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RIVALES DE OFICINA

RIVALES DE OFICINA

Status: Terminada
Genre:Oficina / Equilibrio De Poder / Malentendidos / Traiciones y engaños / Amor-odio / Romance de oficina / Completas
Popularitas:98.8k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Yazz García

Camila tiene una regla: no mezclar negocios con emociones. Pero Gael no es fácil de ignorar. Es arrogante, brillante y está decidido a ganarle. En los proyectos, en las reuniones… y también en el juego de miradas que ninguno de los dos admite estar jugando.

Lo que empezó como una guerra silenciosa de egos pronto se convierte en una batalla más peligrosa: la de resistirse a lo prohibido.

¿Hasta dónde están dispuestos a llegar por ser los mejores… sin perderse el uno al otro?

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El demonio en tacones

*⚠️Advertencia de contenido⚠️*:

Este capítulo contiene temáticas sensibles que pueden resultar incómodas para algunos lectores, incluyendo escenas subidas de tono, lenguaje obsceno, salud mental, autolesiones y violencia. Se recomienda discreción. 🔞

...****************...

Gael

Habían pasado apenas unas horas desde aquella reunión infernal con Camila y Anika, y todavía me ardían las sienes.

No por Camila, aunque verla así —tan celosa— me había dado risa y ganas de besarla hasta hacerla callar.

Pero Anika… Anika sabía lo que hacía.

Me buscó al final del día con esa excusa de siempre: una pregunta sobre la propuesta, unos ajustes de última hora, cualquier cosa que implicara estar solos.

Acepté porque no quería que dijeran que mezclo lo profesional con lo personal. Ironías de la vida, considerando que horas antes había tenido a Camila gemiendo mi nombre en su cocina.

Nos sentamos en una de las salas comunes, con café. Ella, en modo casual, cruzando las piernas con elegancia, sonriendo como si nunca me hubiera roto.

—Debo admitir que estás diferente —empezó, con voz suave—. Más relajado. Más tú.

No respondí. Tomé un sorbo de café y esperé a ver a dónde iba.

—¿Es por Camila?

Ahí estaba. El disparo.

La miré por primera vez desde que nos sentamos. Sus ojos seguían tan bonitos como siempre, pero ahora solo la miraba con decepción y desinterés.

—¿Por qué lo preguntas?

—Porque te conozco, Gael. Vi cómo la mirás. Como si te importara como algo más que una simple colega.

—Y si es así, ¿qué?

Anika se encogió de hombros, como si no le importara. Pero su tono decía otra cosa.

—Nada. Solo me sorprende. Ella no es tu tipo. No es tan… refinada. Es vulgar y algo rara, no es tan atractiva.

Sonreí sin humor.

—¿Y eso qué carajo significa?

—Solo digo que tú y yo compartíamos una conexión real. Camila… parece una distracción. Como un jueguete.

Me incliné hacia ella, dejando la taza en la mesa.

—Te voy a dejar algo muy claro, Anika. A Camila la respetas. No me gusta el tonito con el que hablás de ella.

—¿Te la estás cogiendo? —preguntó de golpe, con una mezcla de picardía e ironía que me revolvió el estómago.

Tragué saliva. Me apoyé contra el respaldo, cruzando los brazos.

—¿Eso te importa?

—Solo curiosidad. Por saber qué tan real es esto… o si solo estás jugando a encariñarte con tu nueva colega.

Ahí me hervió la sangre.

—Te recuerdo que perdiste todo derecho a preguntar sobre mi vida cuando te encontré desnuda encima de mi mejor amigo. Así que no vengás a hablarme de “real” o “falso” como si no hubieras dañado lo único, que al parecer yo consideraba que era real.

El silencio fue brutal. Se le borró la sonrisa. Como si recién le cayera la ficha de que yo no era el mismo Gael que aguantaba explicaciones sin sentido.

—No es tu asunto. No preguntés lo que no te incumbe.

Me puse de pie, agarrando mis cosas.

Ella aún seguía ahí, sin saber qué decir.

—Y por cierto —agregué antes de irme—, Camila no es un juego. Así que mide tus palabras la próxima vez que la nombres.

Cerré la puerta tras de mí, más molesto de lo que quería admitir.

Subí a la terraza con un cigarro entre los labios y la rabia todavía caliente en el pecho.

El cielo estaba despejado, pero el aire traía ese aroma ácido de ciudad congestionada, mezclado con el del tabaco que exhalé en una larga calada.

Necesitaba estar solo. Respirar.

Intentar sacarme a Anika de la cabeza.

A los pocos minutos, el celular vibró en el bolsillo trasero. Miré la pantalla sin sorpresa:

Mamma.

Dudé. Pero atendí.

—Ciao, tesoro —saludó con ese tono dulce que me arrastraba directo a mis días en Florencia.

—Ciao, má —respondí, más suave de lo que pensaba.

—¿Vas a venir, no? Para mi cumpleaños. No me digas que vas a hacerme lo mismo que el año pasado.

Me apoyé contra la baranda, mirando el movimiento de la ciudad allá abajo. El cigarro ardía lento entre mis dedos.

—Sí. Voy a ir. No te preocupes.

—¿En serio? —preguntó, sorprendida—. ¿Con Bastian?

—Sí, con él. Ya compramos los boletos.

Un silencio corto del otro lado. Escuché su risa bajita.

—Papá estará feliz de verlos. Hace meses que no los tiene cerca.

Ahí estaba. La frase maldita.

Cerré los ojos un segundo. Inhalé y exhalé.

—Sí… —respondí, sin agregar nada más.

Porque la verdad era que no me entusiasmaban esas visitas. Nunca me habían gustado.

Volver a Italia era recordar quién soy en realidad. O peor: quién esperaban que fuera.

Y mi padre… él siempre encontraba la forma de disfrazar sus intenciones. Que si “ven conmigo solo a saludar a tal socio”, que si “no es nada grave, solo presencia”, que si “esto te sirve para mantenerte cerca de la familia”.

Mentira. Siempre había un encargo. Un favor. Un mensaje que entregar. Una reunión que “necesitaba” que yo escuchara. Como si no supiera exactamente lo que hacía.

Y yo, como un idiota, terminaba acompañándolo. Porque no sé decirle que no. Porque es mi padre. Porque, en el fondo, todavía me cuesta soltar ese lazo invisible con la Cosa Nostra que tanto esfuerzo me ha costado cortar.

Apreté la mandíbula. Tiré el cigarro al suelo y lo apagué con la bota.

Italia siempre me hace sentir como si no tuviera escapatoria. Como si la vida que intento construir acá fuera solo un espejismo. Como si el verdadero Gael, el que juré enterrar, siguiera vivo entre las colinas de Toscana, esperando el momento de volver.

Y esa idea me jodía.

Mucho más de lo que estaba dispuesto a admitir.

La jornada se hizo eterna.

Cada cliente, cada informe, cada llamada, me desgastaba un poco más de lo normal y no era por el trabajo. Era por todo lo demás.

Cuando finalmente salí de la oficina, ya caía el sol. El estacionamiento estaba casi vacío, el concreto aún tibio por el calor del día. Me dirigí hacia mi moto, sacando las llaves del bolsillo, con la cabeza ya puesta en la ducha que me esperaba en casa.

—Gael —escuché detrás de mí.

El tono era suave. Demasiado familiar.

Me giré con lentitud. Anika estaba apoyada contra su coche, los brazos cruzados sobre el pecho, ese vestido ajustado que sabía que me había gustado una vez. En el rostro, una media sonrisa que ya no me provocaba nada.

—¿No piensas despedirte de mí?

—No sabía que hiciera falta —respondí, sin mirarla más de un segundo.

Ella dio unos pasos hacia mí, con esa seguridad que siempre la había caracterizado, como si el mundo girara en torno a su presencia.

—¿Vas a seguir con esa actitud toda la semana? Solo vine a trabajar, Gael. Nada más.

—Entonces deberías recordarlo. —La miré, sin suavizar el tono—. Es un ambiente laboral, Anika. No un reencuentro romántico.

—No estoy buscando romance —dijo, sonriendo de lado—. Solo pensé que, ya que estás de tan mal humor, podrías venir a mi apartamento. Para desahogarte. Como en los viejos tiempos.

Se acercó un poco más. Lo suficiente para que el perfume que llevaba —uno que solía gustarme— me golpeara de lleno. No me moví.

—Sin compromisos —agregó—. Sin rencores.

Respiré hondo. No porque me tentara. Sino porque me costaba no reírme en su cara.

—¿De verdad creés que todavía me interesás? —le pregunté, despacio—. Lo único que me une a ti, Anika, es este proyecto y cuando termine, tú y yo vamos a volver a ser lo que siempre debimos: absolutamente nada.

La sonrisa se le congeló un segundo.

—No hace falta ser cruel.

—Tampoco hace falta ser cínica. Sé profesional. Y deja de jugar a lo que no va a pasar.

Me subí a la moto sin darle tiempo a responder. Encendí el motor y me puse el casco.

—Buenas noches, Anika —le dije, con una sonrisa que no alcanzó mis ojos.

Ella giró sobre sus tacones sin mirarme, se metió a su vehículo con un portazo, y yo arranqué sin mirar atrás.

1
Gladys Lugo
muy buena la novela felicitaciones
Gladys Lugo
para mí ella está embarazada
Gladys Lugo
debería contarle el secretico a Camila y así liberar un poco la angustia
Gladys Lugo
ella gritaba era Moretti
Rosalina Vega Palazuelos
las desiciones que toma la pareja son de ellos y ellos afrontarán las consecuencias la madre tiene miedo pero no debe de intervenir
Rosalina Vega Palazuelos
bueno al menos viven algo parecido a una pareja y reconocen lo que vivieron lo que aprendieron y lo que tienen en el momento
Rosalina Vega Palazuelos
el hijo que espera es de Gael Matías no tiene nada que ver porque ya estaba embarazada cuando tuvo sexo con Matias
Rosalina Vega Palazuelos
en Lucy tiene una super amiga que la conoce muy bien y calla cuando debe
Rosalina Vega Palazuelos
no sé porque Camila sigue con la frase de casarse con Matías no lo ama se hace la loca pero ni un apice que lo ama
Rosalina Vega Palazuelos
eso no se hace entre familias así pero está firmando su sentencia de muerte y quizá el padre lo mate
Rosalina Vega Palazuelos
cómo espera que el de un paso
adelante si la que termina todo fue ella a parte el está protegiéndola que su odiosa familia no le haga nada
Rosalina Vega Palazuelos
tal para cual de cínicos infelices
Rosalina Vega Palazuelos
estuvo muy cargado de emociones este capítulo demasiado y tener una madre así que pesado haría buena mancuerna con la madre de Gael igual de víboras
Rosalina Vega Palazuelos
se le apareció el desgraciado infeliz del padre de Gael a Susana para amenasarla?
Rosalina Vega Palazuelos
jajajaja jajajaja jajajaja jajajaja lo hicieron a un lado y no lo podía creer jajaja jajajaja jajajaja 😂😂😂😂😂
Rosalina Vega Palazuelos
con que secreto lo chantajea tendrá algún hijo Gael y lo tiene ese perro 🐶 infeliz en algún internado
Rosalina Vega Palazuelos
HDSPM que ganas de joder a su propio hijo desgraciado mal parido infeliz
Rosalina Vega Palazuelos
porque lo obligan ha hacer cosas que me l no quiere es un desgraciado ese dizque padre y la madre también
Rosalina Vega Palazuelos
hasta que hablaron y muy claro jajaja jajajaja jajajaja jajajaja jajajaja
Rosalina Vega Palazuelos
está muy claro la zorra cogió con el otro hermano
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