DESTINADA A UN ALPHA

Desde aquel día había transcurrido una semana en la que Rafael no paraba de pensar en esa mujer, quería estar a su lado, sentirla, fundirse con ella y hacerla suya.

A pesar de que el sentimiento que brotaba en su interior pudiera ser solo un impulso por la atracción de las feromonas, él sabía que había algo más allá de todo eso, porque no era solo su aroma, era su sonrisa, su voz y presencia las que lo envolvían, provocando que no hubiera un solo segundo en el que dejara de pensar en ella.

Era definitivo y no le daría más vueltas al asunto en intentar negar lo que estaba frente a sus ojos, sentía una irremediable atracción hacia la directora, reafirmando el sentimiento en el instante en que escucho a la mujer pronunciar su nombre con su dulce voz, provocando en él la necesidad de escucharla llamarlo nuevamente de esa forma en el calor del placer, con un tono de voz agitado y provocativo.

Tal vez sus sentimientos iban más allá del mero gusto, pero era algo que no sabría nunca, si no se proponía dar el primer paso con la mujer, a pesar de que esta ya hubiera dejado sus límites en claro, no era seguro si su decisión de mantenerlo en el límite se mantendría de forma permanente, si algo había aprendido en sus años conociendo a las mujeres era que, podía ser seres muy cambiantes y de pensamientos moldeables, solo se debía ser persistente y tener convicción para lograr el objetivo.

Así que, decidido a cambia la percepción de la mujer, Rafael se había impuesto la tarea de acercarse a ella de forma gradual, hasta lograr conocerla y que esta se interese en él. Siendo esta la primera mujer en la que se esforzaría por conseguir, así que no sabía que tan bien le iría en su cometido, pero no perdía nada con intentar en lugar de solo quedarse en la banca.

Para poder hacer un buen trabajo, debía realizar una investigación acerca de la mujer, ¿Cuáles eran sus hobbies?, ¿Prefiere series o películas?, ¿escucha música y de qué tipo le gusta?, su comida favorita, ¿Cuál sería?, ¿será alérgica a algo? Se ser el caso, ¿a qué?, era mucho el terreno que debía abarcar para poder llegar a ella, pero por algo debía comenzar.

-          Buenos días Directora – le dice muy temprano por la mañana, luego de estudiar con detenimiento, se había percatado que la mujer salía todas las mañanas a la misma hora, así que decidió comenzar a adaptarse a su rutina para poder tener la excusa de verla todas las mañanas.

-          Buenos días – le responde Amara, aunque su rostro mostraba una intachable inexpresividad, por dentro sentía una emoción, algo inexplicable ya que nunca lo había sentido, pero era agradable el verlo, aunque fuera por tan solo unos instantes.

-          Hola Martyn, Buenos días – le dice Rafael de forma amable al pequeño niño, mostrándole una sonrisa.

-          Buenos días – le responde el niño mientras se cubría avergonzado tras su madre.

La suerte que Rafael solía tener para agradarle poco a los niños, parecía no haber cambiado después de tantos años.

-          ¿Ya se ira a la oficina? –le pregunta Rafael a Amara

-          Si, aunque antes dejare a Martyn en su escuela – le responde de forma tasita

-          Espero que les vaya bien a ambos y que tengan un buen día– les dice sonriendo antes de despedirse para ir a su auto

-          S… Si, usted también – le responde avergonzada por el pensamiento que había cruzado su mente, era que el hombre se veía atractivo cada vez que le sonreía y a pesar de que se percató de que solía sonreírles a las demás personas, por algún motivo se le cruzo la idea de que para ella utilizaba una sonrisa especial, más cálida y cariñosa, aunque quizás solo fuera su imaginación.

Rafael subió a su auto y suspiro, su avance con la mujer era prácticamente nulo, tal vez no estaba haciendo las cosas como era debido y el modo de acercarse debía ser otro, o simplemente no tenía oportunidad alguna con ella.

Pero de ser ese el caso, ¿Por qué le ha permitido estar a su lado desde el primer momento?, aunque la directora le había especificado que todo lo que hacía era por el bienestar del proyecto, ¿era capaz de aparearse con cualquier Alpha si de ello dependía un negocio?, no, ella no parecía ser ese tipo de mujer, entonces ¿Por qué lo hizo con él?, sentía que su cabeza iba a explotar de tanto pensar.

Hecho un desastre llego a la empresa, donde no paraban de hablarle en todas las direcciones sobre uno que otro asunto. Entro en su oficina, se quitó el saco y lo colgó, se sentó tras su escritorio, respirando profundo tratando de calmar sus pensamientos que giraban en torno a una sola persona, “Amana Brenner”, nunca se había propuesto acercarse a una mujer o tratar de conquistarla, es por ello que no sabía si estaba en buen camino o si tan solo era una causa perdida.

Mientras seguía sumergido en sus pensamientos, tocaron la puerta de la oficina.

-          Adelante – le dice a la persona tras la puerta, aunque su tono de voz no demostraba agrado por ser interrumpido de esa forma

-          ¿Debía hacer una cita para poder verlo? – le dice Talia entrando en la habitación, riendo al darse cuenta de que por primera vez veía a Rafael hastiado.

-          Oh, no, no Talia – le dice incorporándose en su silla – es solo que, estaba sumido un poco en mis pensamientos – le dice acomodando unas carpetas tratando de disimular – pero cuéntame, ¿Qué te sucede? – le dice de forma amable.

-          Eso quisiera saber yo – le responde mientras se sienta frente a él - ¿Qué te sucede Rafael? – le dice preocupada

-          ¿A mí?, nada – le dice simulando con una sonrisa

-          No me engañas, te conozco más de lo que puedes aparentar, así que ya termina de contarme – le dice desvelando la fachada del hombre

-          Creo que a ti no te puedo mentir – le dice suspirando resignado – pues, la cuestión es que hay una mujer a la quiero acercarme, pero no sé de qué forma hacerlo – le dice encogiéndose de hombros.

-          Esa mujer, ¿La amas o solo te gusta? – le pregunta curiosa

-          No lo sé, siento una fuerte atracción hacia ella y quisiera saber que es – le dice confundido.

-          Descubrirlo es fácil, ni siquiera necesitas que la susodicha se encuentre presente – le dice Talia en tono tranquilo

-          Ah, ¿sí? – le dice incrédulo - ¿de qué forma seria? – le dice riendo

-          Fácil, imagina que esta con otro hombre que no eres tu – le dice despreocupada – solo cierra tus ojos e imagina la escena lo más clara posible, si al hacerlo no sientes nada entonces solo es una atracción, pero si por el contrario sientes un impulso de furia, la respuesta es más que obvia – le dice entre risillas

-          Si resulta que estoy enamorado de ella, ¿Qué podría hacer? – le dice confundido – no sé cómo lidiar con ello y mis esfuerzos no han hecho mucho – le dice suspirando

-          Si ese es el caso, solo ve de frente e invítala a salir – le dice en tono fresco

Tal vez Talia tenía razón y era mejor ir de frente ante esa situación, pero la ansiedad por arruinar la poca conexión que poseían en ese momento se apoderaba de él.