Prisionera De Un Millonario

Narra Victoria

Siento los párpados pesados y un fuerte dolor en la cabeza; detrás de los ojos.

Intento mover mi cuerpo pero también lo siento pesado. Lo último que recuerdo fue ver a Emir sostenerme antes de perder el sentido.

Hago un gran esfuerzo para abrir mis ojos por completo y logro vez una tenue luz que entra por alguna ventana.

Ya una vez recuperada comienzo a explorar el lugar con la vista. Estoy acostada en una habitación, en una cama grande y visto un pijama rosa pastel de seda hasta las rodillas. Me levanto y camino por la habitación, hay un gran ventanal y las cortinas están cerradas.

Sigo explorando la habitación, abro una puerta y me encuentro con un gran cuarto de baño, todo parece muy fino y elegante, quizás estoy en algún hotel. Frente a la cama hay un gran guardarropas , lo abro y allí hay demasiada ropa que parece ser nueva pero no es mía.

Opté por ponerme unos jeans ajustados, unas sandalias de suela color marrón y una blusa

holgada que combina con las sandalias.

Cepille mi cabello y lo dejé suelto, vi mi rostro al espejo y lucía algo pálida.

Salí de la habitación lentamente y me encontré con un largo pasillo con varias puertas, que seguramentw debían ser de otras habitaciones.

Caminé por el pasillo en silencio, hasta llegar a una pequeña sala donde habían 2 escaleras, una bajaba al primer piso, y la otra guiaba hacia un tercer piso.

Decidí bajar y me encontré con una amplia sala, todo estaba muy bien acomodado; los sillones, los delicados adornos en las pequeñas mesas y estantes, y las alfombras lucían muy limpias.

- ¡Oh mira quien ha despertado! - una voz familiar hace que me sobresalte.

- Emré, me asustaste - digo poniendo una mano en mi pecho.

- No fue mi intención, lo siento. ¿Cómo te sientes?- agrega Emré.

- Me duele un poco la cabeza, pero estoy bien - digo con una pequeña sonrisa.

- Haz dormido mucho, debes tener hambre. Pediré que te traigan algo de comer, ahora vengo-dice antes de perderse por una gran apertura que guiaba hacia otro pasillo.

Me senté en uno de los sillones y esperé.

- En un momento te traerán un jugo y un sándwich- luego de unos minutos Emré volvió nuevamente.

- Emré, cuánto tiempo estuve dormida?- pregunto confundida.

- Unas cuantas horas supongo - dice mirando la pantalla de su celular.

- ¿Qué ? - digo confundida.

- Así es, ayer antes del vuelo hacia aquí te sedaron. Desde América hasta Turquía son alrededor de 12 horas de vuelo y cuando llegaron aquí hace 3 horas seguía dormida - dice ahora mirándome a los ojos.

Lo quedo observando confundida.

- Buenos días señora Victoria, aquí está su desayuno - una mujer de unos 40 años con uniforme de mucama me acercaba una bandeja con un jugo de naranja y un sándwich.

- ¡Gracias! Solo Victoria por favor - digo sonriendo, la mujer me sonríe y se retira.

- Señora Victoria - Emré se burla.

- ¿Por qué hablan tan bien español Emré? - pregunte antes de dar un sorbo al delicioso jugo de naranja.

- Es uno de los tantos requisitos que hay que cumplir para trabajar con el gran Emir Öskan.

Abdul ha comenzado sus negocios en Latinoamérica justo cuando Emir nació, desde entonces han viajado mucho. Emir desde muy pequeño aprendió a manejar muy bien ambos idiomas, por eso Abdul le ha dejado a cargo de los negocios de allá. Y ahora como tú vendrías aquí, ha encargado a los de servicio que te hablen en español - dice sonriendo.

- ¡Wow! - respondí sorprendida.

- Todo por ti Victoria - agrega Emré.

- Y cuál es tu relación con Emir ? - pregunto.

- Mi padre era la mano derecha de Abdul, el padre de Emir. Cuando mis padres murieron en un accidente - se aclara la garganta - Abdul se hizo cargo de mí, hasta me pagó la universidad. Yo vivo aquí desde entonces, y con Emir nos hemos hecho buenos amigos, cuando murió su padre él me pidió que lo ayudara con los negocios y aquí estoy siempre a su lado - sonríe orgulloso.

- Tienes buena vibra Emré, creo que nos llevaremos bien - le sonrío.

- Tú eres muy buena, no mereces lo que tu madre hizo - dice y luego hace un gesto de arrepentimiento.

- Qué dices ? - exclamo curiosa.

- Nada, no me hagas caso. Debo irme - y sale casi corriendo de la sala.

Quedé allí sentada y sin comprender nada.

- Se le ofrece algo mas señora? - la mujer del servicio aparece nuevamente en mi campo de visión.

- Sí, que no me digas mas señora. Solo Victoria - le sonrío.

- Está bien. Victoria - me devuelve la sonrisa.

- Cuál es tu nombre? - pregunto

- Soy Susan señor... perdón, Victoria - suelta una pequeña carcajada.

- Mucho gusto en conocerte Susan - digo sonriendo. Esta asiente y se retira con la bandeja.

Las horas siguientes me las pasé recorriendo la casa, los grandes jardines. Al parecer el imperio de los Öskan es muy grande.

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Ya pasó una semana desde que yo estoy aquí.

He pasado mucho tiempo con Emré, con Emir apenas nos hemos cruzado a la hora almuerzo, he conocido a Asli; la hermana de Onur, uno de los custodias de Emir. Y también he hablado mucho con Susan, ella es muy dulce y agradable.

Por las noches aún lloro la muerte de mi padre y lamento no poder visitar su tumba y llevarle flores como él lo merece. Le guardo mucho rencor a Emir por eso.

De mi madre no he tenido noticias aún.

Es un bonito atardecer en Estambul, si bien la casa está cerrada por grandes muros, se puede contemplar el atardecer en el gran jardín con muchos árboles, que dan la sensación de que estoy en un bosque lejano.

Hoy hay un solo guardia, Emir ha salido por la mañana y aún no vuelve. Emré tampoco está en casa. Asli aún no vuelve de la universidad, solo estamos Susan y yo.

El portón de la entrada se encuentra entreabierto, una sola y peligrosa idea pasa por mi mente; escapar.

Rápidamente intento idear un plan de escape.

Voy corriendo hacia la puerta.

- Oye! Tú eres Onur verdad ? - pregunto a uno de los guardias en la puerta.

- Sí señora, se le ofrece algo ? - pregunta

- Oh, no. A mí no pero a Asli sí, le ha llamado a Susan diciendo que tuvo un problema en la escuela - miento.

- Un problema ? Qué tipo de problema ? - pregunta asombrado.

- No lo sé, Susan solo me mandó por ti. Corre! - digo tratando de sonar convincente.

Onur luce preocupado pero duda un poco hasta que finalmente corre hacia la casa dejándome sola con la oportunidad de escapar.

Entonces aquí voy, corro y corro por la solitaria calle sin saber a donde voy.