Tristán Firefly, es un esclavo que fue vendido a sus tres años de edad, siendo tratado de una forma cruel e inhumana. A sus ocho años continúa con esa vida, su único sueño es tener una familia propia con su pareja destinada, pidiendo una señal a su Dios. Encontrándose con ella un día después, pero tienen que separarse. Gracias a ello, vuelve a su vida normal, su amo casi lo mata y lo tira al bosque quitando toda evidencia para no ser acusado de asesinato. Todos los creen muerto ahora y con eso logra ser libre para hacer su nueva vida como quiera.
¿Logrará encontrarse de nuevo con Shahiem y ser felices juntos?
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risas
Aún con el desayuno tan exquisito, no podía disfrutar de la comida cómo siempre lo hacía en las ocasiones que tenía a la suerte de su lado. Todas intentaron subirle los ánimos, aunque fuera mínimo lo que podían hacer por él. Nadie sabía del plan que tenían Camila y Tristán, pero aun así, la amenaza de su amo podía arruinar sus planes por completo. Al día siguiente tenían que partir en la madrugada, el carruaje se detendría en el camino al principio del bosque, en dónde Tristán se subiría y se ocultaría debajo de los asientos. No sabía siquiera si sobreviviría de las garras de su amo, pero valía la pena intentarlo después de tanto que había tenido que pasar. Rogaba a dios por qué no se juntara Shahiem con alguien que no fuera él, por si acaso no sobrevivía al final. Pensaba en razonar con su amo para que pudiera aclarar el malentendido entre él y su esposa e hija, esperando que su amo no fuera tan bestia como para no escuchar ni una sola palabra que saliese de su boca. Tenía que intentarlo de cualquier forma posible, necesitaba sobrevivir a esto, cómo siempre lo hizo desde pequeño. No le interesaba si había sido mentira lo de sus padres, por qué al final, nunca fueron por él, jamás fueron a buscarlo y salvarlo. Aún merecían su desprecio.
-Tengo que ir a la mansión para arreglar las cosas.- dijo de repente.
-¿Estás demente?.- dijo Camila preocupada.
-Tal vez lo estoy desde el inicio de mi vida.
-¡Te prohíbo cruzar esa puerta Tristán!.
-Buena suerte con ello, te recuerdo que no eres mi ama o al menos un familiar mío, en pocas palabras no eres más que mi amiga que no tiene poder sobre mí, así que cómo yo lo veo... Puedo hacer lo que yo quiera.
Pudo ver cómo se borraba la luz de su mirada, parecía haber sido aplastada. No quiso decir todo lo que había dicho, pero si no hubiera sido de esa manera, jamás hubiera salido como lo estaba haciendo en ese momento. Pero su consciencia le gritaba por ser tan malo con alguien que no lo merecía, regresando al comedor de la cocina y abrasando a Camila.
-¡Perdóname, no quise decir nada de eso, solo déjame ir y nos vemos mañana sin falta!.
Se fue corriendo a la mansión de su amo después de eso. Por un momento se le había olvidado su pierna rota, pero no podía retrasarse con ello. Debía llegar antes del atardecer que se acercaba con cada paso que daba.
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David Blackburn seguía esperando con cautela por las calles, se sorprendió al ver a su esclavo corriendo hacia la mansión. Ya no tendría escapatoria después de ese error que estaba cometiendo. Lo haría sufrir como nunca antes lo había hecho, había preparado un látigo lleno de clavos para esa ocasión especial. Siempre se había gastado dinero en látigos así para ocasiones especiales para hacerle pasar un mal rato a su pequeña escoria de esclavo, ahora tenía que pensar a futuro después de lo que haría con él, necesitaría de un nuevo esclavo para divertirse con él así como lo había hecho con Tristán. Subió a su caballo para torturar de una vez a su pequeña mascota.
- Tristán... Te dije que te mataría.- hizo correr al caballo.
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Continuaba dando vueltas por el cuarto de la posada, aun cuando él le había dicho que llegaría en unos días, ella tenía la ilusión de verlo ese día y contarle lo que había visto en el bosque y la colección de insectos que tenía en unos frascos. Shahiem se desesperaba cada segundo que no lo veía o escuchaba su voz. Normalmente, no le importaba si cumplían o no sus promesas que hacían, así no se decepcionaría al ver que las promesas eran vacías. Pero algo le decía que él si cumpliría, ahora tenía que esperar a que llegara.
-Shahiem, aléjate de la ventana.- dijo su madre mientras se acercaba a ella.
Eso hizo que Shahiem activara sus instintos, se convirtió en dragón y salió corriendo con una sonrisa en su cara. Su madre gritó su nombre a todo pulmón mientras intentaba atraparla.
-¡Shahiem, no vayas afuera!.- gritó con desesperación.- ¡Ellos son!...
Se oyó un ruido sordo, un cazador la había atrapado con una piedra más grande que su forma de dragón. Le había dado en la cola, estaba a punto de clavar una daga por su garganta y bajarla hasta su estómago. Un guerrero con una brillante armadura azul se acercó al dragón y lo arrebató del cazador. Era muy respetado por todos en ese lugar, así que no hubo queja alguna, su cabello era algo corto y rebelde, su cara estaba cubierta por una nube gris de manera ovalada y liza. Sus ojos eran dos luces blancas con azul cielo al final, cambiaban con sus emociones, la boca no estaba. Tenía una bufanda de tela café y una capa vieja de color azul cielo. Shahiem sentía su muerte, todo por sus instintos que no podía controlar de ninguna manera, fue llevada hasta el bosque en dónde la escondió dentro de un arbusto. Tomó una serpiente y la cambió de color con un hechizo que solo pensó pero nunca dijo. Ahora esa serpiente era del mismo color que ella, solamente faltaba algo más. Metió su mano al arbusto y le arrancó plumas de su pecho y alas. De repente la serpiente se vio como ella y la mató para estar en su lugar.
-Lo siento, pero se supone que es lo que debo de hacer, solo quédate aquí pequeño.- susurró con una voz dulce y sin género, parecía la voz de un hombre y mujer al mismo tiempo.
Hizo caso de lo que le decía y no se movió de ahí, en cuanto a él, se fue al pueblo para mostrar el cadáver del "dragón". Todos se tranquilizaron, ahora ya no habría peligro con ese tipo de bestias. Se acercó un mago para ver el cadáver. Era joven, parecía de unos trece años.
-¡No puede ser!, ese dragón era único en su especie.- sorprendido por el espécimen, se acercó para verlo de cerca.- Es tan hermoso.
Su madre estaba devastada y tomó el cadáver de quién pensaba era su hija adoptiva. Al final no había podido protegerla como lo había prometido. No tardaron en correr el chisme del dragón albino que había muerto, todos en el pueblo lo supieron. Colgaron al dragón en el centro del pueblo como burla a ellos. Riéndose por el final del dragón bebé. Estaban orgullosos de lo que habían hecho, a su vez Shahiem en su forma humana, fue con su madre que estaba llorando frente al cadáver.
-Así que al final te preocupas por mí.- dijo burlonamente.
Su madre se volteó rápidamente para mirarla , la abrazó tan fuerte decidiendo entré ellas que acamparian en el bosque por su seguridad y miedo de que a la siguiente si fuera ella la que estuviera ahí.
