La seducción femenina es un arte que he dominado con gracia y precisión. Mi nombre es Ela West, y soy una mujer que inspira deseo y envidia en igual medida. Mi belleza es mi arma más poderosa, y la uso con sabiduría.
Mi vida estaba siendo perfecta, hasta el momento en que el socio de mi padre decide jubilarse y dejar en su lugar a su hijo mayor, quien me hizo la vida imposible siendo una niña, ahora es mi momento de hacerle la vida imposible a él.
Pero no esperaba que mis sentimientos por él volvieran a arder con tanta intensidad. Pensé que había logrado apagar las llamas de la pasión y el amor, pero parece que solo estaban dormidas, esperando el momento adecuado para renacer de las cenizas.
La memoria de nuestros momentos juntos comenzó a regresar, y con ella, el dolor y la nostalgia. La llama del amor que creí extinguida volvió a encenderse, y ahora me encuentro en una encrucijada. ¿Podremos estar juntos esta vez?
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La Gala
Llego a la gala y todos los ojos se vuelven hacia mí. El murmullo de las conversaciones se detiene por un momento, y puedo sentir la atención de todos los invitados.
Me siento algo nerviosa pero me limito a sonreir amablemente mientras saludo a los invitados que se acercan a mí.
"Hola" "¿cómo estás?" "Estás hermosa esta noche" "Me alegra verte aquí" son algunos de los comentarios que recibo, y les respondo con una sonrisa y un saludo amable.
—"Gracias, me alegra verte también" "Estoy bien, gracias" "Me siento honrada de que hayas venido"—
Mientras saludo a los invitados, veo a mis padres a lo lejos, y me apresuro a ir hacia ellos.
Están hablando con algunos invitados, y cuando me ven, sonríen y me abrazan.
—Hija, estás preciosa— dice mi madre, mientras compartimos un beso en la mejilla.
—Gracias mamá, tú también siempre estás resplandeciente, ni para que decirlo—
Me da una leve sonrisa, y me voy a darle dos besos a papá en la mejilla también.
Este último me presenta a los invitados que están con ellos, y les sonrío amablemente.
—Encantada de conocerlos—
Después de unos momentos de conversación, les pido permiso para iniciar la presentación.
—Disculpen, creo que es hora de comenzar. ¿Les parece bien si empezamos?— pregunto, mirando a mis padres y a los invitados.
—Por supuesto, hija—, dice mi padre.
Con una sonrisa, asiento con la cabeza y doy la señal para que comience la presentación. La música empieza a sonar, y los invitados se vuelven hacia el escenario.
Subo a este y los invitados me reciben con un aplauso cálido y entusiasta. Sonrío y les doy las gracias con un gesto de la mano.
—Buenas noches a todos, gracias por venir—, Suspiro para dejar salir un poco mis nervios. —Me siento honrada de tenerlos aquí conmigo en esta gala tan especial. Como saben, esta noche no es solo una celebración, sino también una oportunidad para hacer una diferencia en la vida de los niños más necesitados—
Los invitados me escuchan atentamente, y puedo ver la emoción en sus rostros.
—Mi fundación se dedica a ayudar a los niños que no tienen acceso a las mismas oportunidades que otros—, continúo. —Y esta noche, estamos aquí para pedir su ayuda. Estamos buscando donaciones de generosas personas como ustedes para poder seguir adelante con nuestro trabajo—
Los invitados asienten con la cabeza, y puedo ver que están comprometidos con la causa.
—Acontinuacion les presentaré a la persona que estará a cargo de mostrarles todas las donaciones que hemos recibido para la subasta de esta noche, les pido que se queden y participen en la subasta, porque juntos podemos hacer una gran diferencia en la vida de estos niños—
Los invitados aplauden de nuevo, y les sonrío agradecida.
—Muchas gracias por su apoyo. Ahora, les dejo con la persona que estará a cargo de la subasta. ¡Que comience la magia!—
Con un gesto de la mano, les indico que se acerquen al área de subasta, y los invitados comienzan a dirigirse hacia allí. Bajo del escenario, sintiendo una sensación de satisfacción y gratitud por la respuesta de los invitados.
Al bajar del escenario, mi intención es ir directamente hacia mis padres, pero al verlos a lo lejos, noto que están rodeados de los Coopers, y especialmente, de él.
Mi corazón se acelera un poco al verlo, y siento una sensación de irritación. ¿Por qué siempre tiene que estar en todos los lugares a los que voy? No tengo ganas de enfrentarme con él de nuevo, así que cambio de dirección y me dirijo hacia donde está Nathi.
Justo cuando llego a su lado, llegan varias personas importantes de las Naciones Unidas, y con una gran sonrisa, les informo que Nathi, mi asistente, estará a cargo de recolectar toda sus informaciones para después ponernos en contacto.
Estoy emocionada de hablar con ellos sobre mi fundación y cómo podemos trabajar juntos para hacer una diferencia en la vida de los niños necesitados.
Durante los siguientes minutos, estoy sumamente ocupada respondiendo a preguntas y hablando con los invitados sobre mi fundación.
Me siento en mi elemento, y mi pasión por la causa es evidente.
Después de un rato, decido tomar un descanso y me dirijo hacia la zona de una pequeña habitación que fue asignada para mí en caso de que necesitara un momento de privacidad.
Al entrar en la habitación, me siento aliviada de poder estar sola por un momento. Me tomo un respiro profundo y trato de calmar mi mente después de la emoción de la gala.
Me siento sobre la pequeña silla y cierro los ojos, disfrutando del descanso para mis pies. Un segundo después, escucho un toque en la puerta y me quedo extrañada.
¿Quién podría saber de esta habitación? Quizás sea Naty que necesita mi ayuda. Le digo que pase, y sigo con mi vista hacia mis pies, moviéndolos para hacer unos leves ejercicios en ellos.
De repente, unos zapatos bien lustrados negros aparecen ante mi vista. Levanto mi cabeza y mi corazón se detiene al encontrarme con él.
»¡Dios mío, entre más trato de alejarme de él, más se acerca!«
—¿Qué estás haciendo aquí?—
Él no responde de inmediato, sino que se queda allí de pie, mirándome con una intensidad que me hace sentir vulnerable. ¿Qué quiere de mí? ¿Por qué no puede dejarme en paz?.
—Solo venía a felicitarte, sabía que tu corazón no era de piedra—
—¿Y tenías que venir precisamente aquí para decirme eso?, ¿no pudiste separarme allá afuera o en otro lugar?—
—Quiero hablar contigo—
—Di, lo que tengas que decirme y por favor sal—, digo colocándome de pie y señalando la puerta.
—Quiero intentar hacer las pases contigo, por el bien de todos, pero tu ridícula actitud infantil por algo que ya pasó, me la pone difícil—
—¿Qué te hace pensar que mi actitud es solo por un beso?. Ese fue tan simple y soso, que ni siquiera lo recuerdo. Me han dado todo tipo de besos, unos mejores que otros, pero es que el tuyo no se puede categorizar como un beso, espero hayas mejorado o nunca conseguirás mujer—
Esas palabras salieron de mí con un tono de burla, me quedo de pie viendo al hombre frente a mí y esperando que estalle en cualquier momento.
Pero para mi sorpresa él rompe la distancia entre nosotros dejándonos demasiado cerca, tanto que puedo sentir su respiración rozando mi piel, este me toma del mentón levantándolo, y el se inclina bastante haciendo que nuestras narices se choquen.
Aunque quisiera apartarlo y darle justo en sus partes genitales, no puedo, no entiendo por qué no puedo reaccionar, estoy congelada ante su toque cálido y agradable, siento como sus grandes manos dejan mi mentón para tomarme de la nuca, siento de inmediato como su perfume me atrapa con suma rapidez sin dejarme opciones.
Sus deslumbrantes ojos grisáceos se fijaron en los míos, por lo que pude apreciar y detallar la perla de su iris.
No quería que mi cuerpo reaccionará de una manera que no debía, pero mlatíal se estaba erizando y mi corazón latia con fuerza, tanta que hasta yo misma sentí que se escuchaba en toda la pequeña habitación.
Me sentía bajo una bruma que ni yo misma entendía ni podía explicar. Odio sentirme indecisa y confundida.
»Pero más me odio a mí misma, por estar sintiendo lo mismo que en aquel entonces«
—¿Me estás diciendo que quieres que te bese para saber si he mejorado o no?—
—No dije eso—
—Ah, ¿no?—, Llevo su otra mano a mi espalda desnuda y sentí esa electricidad que erizo mi piel instantáneamente, con un leve empujón de él en mi espalda, sus labios rozaron los míos vagamente por un segundo, por lo que tragué saliva e inconscientemente contuve hasta la respiración. —Aunque digas qué no, mueres porque te bese una vez más, pero eres tan testaruda y orgullosa, que después de que nos deberemos los labios, me golpearas como aquella vez—
Su respiración rozaba mis labios cada vez que hablaba, y nuevamente volvió a rozar sus labios con los míos, por un segundo cerré los ojos y me volví sumisa ante todo este momento y lo que iba a pasar...