dos vidas al borde del abismo, sus sentimientos y emociones se cruzan, sueños inalcanzables.
Sora un chico de 19 años que ha abandonado sus sueños y Mai una chica de 18 que no sabe como avanzar, a donde nos llevará su encuentro.
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cap 10: Recuerdos Lejanos
La secuela donde asistía Mai, suele estar en la cima de una colina no muy alta, ella caminaba todos los días, las mañanas en el pueblo eran hermosas
en el pie de la colina solían esperarlos sus amigos, Kaito, Sato, Cecili y Emily, solían hacerlo todo juntos, andaban de un lado a otro y en el pueblo eran muy queridos, solían ir a donde los más ancianos tomaban su café para jugar ajedrez con ellos.
Jugaban a la pelota con los más chicos y se divertían haciéndolo, y los días más tranquilos llevaban al hermanito menor de Kaito a buscar caracolas en zona de la playa.
Los días pasaban y aunque siempre habían las mismas cosas para ver, nunca tenían las mismas actividades, como por ejemplo, ayudar al papá de Mai con las entregas.
Y después de ayudarlo por la tarde todos se sentaba en la vereda del supermercado a tomar helados, luego como de costumbre terminaban su día comiendo en la casa de alguien más.
Correteando y jugando, riendo sin parar o pensar en el futuro, solo siendo adolescentes, la escuela también era divertida, los maestros solían hablarles del pasado, de sus vidas de adolescentes, y terminaban siempre con lecciones de vida.
Emili, Cecili y Mai solían hacer pillamadas en la casa de una y luego de la otra, más que hablar sobre chicos, terminaban hablando sobre que vestido preferían o que pintura de uñas les quedaba mejor.
Emili es una chica extrovertida muy simpática y divertida, siempre subiendo el ánimo y siguiendo las locuras de los chicos aunque siempre las empezaba ella.
Cecili era más tranquila, una chica calmada y callada pero que no le tenía miedo a hablar, del grupo de ellos fue la primera en tener un celular.
aunque solo lo usaba para mirar videos de perritos y gatitos junto a sus amigas.
En cambio, los chicos Kaito y Sato, terminaban jugando toda la noche a los videojuegos en casa de Kaito, comiendo frituras, golosinas, y tomando refrescos para seguir despiertos, aunque el sueño siempre les terminaban ganando.
Sato un chico alto, con un estilo sombrío para un pueblo de tanta alegría, pero era divertido, solo salía si estaba con amigos, o quedaba en su casa jugando juegos, es uno de esos chicos un Gamer.
Todos se conocieron en la escuela durante su segundo año de secundaria baja, debían formar un grupo de estudios, y como ellos eran nuevos, la maestra los junto a los cinco para formar el grupo.
A medida que los dias pasaban, Mai se hacía más y más cercana a ellos, se la pasaban en el lago qué se encuentra en medio del pueblo pescando, sentados comiendo y jugando.
A veces solían ir a las colinas subían y bajaban, solo para ver quien se cansaba más rápido, y Emili les ganaba a todos, esto enojaba a kaito quien la retaba una vez más y como era de esperarse volvía a perder.
Mientras quedaban tumbados a los pies de la colina de tanto correr, kaito y Emily seguían haciéndose desafíos para ver quien era el mejor, pero Emily le ganaba de una manera u otra.
Las risas no faltaban, y los días se hacían cada vez más largos, los días en que solía hacer mucho frío, todos corrían rumbo a casa de doña Yuka.
Ella les preparaba chocolate caliente y les contaba historias del pueblo en el pasado o sobre su vida pasada, y ella escuchaba lo que estos cinco amigos tenían para contarle.
En un pueblo pequeño era normal conocer a todos, era tranquilo y siempre muy rutinario, pero para ellos en aquel entonces no había nada igual, todo era más divertido cuando estaban juntos.
Pasaban los días y los meses, hasta acabar el año, la gente del pueblo solía tener la tradición de subir a las colinas y ver el primer amanecer del año.
Mai y sus amigos solían ir todos juntos con sus padres, allí hablaban y reían tomaban café y comían rica carne asada acompañada de las verduras qué doña Yuka les llevaba para que probaran.
Era un momento digno de ver, las estrellas resplandecían más y más, las luciérnagas rodeaban el bosque completo y hasta las podías confundir con las estrellas.
Los cinco amigos sentados mirando al cielo tomando café, tapados con una frazada y riéndose de las historias que contaban los adultos en el fondo.
Tomándose fotos con el celular de Cecili, quien siempre se prestaba para la ocasión, Kaito y Sato jugaban y apostaban para ver quien comía más picante, pero Emili siempre se metía y les ganaba a ambos.
"Espero esto dure para siempre", decía cecili, mientras miraba a los chicos jugar con Emily, luego mira hacia el cielo, "me alegra ser su amiga", le dice a Mai mientras le sonríe.
Mai mira a Cecili y luego a los chicos, la vista que tiene de ese momento es preciosa y hermosa, tanto así que no hay palabras para describirla, luego Mai se recuesta en el hombro de Cecili, y parece que todo está perfecto.
Terminan la noche viendo cómo el sol se asomaba por detrás de las montañas, el paisaje que en ese momento se producía ante sus ojos Era digna de ser admirada, todos viendo ese hermoso escenario que se producía ante ellos.
Terminando la noche y comenzando un día nuevo con una frase típica, pero que lo decía todo, "Feliz año nuevo".
Al empezar el año, todos ellos ya están en tercer grado de secundaria baja, nada a cambiado, pero Mai se levanta como siempre saluda a sus padres y sale tranquilamente a la escuela, afuera de su casa la espera Cecili quien se levanta temprano para salir a correr, al llegar por la esquina, donde termina la colina para ir a casa de Mai, cruza Sato quien las espera en una vieja para de Colectivos.
Los tres se dirigen a la escuela, saludando a uno y otro, gente que cruza y los saluda con un "Buenos días", y ancianos que les dicen, "Feliz año".
Los tres ya iban hablando sobre su graduación a penas comenzaba el año, y no tenían planes para ir a escuelas diferentes y seguirían yendo a la misma de ahora.
Al llegar a la escuela como siempre Al pie de la colina los esperaban Kaito y Emily, quienes ya estaban discutiendo para ver quien tenía más resistencia este año.
Al empezar la escuela, los maestros los reciben con una ceremonia de bienvenida, todos miraban atentos a los estudiantes nuevos, aunque ya se conocían en el pueblo era raro ver que ya habían crecido.
Escuchaban con atención lo que los profesores tenían para decirles, y nadie movía un dedo, el respeto y la consideración era algo que en pueblo siempre se les enseñó a los más pequeños.
Al terminar la ceremonia se dirigieron todos a sus respectivas aulas, aunque parecía todo viejo y ya antes visto por ellos, el ambiente comenzaba a cambiar.
Los chicos ya no jugaban juegos en el aula, o hablaban tonterías, comenzaban a fijarse en la chica, y a querer salir de novios con alguna de sus compañeras.
Y las chicas no se quedaban atrás, miraban a sus compañeros y empezaron a querer cazarlos para una o para la otra, en pocas palabras descubrían quienes les gustaba y quienes no.
En el recreo al primero que se le acercaron fue a Kaito, quien las rechazaba con una sonrisa, aunque no se despegaban de él, mientras que Emili lo veía con recelos y una mirada fulminante.
"va, chicos todos iguales", decía Cecili, mientras que Emily y Mai reían a tono de burla, "hey amigo ayúdame", decía kaito a Sato, quien también lo veía con recelo porque él también quería atención.
"y tu no seas como el", reclamaba Cecili a Sato, "y yo que tengo que ver con esto", le respondía Sato.
las tres chicas se miraron las una a las otra y comenzaron a reírse sin parar, Cacili mira a Mai, "¿tienes en mente a alguien que te guste?", y Emily con ojos grandes y curiosos y una sonrisa de oreja a oreja le dice, "enserió alguien te gusta", y Mai sonrojada de vergüenza les dice que no.
al salir de la escula todos juntos caminan bajando la colina, saludando y despidiendoce de sus demás compañeros. la colina hacia la escuela tenía una gran escalera de piedra blanca y árboles qué a sus costados dejaban caer sus pétalos en el camino.
Se dirigieron todos al café, allí como siempre tomaban y comían juntos, hablando de cosas sin importancia, como de juegos, películas, ropas, etc.
Los ancianos llegaban al café, y allí se saludan, los chicos se arriman a su mesa, y juegan con ellos al ajedrez como solían hacer.
Y así pasan poco a poco los meses los días, el vínculo entre ellos es más fuerte, los sentimientos ocultos de algunos de ellos es cada vez más notable.
El pasar del año, fue tan rápido para todos, otro año que voló rápidamente, sin darse cuenta lo que hacían o dejaban de hacer.