Esta historia nos adentrará a un mundo mágico dónde los vampiros y los lobos acompañados de seres mágicos se enfrentarán una vez más por recuperar el poder y el amor.
Belfegor y Liz han tomado la decisión de llevar una vida tranquila y lo más normal posible, ya que su hija la pequeña Gabriela no volvió a dar señas de poseer poder alguno y decidieron que viviría cómo un humano cualquiera sin preocuparse por demonios ni brujas.
Juntos partieron hacía Washington para dar inicio a una nueva vida sin imaginar que en ese lugar su hija conocerá a su gran amor el cual la llevará al extremo del bien y el mal
Acompáñame a descubrir los secretos de esta nueva historia.
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1. ANGEL O DEMONIO
Después de aquella última batalla dónde el mundo se había restaurado por completo la gran familia de seres mágicos se había reunido para tocar un tema bastante importante, ya que se trataría el tema del futuro de la integrante más pequeña de la familia la pequeña Gabriela hija de Belfegor y Liz.
—¿Belfegor estás seguro de que alejarse de la familia es la mejor opción?
Pregunto Celín al esposo de su hija no lo veía como el temible demonio que era si no como el hombre responsable de la vida de su hija y de su pequeña nieta, ella pensaba que su decisión era bastante extrema y que tal vez no era lo mejor para Gabriela, ya que a pesar de que no había mostrado ningún indicio de poder mágico después de la última pelea creía que ella estaría más protegida por todos ellos si se mantenían unidos como la gran familia que eran, por otro lado el crecimiento de Gabriela se había detenido instantáneamente y ella parecía una niña normal de cinco o seis años con una belleza excepcional que atraía las mirada de cualquiera pues no era para nada normal ella diría que era una belleza única parecía un pequeño ángel caído del cielo. Pensaba Celín mientras esperaba la respuesta de Belfegor y sostenía a Gabriela entre sus brazos, la verdad era que no quería separarse de ella a pesar de que no tenían linea de sangre Celín amaba a Liz como si la hubiese parido y a la pequeña Gabriela aún más, pero sabía que esa decisión estaba fuera de sus manos.
—Celín sé que les duele tener que separarse de Liz y de su nieta, pero quiero que me entiendan creo que mi hija merece tener la oportunidad de crecer y vivir una vida que ninguno de nosotros ha tenido, ella merece tener una infancia tranquila después de todo lo que pasó en la última pelea.
¡Ella pudo perder a su madre para siempre y las pude perder a las dos!
Si nos quedamos aquí estoy seguro de que será un cuento de nunca acabar, por el simple hecho de ser quienes somos atraemos el mal y quiero darles la oportunidad a mi esposa y a mi hija de vivir aunque sea por un tiempo una vida tranquila para que se disfruten la una a la otra y aunque no puedan recuperar los años perdido si puedo hacer que el resto de su tiempo juntas valga mil veces más la pena.
Ya veremos con el tiempo que sucede tal vez con el pasar de los años los poderes de Gabriela despierten o tal vez no, pero si eso llegará a suceder no dudaré ni un segundo en regresar a casa.
Belfegor tiene razón madre después de todo ustedes pueden venir a visitarnos cuando quieran, dijo Liz apoyando la decisión de su amado esposo nadie más que ella quería que su hija tuviera una vida pacífica y lo más normal posible y al estar rodeada de todos ellos que eran vampiros y hombres lobo y brujas y sin mencionar a la reina demonio, sabía que Gabriela sé sentiría excluida y ella mejor que nadie sabía lo que se sentía el no encajar con todos ellos y no quería que su hija pasará por lo mismo y no poder explicarle el porque ella es tan diferente a los demás pues no sabían si en algún momento Gabriela tendría algún poder.
Liz era consciente de qué en cualquier momento los poderes de Gabriela podían despertar así como sucedió con ella, pero no veía la necesidad de presionarla, además no estarían solas, ya que su padre es el poderoso Belfegor y quién se atrevería a acercarse a ella sin pensarlo dos veces.
Pensaba Liz mientras observaba a sus padres y a todos los que estaban reunidos en aquella junta familiar dónde la gran mayoría apoyaba la decisión de Belfegor, ya que todos ellos en algún momento de su larga existencia habían deseado tener la vida de un simple mortal.
Después de esa tarde Belfegor y Liz se marcharon en compañía de Amoymon y Nibirus los fieles amigos de Belfegor y los protectores de Liz y ahora de la pequeña Gabriela.
Su viaje fue nocturno para evitar llamar la atención de cualquier extraño y también para que la pequeña Gabriela pudiera dormir durante el viaje pues este sería un viaje tradicional por avión para dar inicio a su nueva vida como simples humanos y para que Gabriela se fuera acostumbrando al ritmo de vida de una persona normal con el tráfico y los transeúntes de una vida cotidiana, ya que se olvidaría de los portales mágicos y viajes en el espacio tiempo al menos por el momento hasta que ella desarrollará sus poderes y si no fuese así entonces hablarían con ella de lo que son en verdad sus padres, pero por el momento sería su más grande secreto.
Nibirus se había encargado de la compra de la pequeña casona en la cual vivirían en las orillas de Washington era un lugar tranquilo con las comodidades cotidianas para los humanos, además Amoymon se había encargado de rastrear el lugar para verificar que no hubiera ningún ser sobrenatural de ninguna índole que pudiera perturbar la tranquilidad de la pequeña Gabriela.
Al llegar se instalaron en su nuevo hogar el cual ya estaba amueblado cortesía de Amoymon, él le había tomado un cariño muy grande a la pequeña Gabriela y le juró que no permitiría que nada malo le volvería a ocurrir, mientras él estuviera con vida.
Liz se encargó de adoptar su papel de madre en toda la extensión de la palabra así que apuntó a Gabriela al colegio para qué comenzará a socializar con niños de su edad, todas las tardes solían llevarla al parque para qué disfrutará de su niñez y de los atardeceres en familia y Belfegor le hacía ver los maravillosa que era la vida de todo ser vivo y de lo maravillosa que era la creación del todopoderoso.
Belfegor le inculcó a su hija el amor y el respeto a cualquier ser vivo y a disfrutar de los colores de las flores y sus aromas, del sonido de los árboles que se decían con el viento y que parecían susurrarle sus secretos al oído.
La pequeña Gabriela aprendió muchas cosas al lado de su padre incluso le enseño a hablar con él ser supremo todas las noches.
Liz amaba ese lado de Belfegor sabía que había escogido al mejor padre del mundo.
Los días pasaron con tranquilidad y armonía, la pequeña Gabriela fue creciendo a los ojos de sus padres el tiempo pasó volando Belfegor no podía quedarse en casa con las manos cruzadas así que abrió un pequeño negocio de vienes raíces un negocio nada ostentoso para no llamar la atención de nadie peligroso, pero también para poder justificar sus bienes económicos ya que su estatus económico era de un nivel intermedio.
Liz disfrutaba de su maternidad viendo crecer a su pequeña Gabriela la cual la sorprendía cada día con su inteligencia y belleza además de lo tierna y amable que era con todo el mundo y todo el tiempo le hacían saber lo mucho que la amaban, no perdían la oportunidad de llenarla de abrazos y besos como si fuera el último día de sus vidas. Al haberse saltado esos años desde que nació hasta ahora tenían la necesidad de disfrutar cada segundo a su lado.
Amoymon y Nibirus nunca se separaban de ella pues su encomienda era monitorear veinticuatro siete a todo el mundo que se acercaba a ella.
Los años pasaron y con tanta calma y Liz junto con Belfegor vieron crecer a su hermosa hija la cual había hecho una gran amistad con Amelia una niñita que conoció en el colegio y se volvieron inseparables, con el paso del tiempo Amelia adoptó una personalidad un poco oscura después de la muerte de su padre y se refugió en la amistad que tenía con Gabriela.
El tema de los seres mágicos y poderosos había quedado atrás pues estaba prohibido tocar ese tema en casa, ya que no querían que Gabriela se interesará en esos temas al menos no por ahora.
Ella estaba por cumplir quince años y su cuerpo se había desarrollado bastante para una chica de su edad dejando ver a una hermosa señorita con un cuerpo perfecto que no correspondía a su edad, esto llamó la atención de Liz y la llevo con su pediatra de cabecera Patricia era una mujer de mediana edad la cual se había encargado de Gabriela desde que llegaron a Washington.
No tienes nada de que preocuparte Liz los estudios que le hicimos a Gabriela salieron perfectamente así que digamos que fue bendecida con ese cuerpo perfecto que muchas mujeres envidiarán en su momento ja, ja, ja.
Sonrió Patricia, al pensar cuántas mujeres incluso ella se tenían que matar horas en el gimnasio y haciendo dietas de muerte para mantener un cuerpo tonificado y la pequeña Gabriela sin ningún esfuerzo tenía las medidas perfectas desde su adolescencia además de ser tan hermosa.
—¡Ella es perfecta!
Exclamó la pediatra, y bien ya le ha llegado su periodo?
Pregunto para anotarlo en el expediente de Gabriela.
No, aún no respondió Liz un poco preocupada por ese tema, ya que se le hacía que eso debió pasar unos años atrás.
—¡No te preocupes!
Eso es normal no todas las mujeres tienen su menstruación a la misma edad eso suele variar de acuerdo al organismo de cada una así que no te preocupes.
Liz salió del consultorio en compañía de Gabriela y no pudo evitar ver lo hermosa que era su hija para su edad además de ser muy bella era muy tierna y amable con todo el mundo pues no había maldad en ella, ya que en su entorno todo era amor y armonía.
Durante esos años de escuela Gabriela se había reforzado su amistad con Amelia una jovencita bastante introvertida después de la muerte de su padre Amelia había adoptado una apariencia dark, su aura era bastante oscura a diferencia de Gabriela que iluminaba cualquier lugar dónde hacía acto de presencia.
Eran como el Yin y el Yang decían sus compañeros de grupo, ambas chicas solían tener largas pláticas por celular de lo que querían ser cuando fueran adultas, Amelia quería adentrarse en el mundo del ocultismo y la brujería pues en los suburbios dónde había crecido se hablaba de leyendas de brujas poderosas era la primera vez que se atrevía a tocar el tema tan abiertamente con Gabi como todos la llamaban de cariño en el colegio.
—¡Estás loca Amelia eso no existe!
Exclamó Gabriela con un gesto de asombro por el comentario de Amelia.
—¡Nada pierdo con averiguar!
Respondió Amelia guiñando un ojo a Gabriela.
¿Acaso tus abuelos nunca te contaron historias de terror Gabriela?
Mi abuela lo hacía todo el tiempo antes de morir dijo Amelia por teléfono, de hecho hasta me regaló un tablero de ouija.
...—Mientes Amelia, no puedo creer que tu abuela haya sido de ese tipo de personas que creía en esas cosas, ella era muy tierna....
Te juro que es verdad Gabi es más cuando quieras puedes venir a mi casa para que veas que no es mentira, mi abuela decía que sus antepasados eran personas con dones especiales.
Gabriela escuchaba anonadada lo que Amelia le decía por teléfono pues nunca en su vida había escuchado hablar de algo similar, por supuesto que había visto muchas películas de terror, ya que le llamaba mucho la atención el tema de los vampiros y hombres lobo que veía en sus peliculas favoritas, pero como era de esperarse sus padres siempre le dijeron que eso no existía y así creció creyendo que solo eran cuentos para asustar a los niños pequeños, pero como toda adolescente se llenó de curiosidad por ver aquel artefacto del cual hablaba su mejor amiga.
Gabriela sabía que sus padres no le negarían el permiso si les pedía que la dejarán ir a casa de Amelia a pasar la noche.