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EN PENUMBRAS

EN PENUMBRAS

Status: En proceso
Genre:Amor prohibido / Amor a primera vista / Profesor particular / Traiciones y engaños / Enemistad nacional y odio familiar / Secretos de la alta sociedad
Popularitas:3.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Lily Benitez

Azul Zetas nació en un entorno complicado, marcada desde su infancia por el abandono y el maltrato. Su madre biológica la dejó en casa de su abuela materna, que no le brindo el amor que se merecía, siendo maltratada y abandonada a su suerte. Un trágico incendio en la casa de su abuela marcó un giro inesperado en la vida de Azul. Fue la única sobreviviente, gracias a la intervención oportuna del oficial de investigación Franco Coen, que se sintió conmovido por la situación de Azul y decidió llevarla a casa de sus padres, intentando ofrecerle un refugio seguro. A pesar de las buenas intenciones de Coen, la ley lo obligó a devolver a Azul a su madre biológica. De nuevo, Azul se encontró en un hogar sin amor, bajo el techo de su abuelo materno, un policía abusivo y alcohólico. Un nuevo incendio llevo a qué Azul quedé bajo el cuidado de unos tíos que la tenían como sirvienta. El oficial Coen la acomoda en un internado para liberarla del sufrimiento. ¿Encontrará la felicidad y el amor aquí?

NovelToon tiene autorización de Lily Benitez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

9° Internado

Llegué a este nuevo internado, era un edificio enorme, parecía un antiguo castillo, las murallas eran altas que tocaban el cielo, todo en un color oscuro, las plantas trepadoras cubrian la pared externa, eran de pequeñas hojas, los escalones de la entrada estaban muy separados, parecían hechas para gigantes.

Me prendo del brazo del oficial Franco, siento que la cara me duele de tanto sonreír, la felicidad revolotea en mí interior, siento que me duele el pecho de tanto que mí corazón late, por fin siento que mí vida toma un giro.

-Estas asustada ¿Por qué lloras? Me pregunta preocupado.

-No estoy asustada, es que siento tantas emociones, pero no es tristeza. Le confieso con la voz ahogada.

Él me abraza, posa un beso en mí frente.

-Lamento que no pueda darte mucho. Me dice entregándome un cuaderno y una lapicera.

-Me está dando el mayor tesoro, la oportunidad de estudiar, hacer algo para mí futuro. Le respondo.

-Vamos, nos espera la directora. Anuncia sosteniendo mí mano.

Ingresamos en el inmenso edificio, era una obra de arte, el techo tenía unas pinturas de paisajes increíbles. Caminamos por un largo pasillo hasta llegar a una puerta oscura de madera de unos dos metros, aquí todo estaba construido como para personas muy altas, me sentía un duende entre gigantes.

-La directora los espera, pasen. Escucho que anuncia una joven de traje negro. No sé de dónde apareció, aquí pareciera que flotaran, no se escucha cuando caminan.

Al ingresar veo a una señora sentada atrás de un escritorio de madera en tono marrón, brillaba bajo la luz que colgaba del techo, ella lucía elegantemente vestida, tenía puesto un vestido oscuro que le cubría el cuello, de mangas largas, su cabello canoso alzado en un prolijo rodete, de la punta de su nariz colgaba un par de gafas de vidrio transparente y marco fino de oro. Sobre el escritorio estaba grabado directora Campofreda Clementina.

-AQUI NO PUEDE USAR LENTES OSCUROS. Escucho que dice ni bien levanta la cabeza al escuchar que ingresamos.

-Azul tiene sensibilidad a la claridad, ella ve mejor con los lentes oscuros. Le comunica el oficial.

Eran los lentes que el oficial me regaló, como los míos perdí en esa fiesta de jovencitas que quiero olvidar.

-Entiendo, jovencita quitese los lentes, quiero verla. Me pidió.

Me quite los lentes, note como me miró sorprendida, se aproximó sacándome el gorro del abrigo soltando mí larga cabellera.

-Vaya, espero que no ocasione problemas por su belleza. Anuncio.

-Ella no es de esa clase, no está en esas fibrolidades. Le comunico el oficial.

-Se sabe apegar a las reglas. Indagó.

-No tiene inconvenientes en adaptarse. Le responde el oficial.

-Tienes voz, o necesitas un traductor. Me consulto.

-Si señora. Le respondí.

-Si directora, jovencita. Me corrigió.

No me molestaba su manera fría de ser, nunca fui tratada de manera Cortés, salvo por el oficial Franco y Nahuel, por lo que su manera áspera no me incomodaba.

-Si directora. Le respondo.

-¿Qué habilidades tienes? Me pregunto, mire al oficial al no entender.

-Quiere saber que sabes hacer en relación al estudio. Me dice el oficial por lo bajo.

-Me gusta dibujar, leer. Le dije.

-Una artista, y letrada. Muy bien, acompáñenme, les presentaré a su jefe de dormitorios, quien la guiará al suyo, compartirá con otras jóvenes, tiene suerte quedó una cama vacía, la que era de esa cama tuvo que irse, su familia regreso a su país. Informo.

- Muy bien. Le respondió el oficial.

- Señorita Vega le traigo a la joven Zetas Azul, guiala a su dormitorio. Le señaló a una joven de apariencia sería, rostro redondo y contextura de luchadora de sumo, también tenía puesto un traje que consistía en saco negro con camisa blanca, pañuelo azul en su cuello formando un moño, pollera en corte tubo en el mismo tono y zapatos bajos negros acharolados, hasta el peinado del rodete prolijo.

- Si señora directora. Le respondió, mirándome de arriba a abajo con un gesto evaluativo.

- Oficial Coen acompáñeme a completar el informe del ingreso de la joven Zetas Azul, mientras ella se acomoda. Le indica la directora.

- Te enviaré tus cosas. Me dijo dándome un beso de despedida y me dejó un bolso negro de paso.

Asentí sin responder, ¿Qué cosas?, no tenía nada.

Seguí a esa joven cuyo volumen cubría casi la mitad del pasillo, nos metimos en un pequeño cuarto de metal, veo que ella apretó unos botones incrustados en la pared que decía un número dos y de golpe sentí que ese espacio se movió, me prendo de una barra que había en un costado, mí estómago subió a mí garganta.

- ¿ES TU PRIMERA VEZ EN UN ASCENSOR? Me pregunto.

- ¿Ascensor? Indague asustada, de golpe paro y sentí que mí estómago bajo.

Ella sonrió las puertas se abrieron y me indico para salir, mis piernas me temblaban al caminar, fue una sensación rara.

- Ya te acostumbraras, se ve que vienes del campo. Me dijo.

-Nunca conocí un ascensor. Le respondí agitada.

- Puedes usar las escaleras, si no te gusta el ascensor, está más que nada para aquellos que no pueden usar las escaleras, hay estudiantes que usan silla de ruedas. Me cuenta.

- Entiendo. Le respondo recuperando la compostura.

Llegamos a un cuarto que ella ingreso sin golpear, ahí vi a dos chicas jóvenes que estaban sentadas en un tipo escritorio escribiendo.

-Señoritas, les presento a su nueva compañera, ella es Azul Zetas, viene del interior de la provincia, sean amables.

Veo que se habían parado firmes ante nosotras.

-Soy Norali Cuyos. Me saludo una pecosa de sonrisa amplia y mejillas rosadas, sus ojos verdes, su cabello era largo y ondulado en un tono marrón rojizo, tenía puesto un vestido largo azul que le cubría sus pies con encaje, la otra joven igual.

-Soy Anhai Aranda. Se presentó la otra joven de cabellos oscuros cortos hasta los hombros, de ojos negros, tés blanca, de una expresión más sería.

-Es un gusto. Les respondo.

-Muestrenle donde tiene para ponerse el pijama, las luces se apagan a las diez, terminen sus deberes. Les señaló la jefa de dormitorio y se retiró.

Cuando se fue veo que las chicas suspiran.

-¿Por qué usas lentes oscuros? Me pregunto Norali.

-No seas atrevida, está mal preguntar eso. Le dijo la otra.

-No me molesta, es que la claridad me incómoda. Les dije.

-Asi que eres sensible a la luz, podemos ver tus ojos. Me pide Norali curiosa.

-No le prestes atención, es muy curiosa, tienes un vestido, de preferencia largo azul, en la cena debes lucir elegante, no está permitido ir así de manera deportiva. Me dice Anahí señalando mí atuendo.

-La verdad que no, aún no me trajeron mis cosas. Le miento.

-Yo te presto uno de los míos, capas te entre, no eres muy grande, somos casi la misma talla. Es el único momento que podemos vernos sin uniforme y mostrarnos a los chicos. Me dice Norali, se la veía entusiasmada por ello.

Me señala uno en tono azul claro, se ve que todas debían lucir elegantes, me fui atrás de una pared falsa que era el cambiador y me lo puse al salir las dos me miraron con la boca abierta.

-Pareces una de esas princesas de cuento de hadas. Dijo Norali sorprendida.

-¿Cómo haces para tener el cabello así? Son extensiones. Me pregunto Anahí.

-No se que es eso, es mí cabello. Le digo.

-Te lo voy a alzar. Me dice Norali que sin esperar mí respuesta lo empieza a peinar.

-Es tan sedoso. Dice admirando.

-Extensiones es cuando te agregan cabello que no es tuyo. Me explica Anahí, que se dirige a su cajón y saca a mostrarme.

-Ella lo usa porque su cabello no le crece mucho. Me cuenta Norali que me alza el cabello como si eso le gustará por la facilidad y rapidez que lo hace.

Tomo ese cabello que tiene como un broche en la punta.

-No sabía de esto. Comento.

-¿Acaso vives en una caja de cristal? Me pregunta Norali.

-Es que de dónde vengo casi no hay esto. Le respondo, no quería contarle mí triste pasado.

-Zapatos. Me señala Norali unos de tacón.

-No uso. Le respondo.

-Chatita entonces. Dice.

-Eres muy amable conmigo, eso que recién me conoces. Le digo.

Ella me quita los lentes y me mira a los ojos.

-Eres como un ángel, y podrías representar a nuestro cuarto en la elección de belleza.

- Nunca participe de eso, no sé cómo es. Le respondo.

- Déjame a mí, te enseñaremos. Me dice Anhai.

- ¿Por qué es importante? Le pregunto.

-Queremos vencer a las del salón rojo, se creen las mejores y siempre debemos esperar a que ellas elijan las actividades, ellas impusieron de ir a la cena así. Me cuenta Norali.

- Creí que la directora. Le digo.

- Está la junta de padres, el que más aporta, y tiene más influencia es el que impone las actividades extras, que sus hijitas piden, la directora solo es una figura, que por más que quiera decir que es la que toma las decisiones, como en todo, el dinero maneja aquí, pero si tu participas en nuestro nombre, le ganas en belleza a Cristal, haber si pueden negar eso ahora. Me cuenta molesta Norali.

-Estamos divididos en colores fríos y calientes, de este lado somos los frios. Me cuenta Anhai.

- Nuestro cuarto es el azul. Me dice Norali.

Al rato se escucha un timbre suave que suena dos veces.

-Debemos ir al comedor, tienes que sacarte los lentes. Me señala.

-Hazlo antes de entrar al comedor, ahí la luz no es tan fuerte, solo son veladores en la mesa que iluminan los platos. Me comenta Anahí.

Me paro a mirar ante el espejo y no puedo creer el cambio que tuve en pocos minutos.

Norali me mira pasando un poco de brillo sobre mis labios y me hace el gesto del pulgar hacia arriba como encantada por lo que logró conmigo.

-Vamos a ver a los chicos. Dice Norali entusiasmada.

-Le gusta un chico de tercero A, es el más popular, se llama Braian. Me susurra Anahí con un gesto como si le molestará.

-¿Te gusta algún chico? ¿Dejaste algún novio? Me pregunta Norali prendiendose de mí brazo.

-No. Le respondí.

-Eres muy hermosa, no te deben faltar pretendientes. Me dice.

-No me fijo en eso, solo quiero enfocarme en mí intelecto y ser alguien. Le respondí.

No les quise decir que si tenía alguien ocupando mí mente, y ese era Nahuel, solo él, no creí apropiado, debido a que Nahuel es mayor que yo, todo un universitario.

Al rato veo como desfilan chicas, en elegantes vestidos, como formando los colores del arcoiris, todas muy bellas, no se porque decían que yo les ganaría a las demás.

- Tus lentes. Me susurro Norali.

Me los quite colocando en un bolsillo del vestido, nos dirigimos a una mesa larga donde de un lado nos sentábamos todas las chicas y del otro los chicos, ellos usaban trajes de los colores de sus cuartos.

Norali me estiró señalando a un joven alto de cabello rojo y tés blanca de traje azul que se sentó ante ella.

- Norali. La saludo cortes, ella sonrió colorada.

- Braian. Le respondió.

- Anahí. Saludo un chico rubio a mí compañera de cuarto sentada a mí derecha, que se sentó ante ella.

- Luis. Le respondió sería.

Ante mí se sentó uno alto de cabello negro de rasgos como si fuera de otro pais, estaba serio, no expreso ninguna mueca.

Me sentía nerviosa, había muchos cubiertos en la mesa, al igual que platos y diferentes vasos.

Por lo que suspiré me enderece y use mí visión nocturna para copiar cómo se comportaban los demás, así no equivocarme.

Al mirar al frente vi los ojos oscuros de ese chico que me miraba fijo.

Nos trajeron un plato de sopa cremosa, veo que algunos toman pan tostado, otros solo la toman y algunos ni la tocan.

-No sos de tomar sopa, es de cuatro quesos. Me susurra Norali.

- Si la tocas debes tomar toda. Me susurra Anhai.

Suspiré nerviosa, tome la cuchara copiando como lo hacían, apenas la cargue y moje los labios, sabía bien la sopa, la cuchara me incomodaba, no estaba acostumbrada a agarrar cubiertos, la verdad que no solían darme para comer, por lo que la deje de lado y tome el tazón con las manos y la bebí de costado. Note que el joven serio hizo una mueca, dejo la cuchara y me copió.

Retiraron los platos y nos trajeron fideos.

De nuevo, ¿qué tenedor usar?, habían diferentes, divise unos palitos en un jarrón ante mí, recordé que vi en una película que usaban esos, de esas que mis primas acostumbraban ver y yo miraba de paso al estar limpiando, por lo que los tome, le pase la servilleta y use para comer los fideos. El chico ante mí me observaba y me copió, él tenía más facilidad para agarrarlos.

Termino la cena y trajeron helado de postre, deje limpio la copa, mí estómago se sentía feliz, yo me sentía feliz de comer tantas exquisiteces.

-Ahora viene el baile. Me susurra Norali.

Eso me puso nerviosa, yo nunca baile.

1
Josefina Solis
que directora tan injusta nomas porque el padre de crista tiene dinero
Josefina Solis
esta buenisima esta novela felicidades autora
Kuki Veliz
recién comienzo a leer parece buena
Lilyben
¿Tendrá una relación amorosa la directora con el padre de Cristal? /Doge/
Luisa Fernanda Aguilar Areiza
buen capitulo, siempre quiero más y más jiji
Sweet Lee.🖤
Omg! Qué emoción!

Continúa con está historia!.
Lilyben
La madre de Azul la protegía para que no abusen de ella.
Lilyben
De nuevo usaban a la niña para sacar dinero a las personas, eran estafadores todos.
BERNARDINA PASTELIN
dale una muerte dolorosa a ese maldito, por fas , escritora
BERNARDINA PASTELIN
si la quería , la ocultaba de su padre para que no lo hiciera lo mismo
BERNARDINA PASTELIN
protegía a su hija de su mismo padre, 🤬🤬🤬🤬
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