Maya Smith ha vivido un infierno desde que su madre falleció. Su padre la obliga a casarse en busca de beneficios monetarios. Maya se resiste y quiere ser libre, por lo que en una subasta de autos, dónde todos van con máscaras, le propone a un hombre que se casen.
Pero todo cambia cuando descubre que su vecino ahora es su esposo.
Hugo Moore, siempre ha estado enamorado de ella, y desde ese día decidió que Maya sería su esposa.
Aunque al principio ella lo pida, la vida los ha unido. ¿Podrán superar las diferencias y ser felices? ¿Podrá ella amarlo como él la ama?
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Gala I
El día de la gala cada vez estaba más cerca, Maya estaba decidida a buscar la manera de impedir la boda que su padre le estaba imponiendo.
-Amiga, tranquila - Brisa palmeo su hombro - ya encontrarás una solución
- Gracias Brisa, quisiera poder irme lejos, dónde nadie me encuentre. Mi padre no entiende
- No pensemos más en eso. Vamos a trabajar, que tu príncipe estará por ahí esperando el mejor momento para rescatarte - Brisa quería animarla y que no pensará más en sus problemas
- Ja, ja, ja
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Mientras tanto en la mansión de los Moore, Jonás observaba como su hermano Hugo leía algunos documentos.
- ¿Pasa algo? - Hugo pregunto al sentir la mirada tan fija de su hermano mayor
- Falta poco para la gala, ¿vas a ir?
- No - dijo en tono seco y sin emoción
- ¡Oh! Que lastima hermano, te vas a perder todo lo bueno
- Ahí no hay nada bueno que ver. Sabes perfectamente que odio esos eventos, gente derrochando el dinero como si no existiera un mañana
- Pensé que querías proteger a Maya Smith y que nadie te la vaya a robar
- ¿Qué tiene que ver ella en esto?
- Un pajarito llegó volando y me ha contado que ella asistirá a la gala benéfica
Hugo detuvo sus movimientos, levantó la vista y miro a Jonás
- ¿Qué has dicho?
- Lo que has escuchado hermano mío - Jonás sonrió complacido al tener la atención de Hugo - ¿Vas a asistir?
- ¿Dónde será? -
- Aquí está tu máscara, la entrada tiene toda la información que necesitas -
Hugo recibió lo que Jonás le daba
- Gracias -
- Aprovecha la oportunidad de acercarte más a ella, enamórala como se debe hermano, no vaya a ser que te odie porque piense que la tratas como su padre
- Ya lo intenté
- Conociéndote, ya me imagino como han sido tus intentos ja, ja, ja - Jonás se burló - Que logres ser su amigo, sería el comienzo
- Lo tomaré en cuenta, pero esto del contrato no estaba en los planes eso lo sabes, solo estoy tomando oportunidad
- Si lo sé Hugo, pero piensa en esto, Maya se ha negado al matrimonio de seguro porque siente que su padre la trata como una mercancía, y a ti es posible que te odie
Hugo quedó pensando en las palabras de Jonás, se dio cuenta de que tenía razón
- En vez de acercarla, la puedes alejar de ti Hugo. Ella no verá este contrato como una protección sino como una prisión
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El sábado llegó, día en que sería la gran gala benéfica, se estarían presentando diferentes autos de lujo, todo con la excusa de que serán subastados para una gran obra de caridad. Muchos de la alta sociedad se preparaban para la ocasión, cada quien buscaría como satisfacer hasta sus más oscuros deseos en una noche que prometía dar todo.
Las Vegas, una ciudad que se encuentra en el desierto de Mojave que con el paso de los años ha sido una ciudad que se ha convertido en un espectáculo en ella misma, llegando a ser la ciudad más grande de Nevada. Siempre ofrece algo nuevo tanto a los habitantes como a los turistas. Ahora es conocida como la ciudad del pecado, todo gracias a la gran cantidad de sus casinos.
Uno de los más importantes de la ciudad abrió sus puertas cuando la oscuridad de la noche se apoderó de la ciudad, el ARIA Resort & Casino que se vistió de gala para recibir a sus invitados.
- ¿Lista amiga? - Pregunto Brisa al ver lo nerviosa que estaba
- Nunca he estado en un lugar así - respondió Maya al fijar su mirada en la estructura que consta de dos torres de gran altura de acero y vidrio curvadas contiguas en el centro
- Y eso que vivimos en una ciudad llenos de ellos amiga
- Mm
- Entremos - Brisa la tomo por el brazo - Solo espero que no demos mala impresión
- No sería una buena idea ja, ja, ja, saldrán espantados pero no por nuestros vestidos, sino al estar así nosotras tomadas del brazo
- En la entrada te suelto tonta, no quiero arruinar tu noche
Ambas amigas entraron y al mostrar las entradas de invitación, fueron llevadas a la sala donde sería la subasta.
- ¡Bienvenidas señoritas!
Las arañas alumbraban todo el gran salón, los colores que más resaltaban era el dorado con el negro, en la decoración. Había incluso una tarima donde se llevarían a cabo las presentaciones de los autos lujosos a subastar, también habían dispuesto un minibar.
- Imagino que las pujas estarán altas está noche
- Obvio amiga, esos autos no cuestan unos cuantos dólares, sino miles de miles. Pero nosotras no estamos aquí para pujar, venimos a disfrutar a olvidar el mundo real. Más tarde quiero ir al casino
- ¿Vas a apostar? - Maya la miro sorprendida
- ¿Por qué no? - Brisa sonrió - quizás sea mi día de suerte
- No creo en esas cosas, así que paso
- Yo tampoco, pero quiero sentir la emoción de jugar.
- ¿Crees que alguien nos reconozca?
- No, tenemos máscaras y la entrada era secreta. Todos saben que los presentes son gente importante, quizás los que estén más familiarizados se reconozcan, pero nosotras no somos famosas
- Papá siempre me ha llevado a galas desde los 17 años, ya la mayoría me conoce
- Pero está noche es de nosotras amiga, nadie te va a reconocer.
- Eso espero.
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- ¡Qué ridículo me veo! - Se quejó Hugo al mirar su reflejo en el espejo
- Estás guapo hermano - dijo Matías - con esa máscara, te ves más aterrador y autoritario de lo que eres
- Esto no me hace sentir bien, las máscaras deberían ser para juegos de niños
- Si anciano - Se burló Jonás - vamos que se hace tarde.
Los tres hermanos llegaron al gran hotel, una vez que entraron por la puerta de la sala del banquete, todos posaron sus miradas en ellos, el trío exudaba ese aire gélido, se veían imponentes con sus trajes color negro y las máscaras, le daban ese toque de misterio, haciendo que las mujeres presentes quisieran saber que clases de hombres estaban detrás de ellas. Su caminar lo hacían como si fueran los reyes del universo.
- ¡Maya! Mira quienes llegaron. - Brisa jalo a su amiga para qué centrará la mirada en los recién llegados
- ¿Quiénes son? - Pregunto curiosa.
- No lo sé tonta, lo único que sé, es que son todos unos papacitos, están hechos como me los recetó el doctor - Brisa mordió su labio seductoramente - mira cuántos músculos, quisiera verlos sin los trajes
- No seas golosa, déjame uno - Maya se rio
- Uno de ellos será tuyo, ¿Ves el que está en medio?
- Ajá, ¿Qué pasa con él?
- Mira la máscara niña, es la compañera de la que traes tú
Maya abrió sus ojos en grandes.