Patricia Álvarez siempre ha creído que con trabajo duro y esfuerzo podría darle a su madre la vida digna que tanto merece. Esta joven soñadora y la hija menor más responsable de su familia no se imaginaba que un encuentro inesperado con un hombre misterioso, tan diferente a ella, pondría su mundo de cabeza. Lo que comienza como un simple encuentro se convierte en un laberinto de secretos que la llevará a un mundo que jamás imaginó.
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Primera prueba
Punto de vista de Alejandro
Una hora paso desde que llegó el desayuno y nos dispusimos a salir, pero una llamada interrumpió nuestros planes. Por la expresión de Patricia pude identificar que no se trataba de alguien de su agrado
—¿Por qué no contestas? —Pregunte intrigado.
—No tiene importancia, solo es alguien molesto. —Dijo sin darle mucha importancia.
—Puede que sea tu novio, —sugerí sabiendo de la existencia de Richard Meléndez.
Su expresión se volvió fría al escuchar la mención del novio.
—No tengo ningún novio, pero si no me crees, dejamos esto así igual no soy de las que se arrepienten de sus decisiones. —Respondió, su voz llena de determinación y una firmeza asombrosa.
—Te han dicho que te ves hermosa cuando estás enojada. —Trate de suavizar el momento.
Su teléfono volvió a sonar, pero está vez no dudo en contestar la llamada.
—Disculpa, debo contestar está llamada, —con una sonrisa dijo: —hola mi loca amiga. ¿En qué problema te metiste ahora? —su tono fue de confianza, era obvio que estaba hablando con mi hermana.
Hubo un silencio de parte de Patricia, pero claramente se escuchaba a Daniela diciéndole algunas cosas aceleradas.
—¿A qué hospital la llevaron? —Pregunto con angustia en su voz. —Voy contigo, espérame en la entrada del hotel.
Patricia colgó la llamada agarrando su bolsa con prisa. —Tengo que irme, después te llamo.
Me interpuse en su camino, no podía dejarla ir así. —¿Qué está pasando?, —pregunte con preocupación genuina.
—No sé, solo me dijeron que mi mamá está en el hospital y que me necesitan allá lo más rápido posible.
Patricia salió rápidamente sin darme tiempo a reaccionar, así que decidí ir tras ella sin poder llegar a ella antes de que subiera al ascensor. Marque el otro elevador y después de unos dos minutos finalmente las puertas se abrieron, para cuando llegue al vestíbulo Daniela y ella se habían encontrado, no sabía cómo reaccionaria Patricia al saber que era el hermano de su amiga, pero no podía dejarla sola en este momento.
Sintiendo una presión en el pecho me arriesgue a acercarme a ellas, la primera en verme fue Daniela quien me saludo caminando a mi encuentro.
—Hermano, pensé que te habías ido, —comento, —necesitamos llegar a la ciudad lo más pronto posible, crees que puedas ayudarnos con eso.
Pose la mirada en Patricia, una ola de desilusión se dibujó en su rostro, pero rápidamente la cambio por una de preocupación. Las cosas eran más serias de lo que parecían. O al menos fue lo que yo intuí.
—Si, claro. Puedo pedir prestado el helicóptero del hotel para llevarlas a la ciudad, —dije con la mirada puesta en Patricia.
Sin decir una palabra ambas me siguieron hasta el helipuerto en la azotea del edificio, ayude a mi hermana a subir al aparato, pero cuando quise ayudar a Patricia ella me rechazó lanzándome una mirada de desaprobación. Debí haberle dicho quien era desde el principio, sin embargo, no soy de los que dan explicaciones simplemente había lo que quiero y punto.
Sobrevolamos la ciudad una vista realmente hermosa que valía la pena admirar si la situación fuera distinta. Media hora después llegamos al helipuerto de un humilde hospital en la zona de mayor pobreza de la ciudad. Este lugar no tenía condiciones para atender a un familiar de mi mujer, por lo que pediría el cambio de la mamá de Patricia inmediatamente.
—Tranquila amiga, la señora Miranda es fuerte y saldrá de esto, —Daniela la iba consolando mientras caminaban hacia la sala donde la tenían. Por mi parte las seguía de cerca escuchando su pequeña interacción.
Finalmente, llegamos a una sala llena de personas que esperaban noticias de sus seres queridos, una mujer se acercó a Patricia visiblemente afectada.
—Por fin llegas, ¿dónde te metiste toda la noche? — le reclamo la mujer alterada.
—No es tu problema, mejor dime ¿qué le paso a mi madre? — respondió Patricia mostrando su carácter fuerte.
—No sé, cuando entre a su habitación está mañana se veía muy mal, así que la traje al hospital.
Algo me decía que esa muchacha hermana de Patricia estaba mintiendo. De la nada salió una figura conocida para mí, era el tipo dela foto el que decía era novio de Patricia.
—Mi amor, me tenías preocupado.
Cerré mi puño con fuerza queriendo partirle la cara por atreverse a llamarla así, pero cuando quise intervenir Patricia me detuvo con su respuesta:
—No te atrevas a tocarme, no soy ni tu amor ni nada por el estilo. Ahora déjenme en paz, yo solo quiero saber si mi mamá está bien.
Daniela se acercó a ella tratando de tranquilizarla, inmediatamente salió el doctor que estaba llevando el caso.
—Patricia, hija gracias al cielo llegaste... Tu mamá está preguntando por ti, —dijo el hombre mayor con mucha confianza.
—¿Cómo está ella? ¿Qué le paso? —pregunto mostrando angustia en su tono de voz.
El doctor hizo silencio mirando en dirección de la hermana de Patricia.
—Miranda recibió una fuerte impresión lo que ocasionó que su corazón sufriera, ahora necesita la cirugía con más prisa. Lo siento, hija sabes que he hecho lo que ha estado a mi alcance para ayudarla, pero hay cosas que se escapan de mis manos.
Los ojos de Patricia se llenaron de lágrimas, aunque ellas las contuvo mostrándose fuerte.
Después de hablar con el doctor entraron a una habitación, me quedé viendo en su dirección hasta que Daniela me interrumpió.
—Estás viendo mucho a mi amiga, ¿te parece que es hermosa?, —pregunto Daniela, —lástima que la conocieras en esta situación.
Mire a Daniela confundido, aunque una esperanza de no tener problemas con ella nació en mi corazón.
—Deja de decir tonterías, no es el momento. Mejor mira la manera en la que podemos ayudar a tu amiga, —aún no era el momento de decirle a Daniela que me gusta su amiga, no quiero que se haga ilusiones con algo que a lo mejor no funcione.
Patricia salió de ver a su mamá mostrando el cansancio del peso que llevaba, quería acercarme a ella y mostrarle mi apoyo, pero no queria que se sintiera incómoda, por lo que solo me quede en la distancia viéndola.
Que buena está la novela