El Destino Te Guardo Para Mí. (Editando)
AVISO
+18
Aclaro que todo lo que está aquí, relatado, es producto de la imaginación. Nunca he estado de acuerdo con el machismo y el maltrato físico y verbal hacia las mujeres. También encontrarán uno que otro error ortográfico, así que pido disculpas, en cuanto me vaya quedando el tiempo iré Editando la historia.
Si alguno de ustedes cree que esta Novela es un poco violenta, favor abstenerse de leerla y dejar comentarios negativos.
No siendo más que disfruten la lectura.
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10 Años atrás…
-Debemos llegar antes que ellos, o nos mataran- menciona mi padre haciendo que mi madre sollozara muy fuerte. - ¿Qué hiciste Noah, porque estamos huyendo? -Pregunta mi madre angustiada.
-Ahora no te lo puedo explicar amor, no es el momento. -Mi madre observa a mi padre con desesperación.
-¿Mamá, porque papá conduce tan rápido? -preguntó -Ella da medio giro a su cuerpo y me observa dejando a la vista una enorme sonrisa -Porque debemos llegar a tiempo al aeropuerto o el avión nos dejara. - Acaricia mi mejilla y yo suspiro. -Abróchate el cinturón cariño, toma ponte tus auriculares y escucha tu canción favorita, no te preocupes por nada, estaremos bien. -Te lo prometo. -Ahora sé buena niña y obedece. ¿Ven acá? -Acerco mi cuerpo y me da un tierno beso en mi cabeza.
-Tome los audífonos y los Lleve a mis oídos, la melodía de rosas de la oreja de van gogh, inundo mi conducto auditivo. Es una de mis canciones favoritas, con solo escucharla me llevaba a otro lugar, pero la circunstancia no permitía que me concentrara. No podía dejar de observar a mis padres. Cuando de pronto mi madre llevo sus dos manos hasta su cara cubriendo su boca, apretó sus ojos y sollozo más fuerte… Y no había dudas, ¡algo terriblemente malo sucedía! Me asusté cuando la vi lanzarse encima de mi padre y lo golpeaba con tanta fuerza sin importarle ocasionar un daño. Dirigí mis manos a los oídos para retirarme los audífonos, Pero como si hubiera pasado en cámara lenta vi a mis padres rodando por toda la cabina del auto, mi cuerpo se zarandeaba de un lado a otro, mi madre gritaba mi nombre, mi cinturón se desabrochó sentí un fuerte golpe en mi cabeza que me dejo perdida en la oscuridad… Una oscuridad de la que no debí haber despertado nunca.
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Actualidad…
-Mamá… mamá,
-Despierta Cariño, es solo un sueño.
Siento suaves apretones en mis brazos que me hacen despertar de mi pesadilla, Una que cada día trato de olvidar, pero al parecer el destino se ensaña en que la tenga presente. Me incorporo y siento como mi pecho sube y baja producto del perturbador sueño, la sabana que cobija mi cama está mojada del sudor que broto mi cuerpo durante toda la noche. Paso mi mano derecha por mi cara producto de la frustración… Hace un mes empecé a soñar con la noche del accidente, donde mis padres perdieron la vida, ¡No sé a qué se debe!, tal vez sus almas no están descansando en paz y a través de mis sueños quieren manifestarme algo…
-Estás bien. Pregunta mi hermana Catalina, veo la preocupación envuelta en su rostro.
-Sí, solo fue un mal sueño. Respondo, acomodando mi cuerpo para sentarme en el filo de la cama.
-Últimamente, has estado muy ansiosa, te dije que no dejaras las terapias con la psicóloga.
-No te preocupes cata, solo fue un mal sueño, debo dejar de comer comida chatarra a altas horas de la noche.
Pero sabía que me estaba engañando a mí misma, nuevamente siento ese hueco en mi corazón. Durante 9 años luché por tener una vida normal, por olvidar todo lo que viví. Después del accidente, al abrir mis ojos, me encontré en una habitación de color blanco, el fluido del ruido, contaste del equipo médico y olor a desinfectante, me confirmaron que estaba en el hospital, y que todo era real.
Con tan solo 10 años, debí enfrentarme a la realidad, mis padres habían muerto y yo sobreviví gracias a que el cinturón de seguridad se desprendió de mí en el menor momento del impacto; es duro aceptar que ya no estarán las personas más importantes de tu vida, las que te cuidaban con amor e incluso daban la vida por ti.
Cuando me dieron de alta el sistema de menores, hizo su trabajo alojándome en un orfanato. Ninguno de mis familiares que por cierto nunca conocí quisieron la responsabilidad de hacerse cargo de una chiquilla. Mi núcleo familiar, por parte de madre y padre, nunca se llevaron bien y jamás estuvieron de acuerdo con que mis padres se casaran, no conocía los motivos y cada vez que le preguntaba a mi madre desviaba el tema.
El orfanato en el que pase seis meses, no era como en los cuentos de terror, las mojas siempre fueron muy amables conmigo, en especial la madre Aurora. El cuarto que compartía con niñas de mi edad se volvió un refugio donde dé vez en cuando podía despistar todo el dolor que estaba instalado en mi corazón.
Tres meses más adelante, me llevaron a entrevistarme con un juez, me hicieron muchas preguntas, sobre mi padre que, por supuesto, desmentí, jamás lo vi participar o hacer cosas indebidas que dañaran la integridad física de una persona. Siempre fue un hombre bueno, siempre me daba los mejores consejos para que fuera una mujer de bien y servible ante la sociedad. Al cabo del tiempo la madre superiora se volvió muy meticulosa con las visitas que hacían al orfanato… Siempre pedía apoyo al personal de la policía. Una noche, mientras caminaba por el pasillo que dirige a la dirección, la escuche, hablara por teléfono. Mencionaba que estaba arriesgado todo por proteger a una alumna que era buscada por una organización criminal de norte América. Todos los días llegan muchos niños a este orfanato, y la causa principal es porque son víctimas de la violencia, matan a sus padres y ellos quedan vagando sin rumbo alguno, y las bandas criminales está detrás de alguno de ellos para castigar sus faltas.
-Cariño, me preocupas, te vas a otro mundo y luego regresas, hoy llamaré a la psicóloga, debes retomar tus terapias.
-Mi hermana recorre toda la habitación. -No entiendo por qué dejas la ventana abierta, el frío de la noche puede hacer que enfermes. Protesta
-Estoy bien Cata, solo fue un mal sueño. -Respondo levantando mi cuerpo de la cama, mis pies tocan la madera fría del suelo, sobre mis pies camino hacia el baño, cierro la puerta y dejo salir todo el aire comprimido en mis pulmones, apoyándome sobre el lavabo. Me miro al espejo, el bulto negro que adornan mis ojos, producto de muchas noches sin poder dormir bien.
-Ya llevas un mes en la misma situación Sara. Escucho la voz de mi hermana del otro lado.
Trato de ignorar su comentario, ocupándome en mi aseo personal, retiro mi pijama rápidamente y entro a la ducha, abro el grifo y despacito de bañarme con agua caliente, dejo que el agua fría, haga contacto con mi piel haciéndome sentir un ardor que acepto, mientras mi cuerpo se acostumbra.
-Cariño, te espero abajo, debo platicar contigo algo inesperado. Menciona cata y apenas logro escuchar.
-Está bien, en quince minutos estoy contigo. Respondo pasando las esponja por cada parte de mi cuerpo.
Veinte minutos pasaron mientras hice toda mi rutina mañanera, al salir de la habitación, camine a la cocina, para ayudar a cata con el desayuno, pero fue en vano porque cuando pise el último escalón ya todo estaba sobre la mesa.
-Toma asiento -Escucho a mi hermana que sale de la cocina con dos platos en las manos, terminando de acomodar lo poco que hace falta para completar un desayuno totalmente completo.
Moví la silla del comedor, y tomé asiento, la fruta y el olor a pan recién horneado, provocaron que mi estómago se revolcara de hambre, cata fue a la cocina y al volver se acomodó justo frente a mí.
El silencio nos acompaña por un momento, pero eso no era motivo para no comer, así que tome el tenedor entre mis manos y pinche un pedazo de manzana, cerré los ojos e hice un mohín con mi boca, estaba deliciosa, dulce y jugosa. Al abrir mis ojos, me enfoqué en el rostro de Cata, la veía preocupada, pocas veces la notaba de esa manera.
-¿Qué sucede?. -Pregunté, llevando la tasa de café a mis labios.
-Cariño, debo viajar a Miami por una semana. Por órdenes directivas debemos tomar una capacitación. -Dijo un poco pensativa.
-Y que te detiene. -Respondí comiendo un pedazo de pan.
-Sara, no te veo bien. -Espeto cruzando sus brazos. -¿Crees que en el estado de ansiedad que estás podría irme tranquila?
-Cata, eso no es nuevo, sabes que tengo mis recaídas, y son momentáneas, ten por seguro que pasara… Además. -Tú has luchado mucho por ese empleo y ahora que lo tienes, no te limites por mí. Yo estaré bien, ya no soy una niña, me las arreglaré estos días sin ti, y para que estés tranquila, prometo retomar las terapias con la psicóloga. De todas maneras, tendré mi mente ocupada, la otra semana son los exámenes finales, el semestre está por terminar y debo estudiar mucho, también debo ir a la pastelería, así que no tendré mucho tiempo para dedicarles a mis delirios. Dije terminando mi desayuno y era cierto, a veces entraba en crisis y era solo unos días, luego todo volvía a la normalidad, así que por nada del mundo permitiría que ella tomara mis locuras mentales, como una excusa para no viajar.
-Prométeme que me llamaras si necesitas algo, no importa la hora, recuerda que siempre puedes contar conmigo. Expuso con un poco de angustia.
-Te lo prometo, le respondí con una enorme sonrisa en mis labios... Mi mente me decía que la idea de quedarme sola 7 días, era bueno para mi independencia, aunque debo admitir que me da un poco de angustia, mi hermana y yo, nunca nos hemos separado por tanto tiempo, somos el apoyo de la una a la otra, y he llegado a la conclusión que ella es muy egoísta, se limita demasiado, por brindarme toda su atención, y eso es otro tema que tendré que tratar con ella en otro momento.
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Salí de la casa y empecé mi caminata hasta la universidad. El recorrido era corto, ya que estaba situada a diez cuadras de la casa, tuve suerte porque en el mismo sector encontré trabajo en una pastelería medio tiempo. Cuando cumplí diecisiete años tomé la decisión de buscar empleo, ya me sentía una carga para catalina. Aunque ella nunca estuvo de acuerdo porque no tenía la mayoría de edad y decía que ninguna empresa asumía la responsabilidad de emplear menores.
Decidí hacerme la de oídos sordos, y empecé mi búsqueda.
Aún recuerdo como si fuera ayer, cuando me estaba dando por vencida, he iba a hallarle la razón a mi hermana, nadie se encarta con menores de edad; cuando vislumbre un letrero en un negocio pequeño que estaba ubicado cruzando el parque principal “se necesita mesera”.
Flash Black.
***Entre y observé el lugar, era pequeño, las paredes estaban pintadas de marrón con estampados azules, había diminutos juegos de comedor de 3 puestos a cada lado, camine hacia la caja observando a un hombre, su edad estaba en promedio de 25 años, unos lentes adornaban perfectamente su rostro, y estaba tan concentrado en su computadora que no se había fijado de mi presencia.
-Carraspee – Buenas tardes, estoy interesada en el puesto de mesera – aquel chico levanto la mirada observándome de arriba abajo, no sabía si lo hacía por morbo o por mi físico de niña.
–Tienes la mayoría de edad, o el permiso que delega el ministerio de trabajo para menores-Enarco una ceja
Me quedé pensando por un momento si debía mentir o no, era la única oportunidad que me quedaba, llevaba un mes buscando trabajo y nadie me aceptaba por no tener la mayoría de edad, le pedí a mi hermana que me firmara el permiso, pero no quiso cooperar.
-Así que decido contestar… Umm si la edad no interfiere entre dos personas que desean estar juntas, porque ha de interferir en mí, que deseo trabajar honradamente para pagar mis estudios.
-Él retira sus anteojos y los pone en el escritorio, puedo notar que trae un tatuaje en el dorso de la mano, la cual lleva y sostiene su barbilla – Mira niña, si tú eres menor de edad y te enamoras de un hombre 10 años mayor que tú, es tu problema. Si yo te contrato y las autoridades se dan cuenta, ¿sabes qué le pasará con mi negocio? -Negué con mi cabeza
-Lo primero que podría pasar es que me pongan una multa de unos cuantos miles de dólares, eso tomando como medida chantajear a las autoridades. O segunda clausuran mi empresa de manera permanente. ¡Crees que estoy dispuesto a arriesgar todo por emplear a una menor? - preguntó! Y yo solo calle.
-¿Por qué estás buscando trabajo siendo menor de edad?, ¿es que tus padres no te proveen lo necesario? O eres de esas chicas rebeldes que al primer llamado de atención se escapa de su casa.
No supe que contestar, la sola palabra, padres, era suficiente para que mi corazón se apretara. - Me observó por un momento, dio un suspiro y blanqueo los ojos.
-Mira chiquilla, no andes buscado lo que no se te ha perdido, hay mucha gente que se aprovecha de este tipo de situaciones, nadie te pasa por desapercibida, eres bonita, pero ingenua, cualquiera se puede aprovechar de ti.
-M-Mis padres fallecieron. – No sé por qué lo dije, nunca me gusto que me miraran con lástima, es más odio cuando lo hacen. Pero de alguna manera debía callarlo, no soportaba que mencionara a mi familia.
Todo quedo en silencio, observándome por unos minutos – Lo siento no sabía… siento mi intromisión… Pero entiende, no puedo emplearte, eres menor de edad.
-Entiendo… quería salir corriendo de ese lugar, pero debía afrontar la situación, estaba segura de que no sería la primera ni la última vez que debía enfrentarme a la lástima de los demás.
-¿Te molesta si me dices cuanto es la paga?. Le pregunté.
-Siete dólares la hora, porque la pregunta, ya te dije que no puedo emplearte.
- Bien dame una oportunidad mira… Págame la mitad de lo que ofreces\, si ves que no doy la talla tomas el pago por las molestias ocasionadas. Ponme a prueba una semana\, por favor.
-En su boca se reflejó una pequeña sonrisa, no podía negar que era un hombre apuesto, sus ojos eran verdes como un manantial, cabello castaño, piel trigueña, ante los ojos de cualquier mujer era un Adonis.
-Lo siento, pero no estoy dispuesto a correr ese riesgo, cuando cumplas tu mayoría de edad tienes las puertas abiertas.
-Doy un suspiro de desilusión, y es que si no pude conseguir algo tan simple como un trabajo de mesera no podía conseguir nada más.
-¿Te puedo dejar mi currículo por si cambias de opinión?-lo dije de una manera suplicante y él hace un gesto de molestia estirando mi brazo para entregarle el currículo.
-Claro, te llamaré en un año cuando cumplas la mayoría de edad. – Fue un gusto conocerte, Sara Mussolini. Reviso mi hoja de vida y mi apellido lo pronunció muy despacio, parecía sorprendido con mi información.
-Así que le di las gracias, di la vuelta y tomé el camino hacia mi casa.
-Al siguiente día, el teléfono sonó.
-Hola-contesté
-Me puede comunicar con Sara Mussolini. Responden en la otra línea.
-Quien la necesita. –Se me hizo extraño porque nadie me llamaba, excepto mi hermana.
-Alonso Peñalver, el dueño de la pastelería donde Rogaste trabajo ayer.
-Rogar nunca te rogué trabajo- le respondí
-Bien, si aún deseas el puesto, es tuyo, hora de entrada 14:00
-Di un brinco de felicidad, estaré hay mañana puntual, muchas gracias por la oportunidad, señor Alonso. Colgué y brinqué en toda la casa de felicidad y desde entonces trabajo en P&M.
Fin del flash Black.
Sacudí mi cabeza y sonreí, me detuve detrás de una camioneta que estaba estacionada al costado de la calle, la cual obstaculizaba la visibilidad del tráfico. Miré hacia los dos lados para cerciorarme del tráfico, pero lo que presencie fue a un hombre recostado en la puerta de ese coche, di un brinco del susto y mis libros cayeron al suelo. Me incliné para recogerlos y en ese momento pude sentir el peso de su mirada. Enderece mi cuerpo y lo observe a los ojos, su aura era seria, el humo que inhalaba lo exhalaba con mucha tranquilidad, me sentí incómoda con su mirada, así que cruce la calle casi corriendo. Al llegar a la universidad sentí un gran alivio, como si me hubiera quitado un peso de encima. Camine por el largo pasillo que dirige a mi clase de Historia del arte y civilización. Al ingresar mi teléfono celular sonó, revise la pantalla y ella se mostraba el nombre de Cata.
-Hola Cata -conteste la llamada
-Hola Sara, llamo para avisarte que ya estoy en el aeropuerto, mi vuelo sale en media hora, así que aproveche para despedirme… Discúlpame esta mañana se presentó una urgencia en el hospital, debí salir a prisa, y no pude despedirme Sara.
-No te preocupes Cata, entiendo que tu trabajo es de mucha responsabilidad, disfruta de tu viaje. Te amó, debo colgar o el profesor me dejará por fuera de la clase. Exclamé.
-Bien, cuídate mucho, y habla con tu jefe para que te deje salir un poco más temprano… Es peligroso que andes tan tarde caminado en la noche, hay mucho loco en la calle. En cuanto llegue a Miami y me instale, te llamo.
-Si hablare con él, no te preocupes, que tengas un feliz viaje. Te adoro. Objete
-Y yo a ti. Adiós.
Cuando colgué la llamada sentí cierta nostalgia, era como si fuese la última vez que escucharía su voz. Sacudí esos malos pensamientos, últimamente ando en un desequilibrio emocional y debo empezar a controlarlo o me volveré loca.
Tres días pasaron y mi rutina cada día la sentía más larga, las clases se me hacían Eternas y el turno en la pastelería, era de nunca acabar. Cuando salía de casa, me inquietaba, sentía que cada paso que daba era vigilado, cuando llegaba a la universidad sentía un alivio enorme, igual que en las noches cuando llegaba a casa.
La clase de dibujo técnico era una de mis favoritas, porque podía exponer todo el potencial que estaba reprimido dentro de mí. Estaba tan concentrada terminando mi trabajo antes que el profesor llegara, cuando un grito hace que por poco pierda mi equilibrio y caiga al suelo.
-¡SARAAA! rubia ingrata ¿Dónde te has metido? ¿Por qué no contestas mis llamadas? -gire mi cuerpo hacia esa voz chillona, que era inconfundible…. Hice una cara de molestia, porque de verdad era incómodo que todos se fijaran en mí cuando Steffi le entraba el deseo de molestar.
-Una pregunta a la vez y por favor baja la voz. -Le contestes a la única persona con la que tengo entablada una pequeña amistad.
-He tratado de comunicarme contigo. -Te dejé un recado con tu hermana. - ¿No te lo dijo?.
- Niego con mi cabeza. Tal vez lo olvido ha estado muy ocupada en el trabajo.
-Bien entiendo…. El sábado haré una fiesta de despedida y estás cordialmente invitada. Da muchos brincos palmeando sus manos como chiquilla recibiendo golosinas.
-No iré. Respondo sacando mi agenda de la mochila.
-Que. ¿Por qué?, al menos espero que tengas una excusa valedera, o de lo contrario sacaré tu trasero aburrido de tu humilde hogar. Su expresión era seria.
-Steffi Sabes que no me gustan esa clase de reuniones. –Fiesta corrigió ella. –Bueno, fiestas, no encajo en esos sitios, no me gusta como las personas se faltan al respeto y pierden la conciencia por el alcohol.
-Tú, como siempre de aguafiestas, parece que una anciana de 80 años hubiera reencarnado en tu cuerpo. Bufa
-Tal vez. –Reí ante su comentario
-Oye Sara, soy tu única amiga en la U, porque te alejas de la gente, algo muy traumático, debiste pasar para que seas tan aburrida.
Me quedé en silencio, el día que todo acabo para mí, decidí llevar mi vida lo más alejada posible de la sociedad. Fue muy difícil renunciar a lo que deseaba estudiar, siempre me incline por las ramas judiciales, mi padre decía que Derecho era una excelente carrera, pero después de su muerte, ya nada surgió igual, le tenía pánico a socializar con otras personas. Así que decidí inscribirme en Arte e historia. Cuando estuve en el orfanato, la pintura se volvió en mi pasatiempo favorito, con el tiempo la intensifiqué y me pulí, al grado que quise aprender de ella un poco más.
Recordé el primer día de clase, ver tanta gente de mi edad, me resulto aterrador, pero poco a poco empecé a encajar, la amistad con Steffi fue toda una locura. Una mañana iba camino a la universidad, llovía muy fuerte, pero no me detuve a campar, debía presentar un relato, que definiría mi nota final, así que no tome por excusa el clima, de pronto ella pasó como alma que lleva el diablo en su coche y toda el agua sucia que estaba acumulada en un hueco chispeo todo mi cuerpo, quedando lavada en lodo. El rechinar de las llantas traseras de su Porsche hizo eco por toda la calle, se bajó de su auto, juntando sus manos pidiendo disculpas. Me ofreció llevarme y a prestarme un poco de ropa que tenía guardada en su casillero. No teniendo otra opción debí aceptar su ayuda. Y desde entonces es con la única que tengo una pequeña amistad.
-Que pasa contigo eres hermosa, todos me preguntan por qué eres tan solitaria. -En especial él. -Señalo a un chico que estaba sentado en la parte de atrás del salón. Fruncí el señor y la miré.
-Él se llama Alek y te quiere conocer….
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Updated 36 Episodes
Comments
Claudia Luna
la historia me llamo la atención y yo ya e leído de este tipo de historias y al leer me llamo la atención y estaré aquí hasta el final de la historia 😉
2023-10-05
4
silvia
Entonces la leeré me llamó la atención 😉gracias
2023-08-06
0
Viviana Hernandez
𝕖𝕤𝕥𝕒 𝕟𝕠𝕧𝕖𝕝𝕒 𝕞𝕖 𝕖𝕟𝕔𝕒𝕟𝕥𝕒 𝕖𝕤 𝕝𝕒 𝕤𝕖𝕘𝕦𝕟𝕕𝕒 𝕧𝕖𝕫 𝕢𝕦𝕖 𝕝𝕒 𝕝𝕖𝕠 𝕗𝕖𝕝𝕚𝕔𝕚𝕕𝕒𝕕𝕖𝕤 𝕞𝕚 𝕒𝕦𝕥𝕠𝕣𝕒 😍
2023-04-28
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