Mi madre tenía una extraña obsesión: la vida después de la muerte. Y yo, que la amaba con locura, vivía aterrorizada por sus historias. Su amor incondicional por mí y por mi padre era nuestro universo, un refugio perfecto donde todo giraba en torno a la familia.
Mi padre, un hombre que se desvivía por nosotros, era la definición de lo que era una familia normal, hasta que ella hablaba. Hasta que llegaban esos días en los que, sin aviso, rompía la normalidad con sus historias sobre reencarnación y un destino que, según ella, ya estaba escrito. En esos momentos, nuestra vida perfecta se sentía como una frágil mentira, a punto de romperse.
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Capitulo XVII La profecía del alma consumida
Punto de vista de Caleb
La curiosidad me molestaba por dentro. No entendía por qué Ethan estaba tan interesado en esa humana. Así que decidí ir a la casa de los vecinos a ver qué pasaba. El ambiente familiar me pegó en la cara, el nauseabundo olor a felicidad lleno mis fosas nasales.
La oscuridad era mi cómplice. La casa de los vecinos de Ethan estaba callada y vacía. Entré sin problema. Apenas crucé la puerta, algo en mi boca me avisó. Había un olor diferente. No era el olor normal de la gente, ni el de los sentimientos malos. Era algo bueno y puro, como un olor que no había sentido en mucho tiempo.
Seguí el olor. Era como un hilo que me guiaba por las habitaciones vacías. Subí por las escaleras guiado por algo adictivo. Llegué a un cuarto donde el olor era muy fuerte, casi lo podía tocar.
Un camisón estaba sobre la cama. Tenía el olor de la dueña. Lo agarré y me lo puse en la nariz. El olor era como una luz en la oscuridad, una promesa de cosas que había olvidado.
Sentí algo frío en la nuca. No estaba solo. Miré por la ventana y lo vi. Ethan. Sus ojos estaban muy abiertos, llenos de rabia, mirándome como si fueran cuchillos. Puse una sonrisa fea en mi cara. Le sonreí, prometiéndole que me quedaría con esa alma, que la iba a usar toda. En ese momento entendí por qué mi primo estaba tan obsesionado. Lo entendía, lo sentía en mí también.
Escuché el llamado de nuestro padre. Tenía que irme. Miré a Ethan una última vez, desafiándolo con la mirada. Me moví por el pasillo, dejando atrás el olor tan bueno y la idea de pelear con él. El olor de la noche me envolvió de nuevo, pero ahora yo tenía el dulce secreto de lo que mi primo tanto quería.
Desaparecí en la oscuridad, uno de mis dones aparecer y desaparecer a mi antojo, en un parpadeo llegué con mi jefe, quien al verme se acercó fríamente.
—¿Dónde has estado? — Pregunto olfateando en mi dirección.
—Hice una visita antes de venir aquí. — Respondí.
Antes de llegar con él hice una parada para saciar el hambre que sentí al estar en casa de la humana amiga de Ethan.
—Ya veo, siempre asertivo con las almas que recolectas. Te llamé porque me preocupa la hostilidad que está mostrando Ethan, está perdiendo en rumbo y creo que debemos hacer algo para que vuelva al carrito. — Expreso volviendo a su trono.
—Lo sé, está interesado en una humana. Creo que si la traemos con nosotros él entendería cuál es su deber. — Propuse con malicia.
—Sabes bien que escogí a Ethan para ser uno de nosotros por una buena razón, él es quien puede terminar con la vida de esa cazadora, su fuerza es la suficiente para acercarse a ella sin correr ningún peligro.
—Eso es lo único que me ha impedido acabar con la existencia de Ethan, su prepotencia no la soporto se cree mejor que nosotros.
—Paciencia hijo, pronto tendrás el placer de destruir el alma de Ethan para siempre.
Sonreí al saber que ese día está próximo a llegar, cuando Ethan le quite la vida a esa humana yo acabaré con él y así podré tomar el puesto que me corresponde en el Inframundo. He tenido paciencia por tantos siglos, unos días o años no harán la diferencia. La profecía es clara y todo encajará perfectamente en su lugar.
Punto de vista de la Rosa Blanca
—Mi señora, las cartas están hechas. Ethan irá en busca de Aria solo espero que su plan de resultado. — Hablo Lucio mi mano derecha.
—Espero que el amor de esos dos sea suficiente para romper ese pacto y el balance vuelva a estar a salvo. — Respondí echando un vistazo al futuro:
"Cuando la sombra encuentre a la luz, la tierra sentirá el final. Uno es el 'sin almas', atado por el trato de una madre. El otro, un cazador con un alma pura, el corazón de la primera lluvia.
El amor entre ellos será una trampa del destino. Un 'sin almas' busca su alma perdida, un cazador protege la suya.
La profecía dice que solo en la oscuridad, en el último aliento de ella, él podrá consumir su alma. Y solo así se liberará de su maldición.
Cuando su alma sea consumida, la luz del mundo se apagará. El balance se romperá, y el mal que reside en la sombra reinará por siempre."
—Es cruel lo que deben sacrificar para poder salvarnos a todos.
—Solo espero que en el momento indicado Ethan tome la mejor decisión... Ahora debemos ayudarlo a encontrar a Aria, ellos deben estar cerca para que podamos cambiar el rumbo de esta historia.
—Se hará como usted mande. — Sabía que Leo no estaba de acuerdo con mi plan, pero era lo único que tenía para detener al mal.
Ethan y Aria serían recompensados de alguna manera por nuestro creador, pero por ahora estaba en mis manos mantener ese equilibrio que tanto nos ha costado sostener.
Pedí a Lucio que moviera los hilos y que Ethan llegue a Aria lo más pronto posible, Caleb estaba tras su pista y una vez que la viera sabría que ella es la cazadora, eso no puede ocurrir todavía, aún no estoy segura de lo fuerte que es el amor entre esos dos.