Mi Hermanastro

Desperté por el sonido de la alarma en mi teléfono, abrí los ojos sabiendo que hoy no sería mejor el día que ayer. Desganada me levante y fui a la ducha, una vez estuve aseada saque mi desordenado cabello, lo recogí en una cola alta, me puse en uniforme y salí de mi habitación, mi madre ya me estaba esperando en el comedor con el desayuno servido.

"Al fin sales de tu habitación, siéntate y come rápido, ya pronto llega tu transporte". Mi querida madre siempre era fría y distante, algo que no me sorprendía. "Llegaré tarde esta noche, así que no me esperes despierta", dijo inexpresiva.

"Imagino que tienes una reunión de negocios", comente despreocupada.

"En realidad saldré con alguien, pienso que ya es hora de rehacer mi vida", respondió dejando sus cubiertos sobre la mesa.

"Imagino que sí. Bueno esperaré al transporte afuera. Que tengas bonito día". Tome mi morral y salí de la casa, este día había empezado mal y para completar el día estaba nublado, era como si mis sentimientos estuvieran conectados con el frío y gris clima.

El transporte no tardó mucho en llegar, era una camioneta destartalada, yo misma la había escogido para que me llevara al instituto. Mi madre no estaba de acuerdo, pero que podía hacer si era mi decisión.

En el camino hacia la escuela estuve pensando en mi mamá, la noticia de que empezaría a salir con alguien me tomo por sorpresa y no era que no lo esperara, pero aún no estaba lista para verla en otra relación. Siempre tuve la esperanza de que mi padre volvería y se quedará con nosotras, pero eso no sucedería jamás y bueno, Amanda tiene derecho a rehacer su vida, ella ha trabajado duro para que nosotras mantengamos nuestro estatus social y que a mí no me faltara nada. Creo que ella se merece ser feliz y no seré yo quien se lo impida.

Llegue a la escuela y empezó a llover, el chófer bajo del auto y abrió la puerta para mí, sacando un paraguas y colocándolo para que no me mojara. "No es necesario que hagas eso", dije mirando a los lados pidiéndole al cielo que nadie haya visto esto.

"Lo siento señorita, son órdenes de su mamá", respondió el chófer caminando a mi lado hasta asegurarse de que no me mojara.

Entre rápidamente al instituto y por andar apurada tropecé con alguien. "Lo siento", dije sin mirar quien era.

"Una palabra amable ha salido de esa boquita tan altanera", escuche la voz de Lían, el chico con el que tropecé para continuar mi mal día.

"Ya pedí disculpas, ahora tengo que seguir mi camino", dije rodeándolo para continuar.

"¡Espera!", exclamó interponiéndose en mi camino.

"¿Qué quieres? Mira ya te pedí disculpas y no estoy de humor para estupideces". Dije de mala gana.

"Tranquila", respondió alzando las manos en señal de paz. "Solo quería empezar nuevamente nuestra relación, pienso que seremos compañeros durante todo el año y nos tocara trabajar juntos, ¿qué te parece si hacemos las pases?", Lían parecía sincero, pero de estos plásticos era mejor no confiarse.

"Mira con que mantengas a tu novia lejos de mí está bien, quiero pasar el año en paz", le dije sinceramente.

Lían me miro confundido, era como si no supiera de qué le estaba hablando. "¿Novia? Yo no tengo novia. ¿De dónde sacaste eso?", pregunto haciéndose el inocente.

"Toda la escuela ya sabe que eres novio de Catalina, así que por favor mantenla alejada de mí y que no se meta conmigo". Tras decir eso me fui al salón, no quería llegar tarde y que me llamaran la atención. Entre al salón y me senté en mi silla de siempre, no había visto a Linda desde que llegué y ella tampoco me contestaba los mensajes, estaba muy preocupada por mi amiga.

El director entró al aula a media mañana y nos informó que la familia de Linda había salido del país y que tardaría al menos tres meses en volver, eso era común entre los riquillos, ellos iban y venían a su antojo.

Ahora estaba más sola que nunca en este colegio, Catalina no desaprovechaba la oportunidad de meterse conmigo, Lían seguía portándose extraño, era demasiado amable para mi gusto. Así paso un mes entero en el que me fui acercando más a Lían

"Hola Danna, esta noche daré una fiesta en mi casa y me gustaría que fueras", dijo Lían muy animado.

"No puedo, tengo cosas que hacer", respondí sin pensarlo.

"No seas aguafiestas, es fin de semana y mañana no tenemos clases, además mi papá no estará", insistió.

Yo me negué, ya que aún no confiaba en Lían, él algo estaba tramando y no caería en su juego.

Al final no fui a la dichosa fiesta, y así paso otro mes y otro más. Un buen día mientras estaba mirando por la ventana y esperando a que entrara el profesor escuche muchos pitidos afuera del salón, me quedé mirando a la puerta por curiosidad viendo entrar a una joven muy hermosa, con un cuerpo bien tallado y un rostro que era muy familiar para mí, pues si ella era mi mejor amiga Linda. Sonreí al verla, estaba muy bella si no fuera porque la conocía bien nunca la hubiera reconocido. Me levante y camine hasta donde ella estaba, "¡Linda! Te ves preciosa", dije con sinceridad.

"Quítate esperpento, arruinas el aire que respiro con tu sola presencia". Todos a mi alrededor estallaron en risas, pero eso no me importaba, lo que realmente me estaba doliendo era la actitud de Linda hacia mí, nunca imagine que ella llegara a decirme esas cosas.

Me sentí traicionada, humillada y despreciada por mi mejor amiga, sin pensarlo dos veces salí corriendo del salón mientras mis lágrimas salían sin control, llegué hasta la azotea y me senté al borde de la cornisa para poder dejar caer mis lágrimas libremente.

"Danna por favor baja de ahí", escuche la voz de Lían a mi espalda.

"Déjame quiero estar sola", respondí decepcionada.

"No te dejaré sola, por favor ven hasta aquí", Lían siguió insistiendo hasta que me convenció de acercarme a él. "No llores, nadie merece tus lágrimas", con sus dedos secaba mis lágrimas.

"En este momento solo quiero dejar salir mi decepción, solo quiero llorar, estoy tan cansada de todo esto, si las personas se tomaran el tiempo de conocerme se darían cuenta de que no soy mala persona, al menos eso pensaba. Pero Linda me conoce tal cual soy y, sin embargo, me traiciono, eso únicamente reafirma que soy menos que nada, soy fea, insípida y ahora hasta dudo de mi inteligencia". Seguía llorando sin parar, estaba destruida.

"No digas eso, tú eres hermosa y tienes un corazón puro, en cuanto a tú inteligencia déjame decirte que eres muy inteligente. ¿Y sabes por qué lo sé?". Negue con la cabeza. "Pues lograste que me enamorara de ti", sin pedir permiso Lían junto sus labios con los míos, no sabia que hacer, ya que este era mi primer beso. Dejé de pensar y solo me dejé llevar por el momento.