella tendrá un día de permiso del internado para asistir a la boda.
«Athina, la hija de mi socio, será la madrina» pensó Kostas.
—Pero tu hija es una niña. ¿Cómo va a ser la madrina? —Kostas no entendía que eso se pudiera hacer.
—Kostas, mi hija ya tiene 17 años, en dos meses cumplirá los 18. Es toda una señorita y además es muy bella. Se parece a mí, jajaja. —Athanassiau se reía feliz de tener a su lado a su hija en ese día tan especial.
—Me imagino. —Pensaba Kostas, pues su amigo Atha, como le decían de cariño, tenía un gran porte y elegancia.
A pesar de que hace veinte años trabajaban juntos, Kostas jamás conoció a la hija de Athanassiau, pues fue fruto de un romance en un viaje que hizo a la isla de Patmos; la chica quedó embarazada y ella nunca le dijo de la existencia de la niña.
Cuando Athina cumplió diez años, la mamá se enfermó gravemente y en su lecho de muerte le pidió a su abuela que contactara a Athanassiau y le dijera que se hiciera cargo de la niña. Luego, Athina fue llevada a un internado de señoritas, pero en cada vacaciones Athanassiau viaja con ella a algún lugar del mundo que Athina quiera conocer.
Él la quiere mucho, y la niña es consciente de que su papá es una persona muy ocupada, por eso los momentos padre e hija son muy valiosos para ella. Los atesora en su corazón; y, dos veces al año, que son sus vacaciones escolares, elige sitios turísticos para irse con su papá, que no escatima en gastos con ella.
Llegó el día de la boda de Alondra y cuando la organizadora de la boda lo llevó a que se ubicara el altar, allí se encontró con unos ojos que lo miraban con admiración.
—Señor Kostas, por favor, se ubica al lado del novio. —Él le Hizo caso a la organizadora.
Kostas, al llegar al altar, saludó al nervioso novio. Pero no quitaba la vista de la chica que esta a su lado con un hermoso ramo de flores de colores, que tampoco lo deja de mirar, y le sonríe con admiración. Athanassiau se da cuenta de eso y los presenta.
—Hija, te presento por fin a mi socio. Saluda a tu tio Kostas —Athanassiau la presenta.
—Yassou, tío Kostas, qué alegría conocerlo. Mi papá me ha hablado mucho de ti. —Athina, de manera cariñosa, le entregó el ramo a su papá y se acercó a Kostas con los brazos abiertos y le dio dos tiernos besos, uno en cada mejilla, acompañado de un abrazo que transmitía la emoción de la chica.
Un gran saludo griego que dejó a Kostas pasmado, pues cuando Athina dijo "tío Kostas", sintió que algo se removió en su interior. Era imposible dejar de mirarla, y aún más que ella no dejaba de hacer contacto visual con él. Pero cuando le dio los besos y el abrazo, esto lo dejó sin palabras.
No había tenido tiempo de recomponerse de ese saludo, cuando entró su hermosa hermana del brazo de su orgulloso hijo Constantin. Quien estaba feliz de que su mamá se fuera a casar con un gran hombre como lo era Athanassiau.
La boda terminó sin contratiempos y en la recepción Kostas pudo bailar el vals con la madrina de la boda. Athina estaba feliz de bailar con Kostas. Su papá le hablaba mucho de él; cada que viajaban juntos escuchaba con entusiasmo las anécdotas que le contaba de su amistad, de cómo forjó Hygeia Kostas Silas, y cómo después lo hizo su socio con un mínimo aporte de su herencia. Athina estaba muy agradecida, pues por esta acción, su padre la ha podido acompañar en cada viaje que ella sueña emprender a su lado. Pero su mayor sueño era conocer a Kostas, y cuando su papá le informó que se iba a casar con Alondra y que esta era la hermana de su socio, Athina no cabía en la felicidad. Y ahí estaba ella junto a su idolo. Le sudaban las manos y mantenía una gran sonrisa. Lo miraba y detallaba cada facción de su rostro y lo quería grabar en su mente.
Gracias Angie por compartir tu gran talento con tus lectoras.
Vamos por más ☝️🤪🫂😘