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∆ Un Alpha En Un Juego De Poder ∆

∆ Un Alpha En Un Juego De Poder ∆

Status: En proceso
Genre:Traiciones y engaños / Pareja destinada / Amor eterno / Amor en la guerra / Familias enemistadas / Batalla por el trono
Popularitas:908
Nilai: 5
nombre de autor: pastelito

En un reino de poder y pasión, donde la lealtad se compra y se vende, y el amor es un lujo peligroso...
Zared, un joven alfa valiente y astuto, emerge como el salvador de Astrum después de una batalla épica contra el enemigo.
Su victoria lo convierte en el general de la Brigada de Caballeros Negros y lo pone en el centro de una compleja red de intrigas y alianzas en la corte real.
Con un corazón lleno de dolor por la pérdida de su amigo y hermano de armas, Lyrien, Zared se ve obligado a navegar las aguas turbulentas de la política y sus propios deseos.
En la fiesta de mayoría de edad de los príncipes del reino, Zared se encuentra face a face con sus futuros rivales y posibles amantes: los príncipes Cassian y Ryker, lobos con piel de oveja que esconden secretos y pasiones detrás de sus sonrisas encantadoras.

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Capitulo 3

Al salir de la oficina del rey, Zared caminó por los pasillos del castillo acompañado de sus prometidos. dos omegas caminaban delante de él.

Zared observó a los omegas desde atrás; ambos tenían una estatura más baja que él y sus cuerpos también eran robustos, no se parecían a nada a la descripción de un omega. Pero lo que más llamó su atención fue el delicioso aroma a jazmín.

—Jazmín— murmuró el alfa

Ambos omegas se detuvieron, y Zared chocó con sus espaldas; el alfa levantó la mirada y miró una puerta. Al entrar, Zared observó la habitación; la decoración era un poco vieja, pero estaba bien para los gustos anticuados de ese castillo.

El aroma a jazmín aumentó, y las piernas de Zared se sintieron débiles. Al girarse, se topó con las miradas de ambos omegas.

—Zared—dijo Cassian; el alfa al escuchar su nombre salir de aquellos finos labios sintió un cosquilleo por todo su cuerpo.

—Jazmín—repitió el alfa.

—Así es, ese es nuestro aroma. Ahora dinos, ¿por qué le propusiste esa idea a mi padre?— dijo Alaric con una voz serena y hipnótica.

Zared fingió que su cuerpo le dolía, y Cassian preocupado se acercó para atenderlo, pero se sorprendió al tener al alfa sobre él, tocando su cuerpo.

—Alaric!!— dijo su hermano pidiendo ayuda.

Alaric se apresuró a ayudar a su hermano, pero quedó estático al ver que el alfa devoraba los labios de su hermano.

—Nunca en mi vida se me hubiera cruzado la idea de que mis parejas destinadas serían dos y que ambas serían los hijos de un rey— dijo Zared con una sonrisa.

Cassian desesperado logró zafarse de los labios del alfa, con la respiración agitada; el omega se apoyó en su hermano para poder resistir a las feromonas de Zared.

— Alaric —dijo el alfa con una voz sensual, llamando al omega.

El omega se mordió el labio para retener las ganas de lanzarse sobre el alfa.

—Vamos, ven Alaric, ¿no te gustaría tocarme? — dijo el alfa mientras se quitaba su corbata de una forma sensual para atraer más al omega.

Ambos omegas retenían sus impulsos; el alfa, al ver que los omegas lo rechazaban, decidió liberar más feromonas.

Cassian sintió sus piernas pesadas, y Alaric cedió a su instinto al ver el cuerpo del alfa sobre el sillón.

—Ven, cariño— dijo Zared, estirando sus brazos.

—Sí —dijo Alaric.

Alaric se lanzó a los brazos de Zared, mientras que con su nariz aspiraba el agradable olor a tierra húmeda.

De la pequeña nariz del omega salía sangre, Zared sonrió al ver los ojos del omega, levantando su puño, limpió la sangre en el rostro del omega, y después colocó suavemente sus labios sobre los del omega.

—Eres tan bonito —dijo el alfa.

El omega, al recibir los cumplidos del alfa, sonrió, acurrucando su cuerpo con el del Zared.

Cassian, que permanecía en el suelo todavía, mordiendo su mano, miró a su hermano actuar docilmente, pero él no caería en sus instintos animales.

Zared, al ver el estado de desesperación en el omega, sonrió.

— Cassian, cariño, ¿por qué te resistes?— preguntó el alfa.

El omega, con los ojos llorosos, trató de hablar, pero las palabras no salían.

El alfa, al ver las dificultades del omega al hablar, decidió liberar menos feromonas y se acercó a él.

— Respira, lentamente—dijo Zared en un tono sereno, para no asustar al omega.

El alfa depositó pequeños besos en el rostro del omega, creando un camino hasta sus labios.

Alaric recuperó un poco su cordura y del cajón de la habitación sacó una pastilla, entregándosela a su hermano.

Al cabo de unos segundos, Alaric tomó el cuerpo de su hermano y lo dejó sobre el gran sillón de la habitación.

Zared miró a los omegas y luego se sentó en frente de ellos.

— ¿Qué demonios quieres con nosotros?— dijo Alaric enojado.

— Veo que por algo la diosa Luna los eligió como mis parejas—respondió Zared.

—Déjate de idioteces—gritó enojado Cassian —El destino no existe.

—Entonces si el destino no existe , ¿qué es Lo desean ustedes?—preguntó Zared, mientras acomodaba su botones.

La pregunta había dejado pensando a los hermanos; era la primera persona que les preguntaba qué era lo que deseaban.

Zared trató de contener su risa al ver la desesperación de no saber qué hacer en los omegas.

—Entonces , que desean ustedes— repitió el alfa.

Alaric lo pensó y trató de burlarse del alfa.

— ¿Si nos casamos contigo, nos dejarás marcarte?— preguntó el omega.

—Alaric!! — dijo Cassian en un tono de advertencia, recordándole que en el reino de Astrum, ver a un alfa marcado por un omega demostraba inferioridad...

Zared lo pensó, si quería que los omegas cedieran, debía hacer lo que ellos quisieran, solo hasta que se casaran.

—Está bien, me dejaré marcar por ustedes, por ambos—dijo el alfa determinado.

El corazón de ambos omegas se aceleró al escuchar la respuesta del alfa; deseaban más. Cassian se atrevió a ir más allá.

— Entonces, ¿tú darás a luz a nuestros hijos?— dijo el omega con un poco de emoción.

Zared lo pensó nuevamente; eso sería algo distinto, pero su objetivo también era que sus herederos fueran los futuros reyes, aunque fueran omegas.

Si era él quien daba a luz a los descendientes del nuevo mundo, el alfa lo pensó y la verdad le gustaba la idea del omega.

— Está bien, lo haré—dijo Zared.

—¿Lo harás?—dijo Alaric sorprendido.

— Sí, llevaré a los futuros reyes en mi vientre, pero solo si ustedes me aceptan, claro— respondió el alfa.

— Podemos pensarlo— dijo Cassian.

—Me parece bien, el matrimonio no es algo que se tome a la ligera—dijo Zared.

El alfa se levantó de su asiento y besó las manos de los omegas en forma de despedida.

— Esperaré la carta con la fecha de reunión para los preparativos de la boda; tómensenla como una respuesta— dijo Zared.

—¿Y si no la mandamos?— dijo Cassian.

—Se arrepentirán en el futuro de no haber aprovechado esta oportunidad; pero es su decisión. Así que me despido de ustedes— respondió el alfa.

En el momento en que Zared abrió las puertas de la habitación, entró la reina acompañada del rey.

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