mí padre me uso de moneda de cambio, morí y ahora, que soy?
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Dos días pase dormido en el nido que Rodrigo me preparó, allí los dos dormíamos, por alguna razón cuando él estaba me subía a su pecho y me acurrucaba en él, sin saberlo o pensarlo. Desde que él me liberaba feromonas, deje de tener problemas renales y de glucemia, mi cabello se volvió platinado y brillante, ya no se me desprendía y mi piel ya no se veía tan trasparente y pálida. De a poco comencé a despertar y él se ocupaba de mí y me limpiaba y alimentaba, parecía su bebé, como me cuidaba. Yo lo veía y seguía hipnotizado por tanta belleza y amor, me salían suspiros de solo verlo, pero cuando escuchaba a Fénix que llamaba a mi enigma me ponía triste, sabía que ellos se querían y no quería que sufrieran por mi culpa.
Un día que estaba solo, una voz en mi mente resonó, le pregunté si era la diosa y dijo que era mi lobo, pregunté por qué sonaba más una hembra que un mancho, y dijo que no sabía por qué su voz era más suave que otro lobo, ni tampoco más pequeño. Le conté que no era el verdadero Félix y ella me dijo soy Orán y nunca conocí al dueño del cuerpo, él me rechazo desde que aparecí, me obligó a ocultarme, que nada de mi presencia se viera, para que nadie supiera que era puro y existía. Le pregunté si podía salir y la veía y me dijo, no sé si podamos, si quieres lo intentamos, ya que estamos solos, respondió Orán. Acepté.
De pronto sentí dolor en mis articulaciones, parecía que mi cuerpo se rompía, en muchos pedazos, dolía y se lo dije, pero él me respondió que era normal porque era un cambiaformas, yo no entendía, jamás en mi mundo pasó, era leyenda ver un lobo de un alfa o delta, solo algunos tenían su conexión especial, pero nada más. Dolía y mucho, grite de dolor y caí al piso, Orán dijo ya está, y me vi en el espejo de la puerta que era un lobo pequeño blanco platinado, de ojos fucsia y cola pomposa, me movía y veía mis garras y mis colmillos, era feliz, giraba queriendo agarrar mi cola, Orán se enojó y me dijo que no éramos cachorros. Me senté en mis patas traseras y bajé mi cabeza, de pronto la puerta se abrió de golpe, Rodrigo entro apresurado, asustado, el grito de dolor lo escucho y regreso a casa lo más rápido que pudo, detrás del Fénix venía, los dos se quedaron mirándome sorprendidos por mí forma, yo seguía con la cabeza gacha, mis orejas bajas demostraban tristeza. Rodrigo se arrodilló frente de mi y acaricio mí cabeza, y me preguntó si era Félix, yo asentí y mi lobo hablo con su lobo, hola soy Orán el lobo de Félix y el lobo de Rodrigo dijo, soy Taro. Soy un enigma y Orán dijo, soy un delta cambiaformas. Fénix se enojó y le pregunto por qué podía hacer presente su lobo y él no y allí su lobo se presentó, hola soy Cairo y soy un delta dominante puro, y no soy un cambiaformas comomií hermano Orán. Enojado Fénix se fue y nos dejó solos.
Yo mucho no entendía y Rodrigo se sentó en el piso y me agarró con su brazo y me subió a su pecho, libero feromonas y me acurruqué en él y me dormí tapando mi cuerpo con mi cola, él se quedó un rato así acariciando mi lomo. Su lobo se conectó con su destinado y aunque no podía cambiar a su forma lobezna era feliz ver a su lobo en vivo, era hermoso, suave, pequeño y un aroma esquisto a yagra y tabaco. Sus ojos fucsias lo cautivaba y a Rodrigo también. Luego de un rato, se incorporó y se acostó con el lobo blanco en el nido. Ya sabía que Félix se recuperaría y era muy feliz por eso. Ahora tenía que ver qué pasaría con Fénix.
Fénix fue a los calabozos de la mansión, a la arena de entrenamiento y pidió que todo el que quisiera enfrentarlo lo hiciera, y comenzó la lucha, daba golpes y los recibía, y así siguió horas hasta terminar herido y agotado.
Cairo también estaba enojado, amaba a Taro y llevaban mucho tiempo juntos, no entendía por qué lo cambio por un pequeño lobo blanco.
Una semana después, Félix ya estaba mucho más recuperado podía caminar sin ayuda y comenzó a conocer el lugar donde ahora vivía. Hasta que vio a Fénix y le dolió el alma, sabia que en el libro él vivía con Rodrigo, y ahora que todo cambio lo veía sufrir y él sabía de lo que se trataba, él murió esperando el amor. Fue con Rodrigo y le pido que hablarán, el acepto y le dijo. Llevas una vida junto a mi hermano y no quiero que él sufra, por lo cual, si te parece, yo quiero que sigas con él. Taro tomo el control y le prohibió que se alejara, pero Félix le sonrió y le hizo cariño en las mejillas con sus dos manos, y respondió, ya morí por amor, no quiero que Fénix sufra lo que yo, me diste la posibilidad de saber que alguien me puede amar, la dicha de ser cuidado y protegido así como ser odiado, cuando me conociste. Saber que puedo ser un lobo junto a Orán me da felicidad. Pero saber que mi hermano sufre por mí es mucho, y no lo soporto. Si tengo que elegir entre él y yo, prefiero que Fénix sea feliz, total yo fui su remplazo toda mi vida, y no quiero seguir asiéndolo ahora contigo.
Félix se dio media vuelta y se retiró de la oficina, dejando al enigma solo, cuando lo estaba por seguir, sonó el teléfono, vio quien era y contestó, Rodrigo había regresado y su lobo no siguió al mando.
Fue y buscó a Fénix y le habló.
- necesito que hablemos, no soy tu enemigo, sino tu hermano, dijo Félix.
- con un hermano como vos, quien quiere enemigos dijo Fénix.
- solo vengo a despedirme, ya tengo todo lo que en una vida nunca tuve o viví, estás semanas fueron más que suficiente, para llenar mi corazón y alma, me voy, te cuidas y te quedas como quien eres, Fénix. Te dejo todo y a todos, ya te cubrí quince años, es hora de volver a ser Félix y alejarme de aquí.
Dejo al delta solo, sin que pudiera dar una respuesta y se fue. Fénix no creyó nada de lo que dijo, sabía que su hermano era cruel y manipulador, alguien peligroso sin corazón y sentimientos.
Subió a la habitación que le había preparado Rodrigo y compartían y tomo una mochila y colocó unas prendas, una bufanda del nido con aroma a las feromonas de Rodrigo y una foto de él y se fue.
Dejo la mansión Smith sin que nadie cortará su camino, nadie lo siguió y eso le dolió a Orán quien esperaba que Taro lo retuviera, eran destinados y lo dejaba ir así como así con su humano. Lloraban los dos, pero Félix sabia que era lo mejor, no quería que esa trama del libro se modificara tanto, los dos protagonistas merecían ser felices. Fue a una terminal de ómnibus y saco el pasaje al primer destino que saliera y que su dinero le alcanzara, y se fue sin mirar atrás.