Ella es Sofía, quien después de morir en una época antigua, terminó en un mundo diferente al suyo.
Paso de ser la capitana del ejército imperial, a ser una mujer engañada por su esposo, en un mundo diferente
Su objetivo es vengarse y ser libre de ese matrimonio.
En busca de un aliado, termina metida en un romance prohibido
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Amiga de verdad
Cuando Fernanda despertó, estaba llena de sudor como si hubiera corrido un maratón.
Su mente aún recordaba aquella voz que la llamaba y eso hacía que su piel se eriza por completo.
—¿Quién es ese hombre que me llama con tanta tristeza?— se pregunta ella en su interior.
En esos momentos su teléfono suena, y ella rápidamente lo toma, solo para escuchar a sus asistentes Rebeca quejarse.
—Jefa ¿cómo es posible que usted no me dijera que no vuelve al trabajo porque tuvo un accidente? Me considera acaso su amiga— dice Rebeca llorando como una Magdalena.
Ella hasta hoy fue que se enteró de lo que pasó, porque se lo dijo el señor Ayala, hoy cuando fue a la oficina de Fernanda.
Fernanda no sabe qué decir al respecto y su mente genera algunos pensamientos acerca de aquella mujer, quien tiene por nombre Rebeca.
Ella es muy amable, y es lo más cercano que tiene a una amiga, no como aquella mujer que se hace pasar por amiga, cuando es en realidad una rata traicionera.
Por lo que para calmar a su asistente, ella le asegura que está bien.
—No te preocupes, en unos días estoy bien, no llores, no me voy a morir — dice Fernanda y la mujer llora aún más
—Estoy de camino a su mansión, será mejor que me dé una explicación de cómo se cayó, o voy a destruir el lugar— dice Rebeca llorando aún más.
Las palabras de aquella mujer le hicieron por primera vez reírse con alegría
—Solo me caí por las escaleras, no era mi día de suerte, no vengas a la mansión, mejor vete a trabajar, no tiene que destruir nada— expresa ella con cierta burla, Pero Rebeca no le hace caso y cuelga el teléfono.
Ella cuando Rebeca colgó se levantó de la cama y se fue a lavar, lo más seguro es que Rebeca venga a la mansión como un torbellino y no la deje tranquila.
La empresa no está tan lejos de la mansión.
Por lo que rápidamente ella se va al baño y se da una ducha rápida y se lava los dientes.
Luego sale apurada del baño y se va al su guardarropa y se cambia por un vestido cualquiera.
Después va hasta su mesa de noche y se arregla el cabello, el cual estaba desordenado.
Con delicadeza ella se peina el cabello, y evita llegar al área afectada, la cual en el día de hoy no se sentía casi nada.
Pronto ella ya estaba lista, por lo que sale de esa habitación con dirección a la sala de espera, el infiel de su esposo iba de salida, por lo que no se detuvo a hablar, llevaba prisa parece.
Sin darle importancia, ella se va al comedor, y allí estaba el ama de llaves, quien le ofrece a su linda niña algo de comer.
Fernanda con una sonrisa amable le pide que le dé el desayuno, y prontamente aquella mujer le hace caso y le sirve a su señora algo delicioso y nutritivo.
Sin complicaciones, Fernanda se pone a desayunar.
Pero no había comido tanto, cuando al comedor entró Rebeca, la mujer al verla se puso a llorar, Fernanda estaba asombrada
—Buaaa, me asusté mucho— dice ella llorando mientras se aferra al brazo de su jefa y amiga.
Fernanda no sabe si reír o llorar, por lo que con amabilidad decide consolar a esa revoltosa de Rebeca.
—Estoy bien, mejor acompáñame a desayunar, tengo hambre — le dice ella y la mujer por fin se aleja de ella y se sienta a su lado, el ama de llaves solo niega con la cabeza, y le sirve algo de desayunar a la recién llegada Rebeca.
Quien en cuanto se le sirvió el desayuno, comenzó a comer como si llevaba días sin probar bocado.
Sus ojos estaban brillantes como dos estrellas, tal parece que está mujer que tiene frente a él es una comelona de primera
Tal cosa le hizo sacar una sonrisa divertida a Fernanda, quien se puso a desayunar también.
***
Luego de un tiempo, las dos mujeres terminaron de desayunar y después se fueron a la sala de espera a hablar.
Rebeca le entrega a su amiga algunos documentos que tenía en su cartera, esos que requerían su firma.
Fernanda los toma y mientras leía los documentos en busca de algo sospechoso, hablaba con Rebeca.
Pero al leer los documentos bien, no ve nada, parece ser que Rebeca es de confianza, aunque está un poco loca.
Sin más, ella pone la firma en los documentos, la firma que corresponde según sus recuerdos.
Después de eso le pasa a Rebeca los documentos y ella los guarda, aquella traviesa mujer dice algo que dejó a Fernanda sin saber qué decir.
—Listo, ya no tenemos nada para hoy, y como se que aún no tiene vestido listo, me tomé la molestia de ir a encargar uno por ti, solo para que veas que yo si soy tu amiga, no como esa ofrecida de Alicia— dice ella sin pensar, y al decir lo último se tapa la boca.
En esos momentos Fernanda entró en modo chisme, y directamente fue a investigar porque ella decía aquellas palabras sobre Alicia
—Rebeca, tal parece que me estás escondiendo algo, si sabes algo, será mejor que me lo digas de una vez, o ya verás— dice ella mientras sujeta a Rebeca por los hombros. No tan fuerte claro, para no hacerle daño.
La pobre criatura perdió todo el color del rostro, pues se le acaba de ir la lengua.
En esos momentos está en un verdadero aprieto y teme perder su trabajo si su jefa se da cuenta de aquello que ella sabe.
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*Nota.
Es todo por el momento, espero que estos dos capítulos sean de su agrado, si ven falta de ortografía, me lo hacen saber.
Al editarlo lo hice con sueño.