Mi Harem De Venganza

El amanecer apenas asomaba cuando un grito desgarró la tranquilidad de la mansión Valemont.

—¡Aelinaaaa! —Era la voz de una sirvienta.

Aelina despertó de inmediato. Se lanzó de la cama y abrió la puerta.

El ala este de la mansión estaba en llamas.

"Han atacado."

Corrió descalza por los pasillos. Encontró a Lucas ya en acción, espada en mano, su armadura apenas ceñida.

—Mi lady, retiraos al refugio. No es seguro.

Aelina lo agarró por el brazo.

—¿Mis padres?

—A salvo. Los hemos sacado. Pero los atacantes buscan algo… o alguien.

Aelina comprendió al instante.

"Me buscan a mí."

—No me esconderé —dijo con voz férrea.

Antes de que Lucas pudiera replicar, un mensajero entró corriendo.

—Mensaje urgente del duque Dravenhart. ¡Envía refuerzos hacia aquí!

Lucas gruñó.

—Por los cielos... ¿también quiere ser vuestro salvador?

Aelina no respondió. En el fondo, sabía que lo que Kael hacía no era solo por deber.

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Minutos después, los hombres de Kael entraron en la mansión, liderados por el propio duque, montado en un corcel negro.

Al verla, Kael desmontó de un salto.

—¿Estáis bien? —preguntó, su voz más afectada de lo que pretendía.

—Lo estoy. Pero esta es solo la primera señal. Darius no se detendrá.

Kael tomó su mano, casi sin darse cuenta.

—Si tocáis a uno de los míos… no dejaré piedra sobre piedra —juró.

Lucas apareció en ese momento y los vio tomados de la mano.

Su rostro se oscureció.

—Mi lady... debemos asegurar el ala norte.

Kael sostuvo un segundo más la mano de Aelina antes de soltarla.

—Nos veremos pronto.

"Demasiado pronto", pensó Lucas con amargura.

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Tras contener las llamas, Aelina se reunió con Aurelian en su estudio.

Él parecía extrañamente calmado.

—Darius está perdiendo la sutileza. Esto fue un movimiento desesperado... o una advertencia.

Sacó un nuevo mapa.

—Tengo información: planean mover un cargamento de armas para reforzar a sus hombres leales.

Si interceptáis eso... su poder se debilitará.

Aelina lo miró.

—¿Me ayudarás a hacerlo?

Aurelian sonrió, sus ojos brillando con algo más que interés político.

—Haré mucho más que eso, mi lady. A estas alturas... no permitiré que nadie os toque.

Se acercó un paso, su tono más bajo.

—No sabéis cuántas noches he esperado a que me pidáis algo más que consejos.

Por un instante, Aelina sintió el vértigo de sus propias emociones.

"Aurelian... también tú..."

Pero en ese momento, Lucas irrumpió bruscamente.

—¡Lady Aelina, el duque Dravenhart ha enviado una escolta personal para protegeros!

Insiste en que estéis en sus terrenos esta noche.

Aelina arqueó una ceja.

—¿Ordena… o solicita?

Lucas apretó la mandíbula.

—Dice que si os niego protección, irá personalmente a buscaros.

Aurelian rió con suavidad.

—El duque empieza a perder su frialdad.

Lucas fulminó a Aurelian con la mirada.

—Y vos dejad de sonreír como si el corazón de mi lady fuera un trofeo.

Los dos hombres se enfrentaron, los ojos chispeando.

Aelina levantó la mano.

—¡Basta! No seré motivo de vuestra disputa.

Miró a ambos.

—Esta noche iré a la Torre de Ébano. No por sumisión... sino porque así es más seguro.

Pero quiero a ambos allí. Y con la espada en la mano, no con el ego en el pecho.

Lucas agachó la cabeza.

—Como ordenéis.

Aurelian sonrió de lado.

—Será un placer.

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Al caer la noche, Aelina llegó a la Torre de Ébano, escoltada por Kael y sus mejores hombres.

Kael la recibió en un salón privado.

Por un momento, solo fueron dos almas frente al fuego.

Kael rompió el silencio.

—Sé que os acercáis a todos nosotros con un propósito. Y que no debiera importarme.

Pero me importa. Y cada día más.

Se acercó.

—No os pido nada... solo que no me mintáis.

Aelina sostuvo su mirada.

—Nunca te mentiré, Kael. Pero tampoco puedo ofrecerte mi corazón… aún.

Kael tocó suavemente su mejilla.

—Esperaré. Y si algún día decidís entregarlo... no dejaré que nadie lo rompa.

Antes de que pudiera decir más, un grito resonó desde el exterior.

—¡Atentado! ¡Vienen por la lady!

Kael desenvainó su espada.

—Quedaos detrás de mí.

Pero Aelina ya empuñaba una daga oculta.

—No me esconderé.

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El salón estalló en caos.

Hombres encapuchados forzaban las puertas.

Lucas llegó primero, la espada sangrante.

—¡Lady Aelina!

Se interpuso frente a ella.

—Por los dioses… no permitiré que os toquen.

Aurelian apareció entre el humo, conjurando hechizos.

—Que ardan en su propia codicia.

Kael, Aurelian y Lucas se colocaron como un muro ante ella.

Aelina, respirando agitada, los miró.

"Mi red... mi fuerza. Y tal vez… más que eso."

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El ataque fue repelido… pero no sin consecuencias.

Uno de los captores dejó caer un pergamino al morir.

Aelina lo tomó con dedos tensos.

"Si queréis salvar a vuestra familia, acudid sola mañana al Bosque Negro.

Sin aliados. Sin protección. O vuestra sangre pagará su precio."

Aelina sintió que el frío le calaba los huesos.

"Han empezado a jugar con lo que más temo."

Lucas, al leer el mensaje, estalló.

—No iréis sola. Os lo prohíbo.

Aurelian lo secundó.

—Si dais un paso fuera de esta torre sin nosotros… os seguiré hasta el infierno.

Kael habló al fin, su voz baja y peligrosa.

—Si vais… yo iré contigo. Aunque eso signifique enfrentar a todo el reino.

Aelina los miró a los tres, el corazón palpitando.

"¿Hasta dónde estáis dispuestos a llegar... por mí?"