La Diabla

Yo sólo me reí en su cara y antes de que ella empezará una pelea o siguiera hablando, Alen la agarro y la sacó de la habitación.

Puede que ella tenga un poco de razón y yo termine muriendo a manos de su hermano Omar, pero al menos voy a intentar que no sea así, aunque tenga que hacer varias cosas que no me gusten, y eso sería hacerle caso y seguirle el juego a ese tarado, no me importa fingir un tiempo.

Sin embargo, a la mínima oportunidad lo voy a matar, no pienso escapar, ni quiero intentarlo, sólo quiero vengar a mi hijo. Voy a matar a su creador y después haré lo que sea para salir caminando de esta casa, aunque llegue a tener más cadáveres enzima.

Con todos esos pensamientos, me Di una ducha y me acosté, no sabía si podría descansar pero lo intentaría para lo que empezaría a ser el día de mañana.

Para mi buena suerte pasaron días y la única cara que veía era la de Alen cada vez que venía a traerme comida y hablábamos un rato, ningún tema en particular, por las dudas que nos estuvieran vigilando.

Por algún tipo de milagro, Fátima no apareció más por la habitación a molestar y los padres creo que no pasaban por la puerta ni de casualidad, cosa que me tranquilizaba, pero también me hacía desconfiar.

Estaba demasiado alerta, me parecía mucha tranquilidad.

Pasaron dos semanas así, y por poco me vuelvo loca con tanta calma.

Ya siendo de noche, estaba durmiendo cuando La puerta se abrió y supe que no era nada bueno, pensé que podría ser Omar pero no, era Alen

— Levántate urgente— me ordena con cara de funeral.

—¿Qué pasa, Alen?, ¿por qué tienes esa cara?

—Mis padres mañana casan a Fátima con un viejo verde, socio de mi padre y supuesto mejor amigo.—me informa rápidamente— Necesitamos viajar ahora mismo, no te piensan dejar sola en esta casa, te tendrán muy vigilada.

—Tranquilo, no voy a hacer ninguna estupidez, haré caso en todo.— digo sonando confiable, aunque en mi cabeza solo puedo pensar que lo que dije, se hará realidad, bastante pronto.

—Hay algo más —dice rascándose la cabeza, frustrado.

— Dime

— Nosotros nos vamos con mis padres y mi hermana, pero Omar irá en otro vuelo con mi prometida. Te aviso para que te prepares mentalmente.

—Tarde o temprano pasaría, tuve dos semanas muy tranquilas— dije— Veremos que pasará ahora, pero seguro a tu hermano o a tus padres se les ocurrirá presentarme como la mujer de Omar para mantener apariencias.—Concluí y él asintió

— Si, muy cierto, incluso para mí ha sido raro todo este tiempo en paz.—mira a otro lado mientras me cambio de ropa—Pero te doy la razón en lo que dijiste cuando Fátima se enfrentó a ti, la casarían con cualquiera para que deje de molestar a la familia.

—Hace 5 minutos pensé lo mismo, cuando lo dije fue por un impulso, enojada.—aviso— Aunque sí vi que tus padres no la querían, pero no creí tener razón.

— Vamos dale, iremos en silencio, no quiero más problemas, y seria peor si saben que nos llevamos bien. —me señala dejándome una clara advertencia de que no me pase en chistosa—Observa bien a mi prometida y después quiero tu opinión, siempre tuviste un sexto sentido, quiero saber que más oculta que pueda usarlo en mi beneficio.—pide.