Cazada Por Mi Prometido

—¿Por qué estás de tan mal humor? –Dijo Erick mientras se sentaba frente a mí– acabo de regresar de viaje y me recibes con tan mala cara.

Erick había llegado de su viaje y me invito a un restaurante, quería relajar su mente después de un viaje tan atareado, pero mi mal humor era realmente muy evidente.

—No es nada, lamento tener mala cara –Dije y después Sonreí– solo estoy cansada y estresada, a penas esta mañana encontré a una actriz que puede tomar todos los papeles que Emily tenía, esa perra tenía trabajo agendado para dos años.

—Debiste rebuscar mucho para encontrar a alguien con tanto tiempo libre.

—Es una actriz principiante, nadie le ha dado muchas oportunidades y no ha hecho más que papeles secundarios sin mucho peso en la trama.

—¿Estás segura de esto? –Preguntó Erick un poco preocupado y desconcertado– no sabes si soportará el peso de un personaje principal.

—Lo hará, es una joven con talento y confío en ella –Sonreí un poco para mí misma– es una persona que conozco, se esforzó mucho para graduarse de la universidad de artes escénicas, pero su ascenso ha sido muy duro.

—Eso me tranquiliza un poco, por cierto, escuche que Alexander estuvo muy ausente estos días en su empresa ¿Te ha molestado?

—No…

Por momento cree un silencio incómodo, me sentí un poco mal por mentir, pues, Alexander había estado molestándome de forma constante, borrar su número fue inútil y lo único que podía hacer era ignorarlo ¿No entiendo por qué insistía tanto en molestarme?

—Bueno, me alegra escuchar que estás tranquila.

—¿Cómo te fue en el viaje? Ni siquiera me has contado algo sobre lo que hiciste.

—Mucho trabajo, al menos todo fue muy rápido y sencillo gracias a que ya tenía casi todo preparado.

—Me tomó muy en serio todo lo relacionado con trabajo, mi mayor orgullo es todo lo que he podido hacer a raíz de mu trabajo.

—Lo sé… –Erick sonrió e hizo una breve pausa– Eres una mujer muy interesante e independiente, me cuesta mucho creer que te aferraste tanto a Alexander e incluso luciste sumisa… lamento decirlo así.

—No importa, tienes razón y es una suerte que haya terminado esa mala obra de teatro.

Erick me miró por unos segundos y después volvió a comer con naturalidad, esa noche fue levemente agradable, después de eso Erick me dejó en casa y pude descansar, aunque debía empezar a buscar opciones de casas, estar en un departamento era cómodo, pero no lo ideal.

Al levantarme miré la hora, había despertado mucho antes que mi alarma y ya no tenía sueño, pasé mi mano por mi rostro con un poco de desesperación y me levante, al salir al balcón vi el paisaje a mi alrededor, el sol aún no salía del todo y las calles estaban ligeramente vacías. Sentir la brisa fría de la mañana en mi rostro me hizo soltar un suspiro placentero, era extraño sentirme tan relajada, estaba incluso un poco despreocupada, sin embargo, no pude evitar pensar en Alexander.

Estuvo molestando por días, pero yo no soy estúpida, tampoco tengo pensado ceder, mucho menos cuando sé que su arrepentimiento no es genuino, es más que obvio al ver la ligereza en sus palabras, si realmente estuviera arrepentido sus palabras se sentirían diferentes.

Honestamente, nunca lo entendí bien, mucho menos en los últimos años en los que su actitud y personalidad han cambiado tanto, incluso llegó a un punto en que sentí que estaba junto a un extraño, pero si sé cuando está siendo deshonesto o cuando solo quiere algo y ya.

No hay nada en mí que lo beneficie además de los tratos, proyectos y negocios en común, pero existe algo que nadie más podrá darle, es algo que ni siquiera él sabía que necesitaba hasta que ya no lo tuvo, lo que él quería era atarme a él para qué le dedicará todo mi tiempo y atención, él anhela mi amor y encerrarme en una jaula sin tener que asumir las responsabilidades que debe.

Recibir amor incondicional sin devolverlo es algo que él adora, me necesita en su día a día y es algo que no estoy dispuesta a aceptar, ya no deseo vivir de forma tan monocroma y vacía, si realmente está arrepentido espero que lo demuestre con acciones, porque no lo perdonaré fácilmente.

¿Cómo podría permitirme perdonar fácilmente a alguien que me hizo tanto daño? Al menos tenía claro ese pensamiento, el amor a mí misma fue algo que ignoré por mucho tiempo, pero ahora no lo haré más.

Mire un poco más como salía el sol en su totalidad y fui a ducharme y vestirme, desperté con buen humor y decidí ir a una cafetería cercana a desayunar, era un buen lugar y su café era de los mejores.

Al llegar a la empresa la secretaria Méndez tenía un rostro agobiado y cansado, hasta donde recuerdo no le había asignado ningún trabajo pesado o agotador.

—Buenos días, Directora.

—Buenos días… te ves cansada ¿Quieres tomarte el día libre?

–No, no, verá… –hizo una breve pausa y me miró un tanto preocupada– la joven Emily hizo un escándalo ayer y exigió verla… fue difícil de manejar, me negué, pero sigue insistiendo.

—¿Fue grabada?

—Sí… hizo el escándalo media hora después de que usted se fuera con el Joven Erick, las cámaras de recepción la grabaron.

Sonreí alegremente y la secretaria Méndez me miró con cierta extrañeza, mi reacción fue un poco extraña, pero procedí a hablar mientras entrábamos a mi oficina.

—Publica las grabaciones en y si fue muy agresiva podemos demandarla –Dije con una sonrisa– claro, la recibiré hoy mismo un rato, quiero verla rogar y pedir perdón… si no lo hace no creo que le vaya muy bien.

—No sabía que tenía este tipo de personalidad… da miedo, pero es admirable, yo no podría hacer algo así.

—Es porque estoy cansada de ser pisoteada, esa mujer se cree importante solo por aprovecharse de su belleza, pero venir a mi empresa a formar un escándalo fue mi límite, ella no sabe contra quién juega.