Alexander Stone es un atractivo y exitoso alfa, CEO de su propia empresa. Solo hay un problema: él, odia a los Omegas, así que, para trabajar como su secretario, este tiene que ser un Beta, requisito que Ethan cumple perfectamente.
Pero la constante exposición a las feromonas de Alexander, ocasiona un cambio en Ethan, él, se vuelve un Omega, por lo que debe ocultar este hecho de todos si es que desea mantener su puesto como secretario de Alexander. ¿Podrá Ethan ocultar para siempre su cambio de casta? ¿Qué hará Alexander si lo descubre?
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Un gesto inesperado
POV Ethan
Ya el lunes, decidido a seguir el consejo de mi mejor amigo, me levanté temprano esa mañana me dirigí a la oficina y busqué algún café cercano antes de ir a la oficina. Mientras esperaba en la fila, estaba indeciso sobre qué café elegir, me preguntaba qué café le podía gustar a un hombre como Alexander.
Finalmente, opté por un caramel macchiato, el tipo de café que más me gustaba. Elegí ese porque en mi cabeza había desarrollado un plan B en caso de que no le gustara, y era que podía decir que simplemente olvidé mi café en su escritorio mientras dejaba papeleo ahí.
Con el café en la mano, llegué a la oficina y pasé a la de Alexander, que aún se encontraba vacía, sabía que llegaría pronto y esperaba que así fuera, porque si tardaba, el café que dejé sobre su escritorio se enfriaría.
Suspiré y salí de su oficina para ir a mi escritorio, ahí vi a Alexander llegar, tan imponente como siempre, y solo me saludó con la mirada. Mi corazón comenzó a latir cin rapidez por la ansiedad de si mi plan funcionaría.
Esperé y esperé, hasta que Alexander volvió a salir de su oficina, así que ahí aproveché para entrar y revisar si había bebido su café, que para mi sorpresa, así había sido, pues el envase se encontraba en su cesto de basura. Suspiré aliviado y me di la vuelta, pero ahí vi, a Alexander entrando nuevamente a la oficina, lo que me puso nervioso pues había sido atrapando husmeando en su oficina.
-Ethan.- Dijo él, con una expresión seria.
-Ah, señor Stone… solo… solo venía a chequear si le había entregado unos papeles.-
-Gracias por el café, es de mis favoritos.- Dijo con un tono de voz ligeramente más suave de lo habitual.
-¿Cómo supo que fui yo?- Dije nervioso, jugando con mis manos, pero en el fondo estaba muy feliz del reconocimiento.
-Bueno, tu nombre estaba anotado en el envase.- Sonrió ligeramente.
Mi corazón dio un vuelco de alegría al escuchar todas esas palabras y ver esas expresiones nuevas en su rostro. Nunca hubiera imaginado que un gesto tan simple tendría un impacto tan significativo, esperaba firmemente que ese fuera el inicio de una nueva dinámica entre nosotros.
-Bueno, si le gusta puedo traerle un café cada mañana.-
-Eso me gustaría, muchas gracias.- Dijo manteniendo ese tono agradable.
-Bueno, lo dejo trabajar.- Hice una pequeña reverencia y salí con el corazón latiendo a mil, estaba seguro que hasta tenía un poco rojas las mejillas, por eso mismo debía salir de ahpi con rapidez.
Estaba fascinado de haber visto ese nuevo lado de Alexander, me sentía especial, aunque sabía que no debía sentirme así, yo solo era su secretario y apenas me estaba ganando ese lugar.
El resto del día fue muy agradable, Alexander parecía mucho más dispuesto a interactuar conmigo y pedir mi apoyo para distintas tareas, aunque obviamente eran solo cosas respecto al trabajo, pero para mí eso era suficiente.
