La Protegida De La Bratva

Hola tía- ni bien salgo a la calle tomo mi teléfono y llamo a mi tía.

Alina ¿está todo bien? aún es temprano- me desarmo ante su voz -Ali ¿qué ocurre?-

Me despidieron, lo lamento en verdad lo lamento tía- le digo llorando en la puerta del bar, puedo notar como muchos me miran, pero no me interesa.

mandaré el auto- sé que está seria lo noto en su voz.

No, prefiero ir caminando, necesito relajarme- le digo secándome con la manga de mi campera las lágrimas.

Alina no es hora para caminar- me dice retándome.

Lo sé, pero no puedo llegar así a la casa, prometo calmarme y tomar un taxi en un par de cuadras- intento convencerla.

Bien, llama si pasa algo- me dice y le corto.

Debería haberme cambiado la ropa, pero estaba tan sumida en mi enojo, que solo tome lo mío de mi casillero y me fui, al menos me puse la campera encima, aunque no tapa mis piernas, pero siento tanta impotencia y enojo qué el frío de la noche pasa desapercibido.

Camino dos cuadras, cuando veo que hay un grupo de hombres más adelante, sé que no debería acercarme y tendría que tomar otro camino, pero para cuando me di cuenta mis pies seguían aun caminando.

Buenas noches, preciosa- me dijo uno de ellos y reconocí de inmediato la voz. Era el imbécil de Mateo qué iba a cenar con su mujer y siempre quería levantarme.

Hola- dije pasando por al lado de ellos.

Sentí como uno me tomaba del brazo y por instinto le di una piña en la boca.

Ah la leona pelea- mierda, justo a él lo había golpeado.

Otro de sus amigotes me tomo del cuello y me estampó contra la pared, sentí mi cabeza estrellarse con el filo del ladrillo y no tardo mucho en bajarme un líquido caliente por la nuca, mientras el idiota aún seguía apretando mi cuello y con la otra mano me recorría la pierna. Quería gritar y juro que lo hubiese hecho de no ser porque cada vez que intentaba abrir la boca su agarre se hacía más fuertes. Los tres sujetos restantes se reían de lo que su amigo me hacía, hasta que un sonido sordo se escuchó.

La mano que me sostenía del cuello perdió la fuerza y el hombre delante de mí cayó al suelo junto conmigo, me quedé apoyada en la pared, viendo como los otros tres se giraban para ver de donde había venido ese disparo.

¿Quién mierda son ustedes?- la voz de Marcos aún la distinguía a pesar de que se me empezaba a nublar la vista.

Así que a unos idiotas se les ocurre tocar lo que es mío, bien, los quiero en el galpón a los cuatro que quedan y jueguen un rato con ellos en lo que tardo en llegar- esa voz gruesa, ese cuerpo tan perfecto. Veo como se va acercando a mí y a pesar de sentir temor cuando estábamos en aquel cuarto, aquí lo siento como un salvador.

Camina hacia mí e intento enfocar mi vista, pero no lo logro, se agacha a mi altura y siento que su mano recorre mi mejilla.

Por favor, llévame a casa- le digo en un susurro esperando que todo lo que ocurrió hace un tiempo quedé de lado y me lleve adonde le pido.

Me toma en brazos y me levanta muy suavemente, lo escucho decirle algo a un compañero cuando nota sangre cayendo por mi cabeza. Siento como entramos en un auto y quedo sentada en sus piernas, me tapa con algo y empiezo a tener sueño.

No te vayas a dormir, conejita, necesito que te mantengas despierta por favor- su voz es suave y quiero verlo, pero tengo demasiado sueño y solamente puedo levantar la mano y ponerla en su pecho.

El auto comienza a moverse y el vaivén y la suavidad de todo hacen que me duerma, aún sentía como acariciaba mi cabello y hablaba, pero ya era un simple susurro lejano qué no entendía. Mierda mi tía iba a matarme, ahora como le explicaba que tenía razón, que jamás debería haberme ido caminando y debería haber esperado el auto.

Desperté al rato o al menos eso creo, la luz me ciega por unos minutos mientras y tentó entender donde estoy.

No te muevas- la orden y la severidad de la voz me hizo congelarme en el lugar.

¿Dónde estoy?- tenía la garganta seca, así que mi voz salió como rasposa.

Él estaba sentado a mi lado leyendo algo en su celular, pero me miraba fijamente. Note que sus ojos eran negros como la mismísima noche, aunque ahora no me daban miedo ni nada.

estás en una clínica privada, normalmente atiende a mi gente de confianza, así que te traje aquí. estás débil, el imbécil golpeó tu cabeza contra la pared y te hizo un pequeño tajo qué sangro bastante- me dijo levantándose y acercándose a mí -ya me comunique con tu "tía"- hizo comillas con sus dedos y no entendí a que se refería.

¿cómo pudiste llamarla? ¿Dónde está mi teléfono?- me voltee a ver la mesita de luz donde estaba mi bolso.

Aquí está- dijo sacándolo de su bolsillo -deberías haberle puesto un bloqueo que no fuese tu rostro, no me costó nada poder desbloquearlo. Busque su número y la llame, estará aquí en breve- me dijo devolviéndome mi celular.

No creo que ella pueda venir, debe quedarse con Selene, no está acostumbrada a estar sola- le dije mientras revisaba las conversaciones.

La mandé a buscar, así que vendrá- su enojo era evidente.

Tengo que hacer la denuncia por lo que ocurrió- le dije sin mirarlo.

¿Denuncia? Eso no es necesario, no volverás a ver a ninguno de esos idiotas- me dijo y cuando lo mire estaba con una sonrisa rara.

¿qué les hiciste?- sabía lo qué me iba a contestar, pero necesitaba escucharlo.

Solo te diré que no volverán a molestarte, en realidad no molestaran a nadie- su mirada se oscurecía con cada palabra.

Mi tía entró en ese momento, su mirada me decía todo y en breve tendría un buen castigo por lo que había pasado, pero también estaba preocupada y se le notaba.

Ali ¿estás bien?- dijo en cuanto llego a la cama y me abrazo con fuerte.

Feliz de verte de nuevo Mazzequeen, hablemos- vi como ella se tensaba y lo miraba fijamente, creí que se negaría y demostraría lo fuerte que era, pero no fue así.

Si señor, ya salgo. Haré entrar a Selene, no conseguí quien la cuidara un ratito así que debí traerla conmigo- mi niña ingreso en brazos de uno de los compañeros de este hombre.

Podía notar que ella no tenía una pizca de miedo, era normal a sus tres años no entendía el peligro, pero aparte de eso, el tipo que la traía en brazos se comunicaba con ella por señas, sabía su lenguaje. Note que el hombre a mi lado miraba todo con curiosidad y como comprendiendo mis palabras cuando me fui del bar.

Mama- me dijo ella con sus manitos en cuanto la dejaron en la cama.

Hola preciosa ¿fuiste una buena niña con la tía?- ella asintió con fervor y se acostó a mi lado.

Nos quedamos las dos mirando el techo y hablando con señas, mientras todos se retiraban de la habitación. Sentía incomodidad de dejar que mi tía se fuera sola con esos dos y esperaba que todo saliera bien.