¿Que sucede cuando quieres algo con todas tus fuerzas? ¿Lo tomas por las buenas o por las malas? Mi vecina me vuelve loco y haré lo que sea con tal de tenerla, aunque ahora solo puedo conformarme con espiarla algún día será mía. Eso es un hecho.
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CAPÍTULO V
Luego de esa interacción en el bar no volví a tener oportunidad de hablar con ella. Sigo golpeándome en mi mente por ser tan imbécil. Amanda interpretó, con mi lenguaje corporal, que yo estaba incómodo, lo que ella no sabe es que mi molestia no era con ella sino conmigo mismo.
Al volver del bar noté que las cortinas estaban abiertas y pude verla moverse en su departamento. Coloqué el ordenador en una posición que me permita mirar enfrente mientras finjo que hago mi trabajo. Sí, últimamente no he prestado mucha atención a eso. Puedo verla ir y venir con objetos en sus manos, claramente está reacomodando algunas cosas. Se acerca a la ventana hablando por teléfono y podría jugar que está mirándome directamente, pero soy demasiado cobarde para acercarme a mi propia ventana y hacer algún gesto. A demás seguramente está mirando todo el edificio, de cualquier manera ¿por qué tendría interés en alguien como yo? Le demostré que soy un idiota inmaduro.
Cuando sale de mi campo visual me obligo a concentrarme en el trabajo, han pasado algunas horas y comienza a oscurecer, doy una última mirada enfrente, pero al parecer ha salido o se ha quedado dormida porque no hay luces encendidas y las cortinas siguen abiertas. Yo me dirijo a mi estudio a finalizar unas cosas, llamo al delivery para encargar la cena y le respondo algunos mensajes a mi madre. Fernando me avisó que viajaría está semana a otra ciudad donde piensa instalar un gimnasio nuevo, me alegro por él.
Me doy una ducha y salgo justo para recibir la comida. Mis cortinas siguen abiertas porque deseo verla, pero todo sigue en oscuridad en el noveno opuesto. Ella dijo que sería su primera noche ahí, quizás cambió de parecer. Como frente al televisor, tirado en mi cómodo sofá.
En algún momento me quedé dormido con la tele encendida, pero lo que me despierta es un destello que viene desde afuera. Me incorporo en el sillón, frotando mis ojos, apago la TV y me dispongo a ir a dormir a mi cama, pero hay algo que llama mi atención, enfrente sigue todo apagado, sin embargo, veo la sombra de alguien, apago también la luz de la lámpara que quedó encendida y me dispongo a ver bien qué pasa allí.
La figura que veo moverse es mucho más grande que la de Amanda, algo no está bien aquí. La sombra utiliza una pequeña linterna y la veo pasear por el departamento como buscando algo. Debería llamar a la policía, Amanda podría estar en peligro.
Busco mi teléfono y marco al 911, la operadora que me atiende me pide detalles y trato de ser lo más preciso posible, como dije no sé si ella está adentro o no. La operadora me informa que una unidad se dirige al lugar, pero me pide que me mantenga en la línea en lo que llegan. Me siento nervioso, mi corazón está disparado y siento el sudor correr por mi espalda. El intruso sigue en su búsqueda y yo ruego para que la policía llegue pronto.
Veo las luces de la patrulla estacionar frente a la Torre F, la operadora me pide la confirmación y me solicita que le dé detalles de lo que sucede. Al parecer, los oficiales han llegado al departamento porque veo a la figura moverse nerviosa por todo el lugar.
Como todos los edificios de la ciudad, este complejo cuenta con salidas de emergencia, la escalera que baja por fuera del edificio tiene la salida por el ventanal de la cocina, es justamente por ahí que el extraño se escapa, se lo hago saber a la operadora que sigue en la línea y quién alerta a sus compañeros que ya habían ingresado al domicilio, veo al hombre bajar, porque definitivamente es un hombre por su contextura, no puedo distinguir ningún rasgo para identificarlo, ya que va cubierto de pies a cabeza. Lamentablemente, los policías no son lo suficientemente rápidos y lo pierden. La operadora corta la llamada no sin antes decirme que se van a encargar de informar a la propietaria, puesto que no se encuentra en el lugar.
Respiro aliviado, son pasadas las cuatro de la madrugada, pero ya el sueño se me fue por completo. Agradezco que Amanda no haya estado y pienso en lo que podría haber pasado, una locura.
Me quedo ahí, frente a la ventana por demasiado tiempo porque puedo ver al sol asomarse iluminando la ciudad, esa es la señal para ponerme en movimiento. Me preparo para ir al gym, necesito descargar energía.
Después de casi dos horas de ejercicio vuelvo a mi departamento, grande es mi sorpresa cuando me topo con Amanda en la puerta de mi casa.
— Buenos días, Chris
— Amanda — es todo lo que puedo articular, los nervios suben al cien, estoy hecho un desastre, sudado y desprolijo.
— Disculpa que haya venido así, pero no tengo tu número y quería agradecerte por lo que hiciste anoche. — en sus manos tiene una bandeja con lo que creo es un desayuno.
— No fue nada, yo... Solo me preocupé... Por ti — balbuceo como un crío. Si supiera todo lo que provoca en mí.
— De verdad muchas gracias, pensé que tal vez podríamos desayunar juntos, si no te molesta.
— Eh... Sí, claro —intento abrir la puerta del departamento sin acercarme mucho porque apesto a sudor — Pasa... Por favor.
Ella pinta una sonrisa en su rostro que me deslumbra y procede a entrar.
— Es muy linda tu casa.
— Sí, eh... Gracias... Disculpa... Disculpa el desorden — ahí estoy otra vez hablando como idiota.
— No te preocupes, mi casa quedó peor — ríe nerviosa —¿quieres ducharte primero?
— ¿Qué?... — por mi mente pasa la imagen de ella y yo en la ducha, pero sé que no es eso lo que quiere decir, por supuesto — Oh, sí, voy a... Voy a ducharme, siéntete como en tu casa.
Vuelve a sonreír y yo desaparezco en el baño, ¡Dios! No puedo creer que esté en mi casa, compórtate Chris, no vuelvas a cagarla.