Que pasa cuando la rivalidad y los problemas empieza por una herencia? Fabián pensaba casarse con Tania pero está huye un día antes de la boda no quedandole otra alternativa que tomar a la hermana de Tiana. Diana una chiquilla que tenía muchos planes pero en ningúna de ellas estaba casarse con un CEO cruel y calculador, poco a poco se va dando cuenta que su hermana no era lo que ella creía, hay solución? claro que sí, un hijo esa en la condición para que ella pueda ser libre antes del año, pero todo toma un giro inesperado.Esta novela no es para todo público, sobre todo leerla como lo que es UNA NOVELA.
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Laptop nueva
FABIAN:
—¿Y ese anillo? —me dice.
—Tú no quisiste, pero alguien más sí. Sabes que todos somos reemplazables.
Se le llenan los ojos de lágrimas.
—¿Dónde te hospedas? Para que el chófer te lleve —le digo.
—¿No puedes hacerlo tú? —me pregunta.
—No.
—¿Puedes dejarme aquí? —insiste.
—Estaciónate —le ordeno al chófer, apretando el botón para que me escuche.
Ella se baja, molesta. Llega al hotel y comienza a llover. Subo a la habitación.
—Empaca, nos regresamos —le digo.
—¿Crees que soy tu sirvienta o qué? —me responde, frustrada—. Empaco, desempaco y vuelvo a empacar.
—No me levantes la voz —me acerco, serio.
Ella estornuda al verme tan cerca y se aleja de mí.
—¿Mi hermana está aquí? ¿Por eso vinimos? —me dice—. ¿Viniste a buscarla? Mejor me hubieras dejado en el departamento.
—¿Para que te revuelques con todos los tipos que se te aparecen?
Me da una cachetada y me contengo de devolverla, aunque ganas no me faltan. Camino hacia la cama, tomo su laptop y la tiro por la ventana. Ella grita, intentando alcanzarla, pero estamos en el último piso.
—Maldito, infeliz, hijo de perra —me grita—. Mal nacido, idiota.
—¿Esos son todos los insultos que conoces? —le digo con sarcasmo.
Se me viene encima, furiosa. Me causa gracia cómo alguien de su tamaño cree que puede contra mí. La pongo en la cama, sujetando sus brazos por encima de la cabeza.
—¿Tu padre sabe que hablas así? —le pregunto.
—Ahí tenía toda mi tarea —me grita.
—Solo le muestras la pierna a un maestro y así pasas, o me negarás que así pasaste la prepa —le digo.
No sé por qué, pero siento celos de lo que acabo de decir. La suelto y se levanta, secándose las lágrimas. Camina fuera del cuarto. Ella se lo ganó; ya le había advertido.
—Yo no soy quien viene a revolcarse con su ex. Espero que no le hayas dicho que estamos casados porque mis padres se lo quieren ocultar —me dice, azotando la puerta.
Me meto a bañar. Cuando termino, salgo del cuarto y la veo sentada en la sala.
Tocan el timbre. Abro.
—Señor, está la señorita Tania afuera, quiere hablar con usted —me dice el portero.
Salgo y la veo mojada.
—Supe que estabas aquí y vine caminando.
—Tania, te gusta jugar con fuego, prepárate para salir quemada —me doy la vuelta, dejándola parada.
Cuando regreso, Diana ya no está en la sala. Me siento en el comedor con los papeles y los reviso; todo está en orden.
Escucho ruido en la nevera y veo a Diana sirviéndose helado. Ella no me ve. Se sirve en un plato y se mete una cucharada, saboreándolo. Cierra los ojos y limpia sus labios con la lengua, disfrutando.
Debo parecer un enfermo observándola de lejos.
Ordeno a una empleada que empace la ropa.
Bajan las maletas y Diana sale, mirando las maletas listas.
Salgo con Diana a mi lado. Abordamos la camioneta y después la avioneta.
—Si ya encontraste a Tiana, podemos cambiar. Nadie lo notará —me dice—. Yo no diré nada.
—¿Quién te crees para decirme qué hacer?
—Contigo es imposible hablar —suspira.
Llegamos al departamento y Diana baja como con mucha prisa, pero noto que es porque Damián está afuera.
—¿Qué tal su luna de miel? —escucho a Damián.
—¿Lo compraste? —le dice.
Damián le entrega una caja y noto qué es.
—Mamá quiere que vayan a cenar —me dice y se va.
Diana entra con la caja y corre a la habitación. Guardo los papeles en mi despacho, saco mi celular y tengo muchos mensajes de Tania, llamadas perdidas y algunos de Lucas y del padre de Diana. Leo el documento que me envió.
Cuando paso al baño, veo a Diana tecleando en la nueva laptop.
Me arreglo mientras.
—Cámbiate, que saldremos —le digo.
—No puedo, tengo que entregar algo mañana —me responde sin mirarme.
Le cierro la computadora, haciéndola verme enojado.
—Dije que te arreglaras, que saldremos.
Salgo del departamento y subo al carro. No tarda en bajar ella, que entra al auto de mala gana.
Cuando llego a la casa de mi madre, Diana se va con Damián.
—Hijo, vino Tiana a visitarnos —dice mi madre—. Ya me explicó lo que pasó, espera y la escuches.
Camino a la sala y, como me lo imaginé, Tiana está frente a Diana. Veo cuando le da una bofetada a Diana.
—Siempre consigues lo que te propones, ¿no? —le dice—. Bien dijiste que te quedarías con él, y lo conseguiste.
—No sé de qué hablas —responde Diana, sujetándose la mejilla.
Tiana intenta darle otra cachetada, pero Damián la detiene.
—No me toques —le grita—. Ya te acostaste con mi hermana, ¿verdad? Por eso la defiendes. Después que no se te hizo conmigo —le grita.
Tiana sale de la casa llorando. Mi padre termina de bajar las escaleras con mi madre.
Diana pasa a mi lado, limpiándose las lágrimas. Sé que irá con su familia.
—Padre, necesito hablar contigo —le digo—. Subimos las escaleras a su despacho.