Llevaba años sufriendo el rechazo del chico que amaba, sin embargo en su corazón albergaba la esperanza de que él tarde o temprano correspondería a sus sentimientos pero una noche tras un desagradable descubrimiento se dará cuenta que necesitará algo más que amor incondicional para conquistarlo, un poco de ayuda de su profesor de confianza.
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Una sonrisa reconfortante
Ya pasaban de las once de la noche y la verdad estaba un poco angustiada por estar ahí sola; si había mucha gente, seguía cerca de la entrada del bar, pero aun así rogaba por que su hermano no tardara tanto; además ya hacia frio, ¿Por qué tendría que haber llevado ese vestido tan ligero y además corto? Si claro, quería llamar la atención de Alex y a decir verdad si que había llamado su atención, de hecho el no le quito los ojos de encima por un buen rato, pero eso no cambiaba el hecho de que, lo había visto divirtiéndose con esa chica, además, después de que se fueron Adrián y su novia, su primo ya muy borracho al punto de casi caerse, Alex también desapareció, seguro con una nueva conquista. Pensó Daniela.
—¿Necesitas que te lleve a casa? — casi dio un salto al escuchar a Alex detrás suyo, como si lo hubiera atraído con sus pensamientos. Desde su regreso, Alex había adquirido esa costumbre de sorprenderla llegando por detrás poniéndola nerviosa, talvez era parte de sus tácticas de conquista, por un momento, Daniela se sintió emocionada pues quizás la estaba considerando como posible conquista pero si estaba buscando diversión con otras entonces ella que significaba para él.
— No hace falta Alex, ya le mandé un mensaje a mi hermano, el vendrá por mí. —Algo en ella moría de ganas de que Alex la llevara a casa, le hacía mucha ilusión que en algún momento Alex le pidiera por fin que fuera su novia; pero no podía evitar sentirse dolida y en parte traicionada por lo que había descubierto.
—Puedes llamarlo y decirle que no hace falta que venga, traigo mi auto y puedo llevarte —. El joven insistió con ese mismo tono de voz monótono que siempre usaba, aunque amable considerando que en el pasado no acostumbraba tener esos gestos de caballerosidad con ella.
—No Alex, gracias, pero prefiero esperarlo.
Alex abrió la boca para decir algo mas, pero un auto gris compacto se detuvo frente a ellos. Daniela sabia de quien se trataba incluso antes de que él bajara del coche a saludar.
—Hola Dani —dijo el hombre llevándose una mano a la nuca como avergonzado, un gesto muy típico de él —Alex —dijo con un tono amigable pero distinto un poco más formal.
—Hola Gael —contesto una sonriente Daniela.
—Profesor —respondió Alex aun mas plano que antes.
—Liam me pidió que te llevara a casa Dani—. Gael ofreció su mano a la joven ignorando el gesto de molestia de Alex, la chica aceptó y se dejo guiar hasta el coche. Gael le abrió la puerta, siempre lo hacia, el era amable por naturaleza o quizás por ser un hombre maduro, como fuera, Daniela le agradeció, pero antes de subir al auto se despidió del joven que miraba molesto la escena.
—Gracias por acompañarme Alex —Daniela sonrió tímida sin atreverse a mirarlo a la cara —te veré después —. El joven asintió con la cabeza y se dio la vuelta.
Daniela lo vio entrar de nuevo al bar, quizás a buscar a alguna otra chica con la que pudiera divertirse como con la chica del callejón. Las náuseas y el ardor en los ojos volvieron. Pero también las palabras de Jennifer, "tu y Alex no tienen nada…si el puede divertirse con otras chicas, tal vez tú debas hacer lo mismo... no lo hagas por él si no por ti misma, ampliar tus expectativas, adquirir un poco de experiencia".
Jennifer tenia razón, necesitaba ganar experiencia, porque, aunque Alex ahora mostraba interés en ella, no podía soportar el que quisiera buscar a otras, ella tenia que ser capaz de conquistarlo en todos los aspectos, porque de que le serviría que tarde o temprano le pidiera que fuera su novia si se terminaría aburriendo de estar con ella.
—¿Estas bien? —pregunto Gael al verla tan pensativa.
—Si, claro.
Había estado tan sumida en sus pensamientos que ni siquiera noto que el auto ya estaba en movimiento hasta que escucho la voz de Gael.
—¿Peleaste con Alex? —eso había sido más una afirmación que una pregunta. La cara de Daniela delataba su desilusión y para nadie era un secreto que ella estaba enamorada de Alex.
—No.
—Cuando llegue te veías algo incómoda con él.
No tenía caso negarlo, Gael la conocía desde hacia diez años, cuando Liam y el se hicieron amigos en la universidad, y luego de que se mudará a unas cuadras de donde ellos vivían. Desde entonces era común que estuviera en su casa, participando en cenas familiares, cumpleaños y cualquier otra festividad. Su madre lo trataba como a otro hijo y Liam lo quería como a un hermano, Daniela también lo quería mucho, aunque en realidad nunca lo había visto como su hermano, pero sin duda confiaba en él quizás más que si fuera su hermano.
—Estas muy pensativa —Gael despegó por unos segundos la vista del camino para intentar descifrar el rostro de Daniela— te ves triste.
—Lo vi con una chica —Daniela se hundió más en el asiento, parecía aún más pequeña y frágil de lo que era.
—Entiendo —Gael se sintió en cierta forma molesto con Alex, por no valorar el amor que Daniela le ofrecía, pero no había nada que el pudiera hacer, lo mejor era mantenerse al margen —¿Y que te dijo?
—Nada, él no sabe que lo vi —Daniela se mantenía agachada y su voz parecía quebrarse, por un momento Gael pensó que se pondría a llorar, pero no lo hizo.
—Deberías hablar con él, te mereces una explicación.
—Es que ni siquiera puedo reclamarle —la chica se incorporó en su asiento, presa de un enojo que lo tomo por sorpresa, pero que terminó tan pronto como empezó —ni siquiera hay nada entre nosotros —dijo al final con un débil tono.
Gael hubiera querido decir las palabras precisas para mejorar el estado de ánimo de la chica, pero se quedó sin tiempo para pensar en algo, habían llegado a la casa de ella y Liam ya estaba en la puerta esperándolos al parecer.
—Gracias por traerme Gael —Daniela se acercó y le dio un fugaz beso en la mejilla a manera de despedida.
—No fue nada Dani, sabes que lo hago con gusto —. Dijo Gael con una discreta sonrisa. La voz profunda de Gael era reconfortante aun con frases simples la hacía sentir bien.
—Descansa —dijo antes de bajar del coche ya más tranquila y con una sonrisa dibujada en el rostro. Gael solo asintió con un leve gesto sin dejar de sonreír.
—Te veo mañana en clase.
—Gracias por traerla hermano —Gael volvió a su expresión sería al escuchar a Liam a lado de su ventanilla —tenia que ir a dejar a Andrea hasta su casa y …oye no me mires así —Liam se carcajeo un poco tratando de aligerar la expresión sería de su amigo.
—No se como quieres que te vea. Es casi media noche y Dani anda sola en la calle, ¿No te preocupa que le pase algo?
—Yo le dije que no fuera pero ella que le hace más caso a su amiga que a mí que soy su hermano.
—Eres increíble.
Liam se sintió un tanto más ligero al ver a Gael reír. Sabía que su amigo no estaba enojado de verdad. Y claro que aceptaba que no quería que su hermanita anduviera a esas horas sola pero sabía que Gael la cuidaría podía confiar en él.
—No te creas, si me preocupé pero que querías ¿que mandara a Andrea en un taxi? Además sabía que podía contar contigo.
—Sabes que si Liam —En eso no había nada que discutir—. Ya tengo que irme.
—¿Qué vas a hacer mañana?
—Trabajar ¿Por?
—Te paso a ver a la hora de la comida.
—Claro, sirve que me cuentas que tal tu cita con la chica nueva.
Liam torció la boca en lo que parecía ser una sonrisa, que no convenció a Gael que estaba acostumbrado a la efusividad de su amigo, pero quizás al día siguiente le diría que lo había puesto así.