Una Segunda Oportunidad

Graviano

Hacía unos días que no veía a Vicenzo Leggio e Iddo Verro. Había estado de viaje, me dirigí a Rusia, para poder tantear el terreno con la mafia allí. Tenía ganas de expandir mis horizontes y de agrandar mi cuenta bancaria. No es que el negocio que tenía con Leggio y Verro no fuera bien, pero si tienes dos por qué no tener cuatro? Quedarme solo en Italia sería no querer crecer, no querer ver más allá del horizonte, y reconozco que el poder y el dinero es algo que me llama. No tenía problemas en hacer negocios con otros mafiosos, pero tampoco tenía problema en traicionar, el tiempo diría que me sería más redituable.

Estaba pensando en esto cuando recibo un llamado de Leggio para ir a su finca, quería hablar conmigo de algo. Hasta ahí me dirigía y en el camino recordé que estaba esta muchacha allí, que podría aprovechar este viaje para traerla conmigo, para no hacer el viaje dos veces, ya que la maldita finca queda lejos.

No me faltaba la compañía femenina, podía tener a la que quisiera, por las buenas o por las malas. Me gustaban los juegos violentos a la hora del sexo y tenía los gustos más perversos. Esa niña se había convertido en mi capricho, desde el primer día en que la ví. Su miedo, su miedo era palpable, podía olerse. Y aunque se podía ver por los golpes en su cara que no la trataban muy bien, era hermosa. Tenía ganas de hacer con ella lo que quisiera, lo que se me antojara. No veía la hora de poseerla.

Luego de las formalidades fuimos al grano de la conversación, se me había hecho raro desde la llamada, que solo fuese conmigo la reunión.

- Bien Leggio, sé que está charla no es solo para trivialidades, imagino que hay algo que debes querer hablar conmigo, sin la presencia de Verro, te escucho.

- Me gusta que seas tan directo, sé por buenas fuentes, que has estado en contacto con los rusos.

- Y eso es un tema de conversación por qué?.

- Por qué imagino que has ido a tantear el terreno y estoy igual de interesado. Estoy un poco harto de esta paz que hay aquí, que si bien nos permite "trabajar" tranquilos sin problemas, desde cuándo se comparte y se trabaja en conjunto con otro grupo de mafiosos?.- Me responde Leggio, pude notar un poco de hartazgo en el tono de su voz

- Entiendo, estás un poco aburrido de solo ganar plata, quieres un poco más de acción?.

- Quiero expandir mis horizontes, quiero que mi organización crezca, quiero ser la mejor sino la más importante de las organizaciones de Italia. Lo quiero todo.

- Vaya Leggio, cuanto sueño, cuanta avaricia. Bien déjame pensarlo. Una pregunta, por qué a mi?

- Verro no hubiese querido, él está muy cómodo con esta suerte de paz que reina, y está muy apegado a sus reglas, valores y códigos.

- Tú no tienes códigos, Leggio?.- Le pregunto un poco sorprendido de que casi me confesara que es capaz de traicionarme sin siqueira habernos asociado aún.

- Creo qué a veces las reglas deben romperse.

- Está bien, déjame pensarlo y te aviso.

Hablamos algunas cosas más y me disponía a irme cuando pregunte por Ofelia.

- La chica, crees que pueda llevarla hoy?.- Él me mira y luego sigue con sus cosas.

- Ella ya no está aquí, Verro la compro.

- Cómo?.- No podía creer lo que escuchaba, sentía la ira apoderándose de mi cuerpo.

- Si, Verro la tiene, él la compro. Es de su pertenencia ahora, si la quieres para la cena habla con él.

- Y por qué la compro?.- Pregunto con un enojo notable.

- No lo sé, supongo que para lo mismo que tú.- Y me dirigió una mirada junto con una sonrisa casi macabra.

Me despedí y salí del lugar hecho una furia. No podía creer que ese estúpido la haya comprado, que ella esté en su poder. Sabía muy bien que quería tenerla, que quería probarla, por qué demonios la compro? Nada me enoja más que me saquen algo que es mío. Pero esto no se iba a quedar así, de una forma u otra ella iba a terminar en mi cama, suplicándome que pare.