NovelToon NovelToon
El Hijo Del Narco

El Hijo Del Narco

Status: Terminada
Genre:Maltrato Emocional / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Completas
Popularitas:2.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Joél Caceres

Adrían lo tenía todo lo que un muchacho de 19 años pudiera tener, belleza, protección y un futuro prometedor. Pero, sus hermanos lo traicionaron revelando que es gay a sus padres, sin contemplación lo expulsaron de la casa. No esperaban,sin embargo, que todo rastro de él desaparecería, como si nunca hubiera existido, sintiendo la culpa aplastarlos.

NovelToon tiene autorización de Joél Caceres para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Quédate un poco más

Adrián se encontraba desayunando tranquilamente en la granja, cuando escuchó unos mugidos de vaca, no una sino de todas ellas.

Ese comportamiento era una señal clara de que una de ellas rompió el cercado o saltó encima del alambrado, las vacas siempre avisan que uno de los suyos ha ingresado a la chacra o al patio, será envidia porque el otro logró hacer lo que ellas no pudieron?

Sea como sea, el muchacho se levantó y pudo constatar que efectivamente el toro negro saltó por encima del alambrado y estaba comiendo las hojas del maíz que estaba a punto de florecer.

Él fue corriendo para espantarlo y en ese intervalo de tiempo, su largo pelo se enredó por las ramas de un árbol de baja altura, que el no vio en su precipitada carrera.

Mientras el toro comía grandes cantidades de hojas de maíz, girando su cabeza para observar al muchacho, a él le hervía la sangre contra el animal.

Rompió las ramas del árbol y liberó su pelo, agarró un palo y dio golpes al toro y consiguió sacarlo de la chacra.

En su apuro el toro, saltó sobre el alambrado, derribando varios de los postes (madera en forma cilíndrica que sirve para sujetar el alambrado) e hiriéndose sus patas en el proceso.

Entonces, como él no sabía cómo colocar los alambrados, buscó y llamó a Florencia, Ella se encargó de contratar a un hombre, el que encontró era de edad algo avanzada, pero que conocía cómo hacer el trabajo.

Más tarde el viejo apareció con pala, machete, hacha y alambres para reemplazar lo destruido.

Se fueron al bosque y le dio el hacha al joven para practicar, como no conocía exactamente la técnica se esforzó mucho y terminó con la mano golpeada y la piel pelada, que le producía un ardor intenso.

El hombre le señalo cómo agarrar el hacha e inclinarla para lograr la mejor eficiencia, también le indicó qué árboles eran buenos para el cercado y cuáles no, había algunos incluso que estaban protegidos.

Le dio al joven los postes más pequeños y él se llevó los más pesados, a pesar de su apariencia el anciano era bastante fuerte y conocía su trabajo.

Llegaron a la zona del desastre y le mostró cómo hacer los agujeros en la tierra de tal modo que aún con la lluvia no caigan esos postes , fanfarrondeando de que el alambrado que hace él es el mejor de la región, pues los otros son unos perezosos.

Terminado el trabajo, se despidió de ambos y la anciana le pagó con gallina casera, huevos y leche.

 La mujer vio las heridas del joven en la mano y trajo su botiquín, lavó sus heridas, le puso un cicatrizante y lo cubrió con una venda

— En el campo hay que estar preparados para estos casos, por eso no debe faltar un botiquín. Espetó la anciana

— Gracias por tanto cuidado, lamentó no ser tan útil en ciertas cosas,dijo el joven con expresión de dolor en su rostro

— Para servir estamos— respondió ella,

La anciana dudó un poco, pero necesitaba saber con quién compartía la casa.

— Veo que tu piel es muy delicada, tuviste un buen pasar, se nota eso a leguas, pero qué pasó?— preguntó sin apartar la mirada del rostro del muchacho para apreciar mejor sus reacciones.

— Me corrieron de casa, por un malentendido, espetó, mientras apretaba con furia su puño y arrugando la frente.

Adrián no quiso contarle la verdadera razón, temía ser rechazado por la anciana. Ese lugar le comenzaba a gustar y el trabajo duro mantenía su mente ocupada, de lo contrario sentía que se volvería loco.

La anciana entendió al ver su expresión que lo incomodaba recordar ciertas cosas, así que no insistió, sentía que era un buen muchacho.

Para desviar el tema, la anciana le comentó que debían poner un palo grande en forma de "Y" en el cuello del toro para dificultar el salto sobre el alambrado y evitar que se repita esa situación.

— Cómo lo haremos?— dijo el de los ojos azules y luego agregó,.no es que sea precisamente un animal manso.

—Mañana cuando todos los animales estén en el corral, estará sin poder moverse mucho, aprovechamos y lo atamos, luego le ponemos la cangalla (el palo en forma de Y) por el cuello.

— Espero que salga todo bien, no quiero ser corneado por un toro—expresó, frunciendo el ceño y apretando los labios al imaginarse semejante situación.

— No te preocupes. Ahora voy a poner el poroto, para que te dé rapidez mental o por lo menos eso decía mi abuela la finada.

Adrián se metió al baño a arreglarse el pelo y vio que estaban enredados, así que tomó una tijera y se los cortó de manera impulsiva, obviamente el resultado fue un desastre.

Al verlo la anciana, se quedó estupefacta y dijo

— Está horrible tu pelo, ve a Don José después de comer a que te los arreglé, él me debe favores.

— Está bien, abuela. Pero qué le digo? . No puedo llegar y decirle corteme el pelo, sin más— respondió el muchacho.

— Dile que Florencia te manda, ahí quedamos a mano, el me debe algunos favores, pero primero come que estás muy flaco.

Pasaron unas horas, las horas y el alimento por fin estuvo listo y ambos comieron, lo acompañaron con mandioca y jugo de pomelo, aunque era una sopa la comida.

Adrián se levantó ayudó a limpiar la casa y los platos y se fue junto a Don José, tal como le dijo Florencia el aceptó sin rechistar cumplir el trato que tenía con La Florencia.

—: Tu pelo es de hermoso color muchacho, no sé qué te pasó para jugar así por él! Exclamó con incredulidad.

— Me enredé con unas ramas y me sentí frustrado, así que me lo corté, dijo con expresión neutra— mientras el hombre le comenzaba a arreglar el pelo.

El hombre trabajaba con gran habilidad con la tijera y el contacto de las manos del hombre con su cuero cabelludo hizo que el muchacho se relajara al punto de casi dormi

— Listo muchacho, qué te parece el corte? Espetó con cierto orgullo por su trabajo.

— Bien, bien dijo el muchacho moviendo la cabeza para ver todos los ángulos.

Volvió a la casa de Florencia y cuando se disponía a descansar, recordó que la anciana le mencionó que era día de llevar provisiones a Daniel el viudo

— Rayos, hoy si fue un día de locos, pensó para si mismo.

Preparó las provisiones y pidió a la anciana llevarle también mandarinas y naranjas, pues vio que incluso se pudrían en el suelo, ellos eran incapaces de consumirlo en su totalidad. A la mujer le pareció una idea excelente, pues la niña necesitaría vitaminas.

Descansó un poco bajo la sombra del frondoso mango hasta que el calor disminuya lo suficiente para hacer soportable el camino.

Tomó las provisiones y fue andando lentamente, observando el ambiente.

Estaba más relajado que la primera vez que fue a la casa del viudo y por el camino pudo observar casas muy antiguas de la época colonial, pero como no se les hacía mantenimiento comenzaban a deteriorarse por el paso del tiempo, dándole un aspecto triste y descuidado.

También vio casas modernas construidas con vidrio y cemento, le era interesante cómo convivían en un mismo pueblo lo antiguo y lo nuevo, con tantas ideas acerca del lugar que le tocó vivir el paso se le hizo ligero y llegó rápidamente a su destino.

Desde lejos vio a Daniel y su hija, estaban en el patio, la niña lloraba desconsoladamente y corría en círculos en el patio, su papá le decía

 — Qué te pasa Ana? Por favor habla, pero no hubo respuesta.

— Disculpa por llegar en un momento tan inoportuno— expresó el muchacho.

Daniel trató de mantener la compostura a pesar de que la niña seguía en las mismas.

— Pasa por favor, espetó con una voz cargada de frustración.

Adrián abrió el portón y pasó, le entregó la bolsa con viveres.

Los ojos de Daniel se iluminaron al ver la mandarina, su hija necesitaba consumir frutas y estás eran sus favoritas.

El moreno señaló unas sillas y le invitó al de los ojos azules a pasar al patio, mientras la niña se fue calmando poco a poco.

Adrián pasó y observó desde lejos como Daniel intentaba tranquilizar a la niña, finalmente lo logró y la niña volvió a jugar con la arena como si nada.

Daniel se dejó caer en el sillón agotado y a la vez agradecido por los obsequios, una vez que volvió en sí, pudo observar bien al rubio, se dio cuenta que algo en él era diferente.

Finalmente se dió cuenta, el joven se había cortado su pelo, se avergonzó, pues pensó que con su comentario anterior había espantado al rubio.

— Te cortaste el pelo por mi culpa, dijo apesadumbrado.

El rubio lo miró con compasión, se notaba el cansancio en los ojos del moreno y le replicó

— Nada que ver, simplemente no era práctico en el campo, me enredé con unas ramas y me dio rabia.

— Lamento lo de mi niña, trato de que se integre a los otros niños... pero después se pone así, parece que el ruido excesivo la perturba o quién sabe a esta altura ya no sé.

— No te preocupes, entiendo que ha de ser difícil para ti criarlo solo.

— No es solo eso, es extraña está niña, la amo mucho, pero algo tiene, a veces pienso que tiene un problema mental, pero reconoce los números y colores— Hizo una pausa y dio una mirada hacia su hija

—En una foto por ejemplo es capaz de notar que hay un objeto que nadie más ve, es una contradicción constante, te lo juro que no entiendo! Exclamó con dolor el padre.

El de los ojos azules no sabía cómo reaccionar, no sabía nada de niños, pero señaló las mandarinas — esas frutas le encantarán, ya verás que se pone bien.

Así que el moreno peló la mandarina y llamó a su hija. Le lavó las manos y le puso en un plato las tajadas. Ella los consumió con gusto, como si recientemente no hubiera estado llorando.

Adrián se alegró por la idea de traerle esas frutas, sintió que ha hecho algo positivo, se dispuso entonces a irse y Daniel le sujetó suavemente.

— Por favor quedate un poco más Adrián— dijo con una actitud casi de súplica, en sus ojos se veía que el hombre estaba al límite.

— Claro, le dijo, pero esta vez será por poco tiempo, no quiero que la abuela se preocupe.

Se sentaron y Daniel le invitó un tereré helado y conversaron o más bien el hombre descargó la frustración que traía consigo, no entendía a su hija y sus familiares esperaban nada más que la perfección en una niña tan pequeña.

Adrián tuvo que despedirse temprano, sintió un nudo en el estómago, pensó en aquel hombre y se vio así mismo, sufrió rechazo y conocía ese sentimiento, vaya que lo conocía.

1
Sofia Muriel villegas
/Cry/se me metió algo al ojo
Ana Castellon
me gusta mucho tu historia la amoooo
Ferchx: Gracias
total 1 replies
nahomi sofia rodriguez castañeda
ahora con la cabeza fria si pienza
nahomi sofia rodriguez castañeda
incomodo
Turul
se ve muy interesante
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play