Matrimonio de conveniencia: Engañarme durante tres meses
Aitana Reyes creyó que el amor de su vida sería su refugio, pero terminó siendo su tormenta. Casada con Ezra Montiel, un empresario millonario y emocionalmente ausente, su matrimonio no fue más que un contrato frío, sellado por intereses familiares y promesas rotas. Durante tres largos meses, Aitana vivió entre desprecios, infidelidades y silencios que gritaban más que cualquier palabra.
Ahora, el juego ha cambiado. Aitana no está dispuesta a seguir siendo la víctima. Con un vestido rojo, una mirada desafiante y una nueva fuerza en el corazón, se enfrenta a su esposo, a su amante, y a todo aquel que se atreva a subestimarla. Entre la humillación, el deseo, la venganza y un pasado que regresa con nombre propio —Elías—, comienza una guerra emocional donde cada movimiento puede destruir... o liberar.
NovelToon tiene autorización de Santiago López P para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 2 – Parte 3: "La culpa no llega gritando… susurra cuando todo está en
Capítulo 2 – Parte 3: "La culpa no llega gritando… susurra cuando todo está en silencio"
La noche se arrastraba lentamente, como si el reloj también estuviera incómodo.
Ezra Montiel estaba acostado en la cama de la habitación de invitados. Una cama que nunca había usado, en una habitación que apenas conocía, a pesar de que llevaba dos años casado con Aitana Reyes.
La oscuridad no le ofrecía descanso. Todo lo contrario. Cada sombra proyectada en el techo parecía un pensamiento que se negaba a desaparecer.
Se había desvestido con prisa, molesto, sin entender bien por qué. No con ella. No exactamente.
Con él mismo.
La imagen de Aitana abriendo la puerta con esa bata blanca, el cabello mojado y los ojos enrojecidos se le repetía una y otra vez.
No era la misma mujer de siempre. Había algo diferente. No gritó. No suplicó. No lloró. Solo le habló con una frialdad que lo desconcertó.
Y eso lo incomodaba.
“¿Qué esperaba? ¿Que se quebrara frente a mí? ¿Que me rogaran amor?”
No sabía por qué, pero algo en su pecho comenzaba a apretarse. No era culpa. O al menos, eso se repetía él. Era… frustración. Incomodidad.
—Mierda… —susurró, pasando una mano por su rostro.
Se sentó en la cama. La casa estaba en silencio. Un silencio profundo, que solo era interrumpido por el zumbido lejano del aire acondicionado.
Tomó su celular del buró y, sin pensarlo, buscó en sus mensajes. Había varios de Lara.
> "¿Sigues con ella?"
"Me prometiste que hablarías con tu padre..."
"No soy tu juguete, Ezra. O la dejas, o me pierdes a mí."
Lara era fuego. Pasional. Intensa. Peligrosamente exigente.
Le gustaba eso de ella. La intensidad. El deseo. Lo que Aitana jamás le ofreció. Lo que jamás quiso que le ofreciera.
Pero ahora, por primera vez, la intensidad de Lara le parecía un poco vacía.
Volvió a mirar el celular, sin responder. Luego abrió una carpeta en su galería de fotos. Una imagen de Aitana aparecía allí, tomada sin que ella supiera, meses atrás.
Estaba en el jardín, descalza, regando las plantas. Llevaba una blusa sencilla y una falda larga. Su sonrisa era suave. Limpia. Como de alguien que aún creía que podía ser amada.
Ezra la miró por unos segundos, en silencio.
“¿En qué momento dejé de verla?”
La foto desapareció cuando el celular vibró.
Lara.
> “¿Te vas a quedar con la virgen de porcelana o vas a ser un hombre de verdad?”
Ezra cerró los ojos, molesto. No respondió.
Dejó el celular sobre la mesita, se recostó otra vez… pero no podía dormir. Dio vueltas. Sus pensamientos eran cuchillas mal afiladas.
Escuchó un leve crujido de piso arriba. Quizá Aitana se había movido. O quizá no. Pero en su cabeza, la imaginaba llorando de nuevo. Solo que ahora, esa imagen le resultaba incómoda… insoportable incluso.
Y no por ella.
Sino por él.
Por cómo la había convertido en eso.
Por cómo, sin saberlo, quizá había destruido a la única persona que alguna vez lo miró con fe.
Apagó la lámpara.
No durmió esa noche.