"Morí traicionada por el hombre que debía amarme... y por la sangre de mi propia hermana."
En su vida pasada, Aelina Valemont, Reina de Thalair, fue humillada y asesinada por su esposo, el Príncipe Heredero, y por su hermana. Sus padres también fueron ejecutados bajo falsas acusaciones.
En su último suspiro, Aelina juró venganza.
Ahora, ha despertado en su cuerpo de 16 años. El día de su boda con el príncipe cruel se acerca... pero esta vez, el destino cambiará.
En el altar, rechaza públicamente al príncipe.
Sabe que ha firmado su sentencia. Su familia sigue en peligro. Y sola, no podrá vencer a un enemigo tan poderoso.
Por eso comienza a buscar aliados. Hombres fuertes, peligrosos, capaces de cambiar el curso del reino. Pero lo que empieza como un plan frío, se transforma en una red de emociones que no podrá controlar:
Un caballero leal.
Un archimago distante.
Un noble rebelde
Un asesino en las sombras.
Un príncipe extranjero con su propia agenda.
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Capitulo 24:"La reina alza su voz"
La plaza mayor nunca había estado tan llena.
Miles de personas se apiñaban, murmurando.
"¿Qué ocurre? ¿Por qué nos han convocado?"
Un temblor recorría el aire.
En el balcón del antiguo Salón del Consejo, una figura se alzaba.
Aelina.
Vestía la túnica real de su madre, ceñida a su talle.
Su cabello ondeaba como una llama negra.
Sus ojos… eran puro fuego.
A su lado, Kael y Ronan.
Ambos armados, vigilantes.
Horas antes, en la torre…
Kael había intentado detenerla.
—Es muy arriesgado. Si Darius ataca…
Aelina había sostenido su mirada.
—No puedo esperar más. Cada día que pasa, más vidas están en peligro.
Debo mostrarles la verdad.
Ronan había sonreído.
—Entonces haremos que todos te oigan, Aelina.
Kael había exhalado.
—Os protegeré con mi vida.
Pero si algo os ocurre… os juro que no quedará un solo traidor en pie.
Ella había tomado ambas manos.
—Confío en vosotros… como en mí misma.
"Mi corazón… late por ambos.
Pero hoy, debo ser solo reina."
Cuando el sol alcanzó su cénit, Aelina dio un paso al frente.
El pregonero anunció:
—¡Silencio!
La dama Aelina de Valen… tiene palabras para el reino.
El murmullo cesó.
Miles de ojos se alzaron hacia ella.
Aelina inspiró hondo.
"Por madre… por padre… por todos."
Su voz resonó clara.
—Ciudadanos de Eryndor.
Durante años, se os ha mentido.
Se os ha ocultado quién soy… y quién debí ser siempre.
Murmullos crecieron.
Aelina alzó un pergamino.
—Este es el testamento de sangre.
Mi madre fue la hija del último heredero legítimo.
Yo… soy la heredera verdadera al trono.
El rumor se volvió rugido.
—¡Mentira! —gritó un noble enviado por Darius.
Kael dio un paso, su espada centelleó.
—¡Callad o enfrentaréis la justicia!
Ronan desenrolló otro pergamino.
—Aquí las pruebas. Firmadas por nobles leales, por el Marqués de Alarien.
El noble palideció.
Aelina continuó.
—El príncipe Darius usurpó el trono.
Mató a mi familia.
Y ahora… quiere acallar la verdad.
Miles de rostros se tensaron.
Un anciano gritó:
—¡Mi padre siempre dijo que el rey fue asesinado!
¡Ahora lo sabemos!
Otra voz:
—¡Si ella es la heredera… que reine!
La multitud comenzó a corear.
—¡Aelina! ¡Reina Aelina!
Kael y Ronan intercambiaron miradas tensas.
"Empieza."
Mientras tanto, en el palacio…
Darius estallaba de furia.
—¡Imbéciles! ¡Me prometisteis que no llegaría a hablar! —gritó al jefe de su guardia.
El hombre sudaba.
—Nuestros hombres fueron repelidos.
El pueblo… la aclama.
Darius golpeó la mesa.
—Entonces… es hora de usar la guardia negra.
Todos palidecieron.
—Pero… mi príncipe… ¿sacarlos a la luz?
—¡Sí!
Si no destruyo a esa bruja ahora, mañana no tendré corona.
En la plaza, Aelina concluyó.
—No os pido que me sigáis por mi sangre.
Os pido que me sigáis… porque lucharé por vosotros.
Por un reino justo.
Por un futuro libre de tiranos.
El clamor fue ensordecedor.
"Jamás imaginé… sentir este poder."
Kael susurró:
—Debemos movernos. Los hombres de Darius no tardarán.
Ronan asintió.
—La red de espías informa: ha activado su guardia negra.
Aelina apretó los dientes.
—Entonces iremos al templo antiguo.
Allí, proclamaremos formalmente la restauración.
Y si viene la guerra… que así sea.
Kael la tomó del brazo.
—No os dejaremos sola.
Ella lo miró.
—Lo sé.
"Mi corazón… ya no puede elegir.
Pero mi deber… es más grande que mi deseo."
Horas después…
Lucas apareció en el escondite.
—Mi señora.
Darius ha movilizado a su guardia más letal.
Vienen a por vos.
Kael tensó su espada.
—Que vengan. Los recibiremos.
Ronan sonrió con frialdad.
—Será un placer devolverles el favor.
Aelina se alzó.
—Entonces, prepárenos.
Porque hoy… hemos dejado de ser sombras.
Hoy… empieza la luz.
En el palacio, Darius observaba la ciudad desde su torre.
Fuegos se alzaban en las plazas.
—La serpiente ha salido del nido.
Ahora… la aplastaré.
El capitán de la guardia negra se arrodilló.
—¿Vuestra orden?
Darius sonrió con crueldad.
—Traedme su cabeza.