No todo puede ser color de rosa, ¿O si?
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Consejo de padre.
Mientras tanto, en Manhattan, Victoria recibió el mensaje de la amante de su marido. No importa cuántos números bloquee, ella siempre lograba contactarla de algún número nuevo.
Abrió el mensaje y su corazón acabó por romperse finalmente, al ver la foto de la joven sonriente quien le acariciaba el cabello a Alexander, quien dormía como un bebé.
Fue ahí, en ese mismo instante que Victoria lo entendió, entendió que su esposo no se arrepentía de estar lejos, mucho menos de tener una amante. No le importó sus años juntos, tampoco sus promesas en el altar y, mucho menos su pequeña bebé.
Fue ahí, cuando Victoria se dio por vencida para con él.
Más no lloró, ella ya no lloraría por ese hombre, ya no más. Se tragó el nudo en su garganta y sonrió a los invitados que estaban en su casa, pues hoy era 13 de Mayo, el cumpleaños de su pequeña princesa.
Hoy Lily cumple seis años, se suponía que Alexander debía estar aquí, celebrando con ella, pero conociendo las circunstancias, seguramente olvidó el cumpleaños de su propia hija.
Más Lily parecía no notarlo, o al menos eso pretendía, pues lo único que hacía era jugar con sus amigas y con su tío Cédric, quien en ningún momento la dejaba sola.
Victoria los observaba desde la distancia, se suponía que debía ser Alexander quien esté aquí, pero él ya no está. Le dolía, por supuesto, pues ella nunca hubiera imaginado que una cena fría y sin tema de conversación, hubiera sido su último momento como familia, pues luego de esta fiesta, ella solicitaría el divorcio.
Pero ella no era la única que observaba la escena de cerca, un hombre mayor, canoso y de expresión estoica también lo hacía. Se trataba de Robert, el padre de Alexander y Cédric. Él era un juez reconocido, muy inteligente y astuto.
Se encontraba apartado de los invitados, pues su mente estaba maquinando de la peor forma, él no se creía el cuento de que Alexander tuvo que viajar por trabajo. Él bien sabía cómo eran los hombres cuando una tercera persona aparecía en sus vidas. Lo sabía porque él le había hecho lo mismo a su amada esposa en su juventud, lo que lo llevó a perderla para siempre.
Y no era tonto, conocía a su hijo y sabía que nada era más importante para él que su hija, pero ahora él estaba de viaje, y quién lo suplantaba era Cédric.
El hombre solo tuvo que contar dos más dos para atar los cabos sueltos, más no diría nada, al menos no por el momento. Estaba seguro de que su nuera también lo sabía, porque aunque ella sonreía, en sus ojos había tristeza. Pero también notó como Cédric estaba a su lado, ayudándola en todo y atendiendo a los demás, como si él fuera el anfitrión del hogar.
La fiesta acabó luego de unas horas, más Lily jamás recibió una llamada de su padre. Desde que él le gritó, ella se juró a si misma que no volvería a llamarlo, pues no quería molestar. Pero anhelaba que su papá volviera para poder pasar su cumpleaños juntos, pero él no volvió y tampoco la llamó.
El día acabó y todos los invitados se fueron del lugar, incluido su suegro. El único que quedó atrás, fue Cédric, quien ahora ayudaba a Victoria a limpiar todo. Lily ya estaba plácidamente dormida, mientras que su mamá estaba en modo avión, tan fría y distante, definitivamente estaba pasando por el proceso de duelo.
—¿Vic, todo en orden? –preguntó Cédric, mientras la miraba con preocupación. Ella asintió con calma y cerró la llave del agua–.
—Necesito que me ayudes a conseguir un buen abogado de divorcios.
Esa petición lo tomó por sorpresa, pues creía que ella no tendría el valor de dejar a Alexander.
—¿Estás segura? No quiero que luego te arrepientas...
—Estoy segura, Cédric –dijo, interrumpiendolo–. Voy a divorciarme de Alexander Hottawer, y nadie va a impedir que lo haga.
—Entiendo, te ayudaré en lo que necesites.
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Mientras tanto, en Italia, Alexander estaba en la cúspide del placer, pues ver a Camila montándolo era todo un espectáculo. Más dicha vista fue interrumpida cuando su teléfono comenzó a vibrar, pero él lo ignoró por completo, no quería que nadie lo molestara ahora.
El problema comenzó cuando ahora el teléfono de Camila sonaba sin parar, ambos no entendían de quién se podía tratar, y el rostro de la joven se puso pálido al ver qué se trataba del padre de Alexander.
Cómo asistente, era su deber tener los contactos de los familiares de su jefe, en caso de una emergencia. Pero esta era la primera vez que el señor Robert la llamaba y no pudo evitar sentir miedo.
Se apartó de Alexander y contestó, intentando parecer profesional.
—Hola señor Robert, el señor Hottawer está en una junta ahora y...
—Dale el teléfono a mí hijo ahora mismo, sé que está ahí.
Un escalofrío de terror los recorrió a ambos y, sin decir nada, ella le cedió el teléfono a Alexander. Él lo aceptó, respiro profundamente y salió al balcón para poder hablar con su padre.
—Hola papá...
—Una amante, ¿En serio? No puedo creer que hayas caído tan bajo –comenzó, causando que la vergüenza se apoderaba de Alexander, porque había sido descubierto, no por su esposa, sino por el hombre que más admiraba, su papá–.
—Papá, por favor, comprende, yo...
—Yo también pase por eso, Alexander. Y tú mejor que nadie sabes cuánto sufrió tu madre por mis infidelidades –otro golpe, sí, él había visto a su madre llorar noche tras noche por culpa de las amantes de su padre. Se había jurado a sí mismo no ser así, pero ahora, entre ellos no había ninguna diferencia, le había sido infiel a su esposa, así como su padre lo fue con su madre–.
—Lo sé y lo siento, pero papá, Camila me hace sentir vivo –se defendió–. ¿Tienes idea de lo que es llegar a casa y ver a tu esposa sin arreglarse? Victoria subió de peso, ya no se arreglaba, dejó de ser bella. Y el sexo, joder, era más aburrido que leer un libro. En cambio, Camila me da la pasión que mí vida necesitaba. Por favor, no te pido que lo entiendas, solo no le digas a mí mujer.
—Alexander, siento mucha decepción al escucharte hablar así de tu esposa, la mujer que ha dado todo lo que tiene por ti y por tu hija. Eres mí hijo, por eso estoy llamándote ahora, porque yo pensaba como tú, creía que necesitaba una amante, pero pronto me di cuenta de que la persona que amaba era tu madre, y cuando por fin estuve listo para hacer las cosas bien con ella, ¿Qué pasó? Ella había dejado de amarme.
Él lo escuchaba en silencio, su niñez se revivía en su mente. Más no tenía el valor de decir nada.
—¿Qué quieres decir? –murmuró–.
—Hijo, si me dices ahora mismo que dejaste de amar a tu esposa, está perfecto, lo entiendo y te apoyo. Te ayudaré con el divorcio y todo lo que quieras –la palabra divorcio fue una bofetada para Alexander, porque aunque era un traidor, jamás en la vida se le hubiera ocurrido divorciarse de su esposa–. Pero si amas a Victoria y te preocupas por tu familia, entonces lo mejor es que traigas tu trasero de regreso a Manhattan ahora mismo.
—¿Por qué? ¿Hay algo mal? ¿Acaso Victoria lo supo?
—Hijo, yo no sé nada de mujeres, pero te lo digo ahora, no sólo estás perdiendo a tu esposa por una aventura sin sentido, estás perdiendo a tu hija. ¿Acaso olvidaste que hoy era su cumpleaños? Si, lo olvidaste, porque estabas en la cama con esa zorra.
El corazón de Alexander se cayó al suelo cuando escuchó las palabras de su padre, era cierto, había olvidado el cumpleaños de su princesa.
—Piensa bien lo que harás, Alexander. Si aún amas a Victoria, entonces estarás aquí mañana por la tarde. Pero, si ahora amas a tu amante, entonces no vengas y yo mismo me encargaré de los papeles de divorcio.
Sin más que decir, Robert terminó la llamada. No le dijo que su hermano lo estaba reemplazando, no, sólo le hizo saber que sus acciones tenían consecuencias. Ahora todo quedaba en él, en lo que sea que él eligiera.
quiero ver la reacción de tanta, que pasará con Alexander y camila y la.otra pareja .....
lo tienes bien merecido
siempre se sale adelante 🫣🫢🤫👋🇵🇦