Mis Cicatrices Son Solo Mías

La policía empezó a investigar la muerte de Axel. Ahora estaba muy convencida de que la muerte no siempre llegaba con un accidente o una enfermedad. A veces venía caminando, esperando a atacar.

Las personas que vivían en el edificio empezaron a sentir un olor putrefacto que provenía del subsuelo. Las quejas de los que habitaban en el edificio fueron aumentando, por tal motivo el encargado del edificio con ayuda de otros empleados decidieron investigar.

Encontraron una puerta negra. Las luces del pasillo no andaban bien. Cuando las encendieron apenas alumbraban. El miedo se hizo presente en el rostro de los hombres. Era muy claro que el olor venía de ese lugar, los hombres se taparon las narices para evitar inhalar el asqueroso aroma que se expandía por el aire.

Era un día gris; los canales de noticias anunciaron que se avecinaba una gran tormenta. Damián, el encargado, empujó al hombre más cerca que tenía hacia la puerta, "habré tú", le dijo.

El hombre con mucho miedo intento a abrir la puerta; pero era inútil, estaba muy cerrada.

—Tendremos que llamar a un cerrajero— sugirió empujando la puerta.

—¿Qué creen que sea ese olor asqueroso?— preguntó Damián mirando a todos los hombres que le acompañaban.

—Parece un muerto— comentó uno de los hombres.

—Ja, ja, ja— se echó a reír Damián— No creo que haya un muerto. Mejor llama al cerrajero de una buena vez.

El cerrajero del edificio con sus herramientas bajo en unos minutos. Pacientemente, intentando soportar el olor, sus compañeros aguardaban. Sintieron algo de alivio al ver a su compañero llegar. Este tomo un juego de llaves maestras e intento abrir la puerta sin dañarla. Luego de varios movimientos e intentos logró abrir la puerta.

El asombro de todos los hombres fue terrorífico. De repente las pocas luces se apagaron, una sensación de terror se apoderó de todos los hombres presentes. La tormenta azotaba las calles de pronto se empezó a escuchar como las aguas bajaban por los desagües, esto alertó más a los hombres. Quisieron salir en medio de la oscuridad, empujándose unos con otros, hasta que volvió la luz.

Damián giró la vista de un lugar a otro observando varios cadáveres en toda la habitación, en particular le llamo la atención la maleta negra que tenía en su frente. Se acercó para abrirla, jamás imaginó que ahí estaba la cabeza de su jefe. Se asustó al verla, se tropezó con uno de los pies de Axel y cayó al suelo.

El cerrajero de inmediato llamo a la policía. André al ver que el edificio donde vivía estaba siendo invadida por varios policías, decidió preguntar qué pasaba, una oficial le dijo que habría momento para que de su declaración que por ahora no podía decir nada.

En otro lado de la ciudad yo estaba intentando explicarle a mi madre lo que me estaba pasando, pero no entendía nada.

—No quiero peder a mi hija— me dijo acariciando mi rostro.

—Mamá, quiero que me prometas que vas a cuidar a mi hijo sobre todas las cosas. No estoy muy segura de lo que vaya a pasar los próximos meses, pero te prometo que voy a hacer todo lo necesario para que la muerte no me lleve con ella.

—¿Por qué no le dijiste a tu esposo?

—Porque tengo miedo.

—¿Miedo de qué?

—Tengo miedo de que me vea morir.

—Irina, mi amor, estás siendo egoísta.

—Lo sé mamá. Pero hay muchas cosas que no sabes de mí. No puedo callar más, es necesario que sepas que tienes un monstruo como hija.

—¿Qué cosa estás diciendo mi amor?

—Mamá, maté a Axel, y no solo a él, también a otros hombres.

—¡¿Qué?!...

—Lo siento mamá. Hay cosas que no puedo controlarlo. Estoy perdiendo algunos recuerdos y tengo mucho miedo olvidar a mi hijo y a todos los que quiero. Tengo un cuaderno donde escribo las cosas más importantes que no quiero olvidar.

—¿Por qué nunca me hablaste de esto?

—No lo sé.

—¿Y por qué ahora crees que es necesario que sepa todo esto?

—Porque quiero que me ayudes a cuidar de mi hijo. Hay cosas que se están destapando y necesito una mujer fuerte que cuide de lo que más amo, que es mi hijo. Yo, voy a estar ausente de cuerpo y mente por un tiempo. Mientras intente luchar contra todos mis demonios y de esta enfermedad protege a mi bebe mamá, por favor.

—Por todo lo que te está pasando, siento que no fui una buena madre.

—No sientas culpa, mamá. Mi error fue mío, asumo las consecuencias de mis actos, pero nunca digas que fallaste.

—Podía haber evitado muchas cosas.

—Mamá, hiciste una gran trabajo y hay algo más importante que puedes hacer por tu hija y es proteger a mi bebé.

—Está bien mi amor.

Ese día mi mamá se fue con el corazón muy roto. No iba a permitir que mi esposo no esté a mi lado, aunque le hice prometer que no le dijera nada Aidan, fue lo primero que hizo. Busco a mi esposo en el trabajo, quería saber que es lo que estaba pasando con nuestra relación.

Aidan estaba en una reunión; no podía atenderla de inmediato, pero mi madre no tenía prisa. Decidió esperarlo en su oficina.

—Perdón, no pude salir más antes— dijo Aidan, cerrando la puerta de su oficina para hablar con mi madre.

—Perdóname vos, vine sin avisar.

—Usted dirá.

—¿Aidan, donde está mi hija?

—Supongo con su amante— dijo con sarcasmo, estaba cansado de fingir que éramos una pareja verdadera. Aún estaba molesto por como me fui.

—Edison es un amigo de la infancia. Cuando eran niños se cuidaban mutuamente y hasta ahora lo hacen.

—Bueno, se fue con él. No se donde están.

—¿Aidan, amas a mi hija?

—Desde el día que la conocí, pero ella no me quiere.

—Irina sabe como ocultar sus sentimientos, mi hija es algo loca, pero en su demencia estoy segura de que te ama.

—Y si me ama ¿Por qué lo único que haces es herirme?

—Porque no sabe controlar sus ataques de pánico.

—¿Qué sugiere que haga?

—Irina en estos momentos está en el hospital.

—¡Que!

—Irina tiene un tumor cerebral. No quiso decírtelo, quiere luchar sola como siempre lo ha hecho, pero no puedo permitir que mi hija se muera, ayúdame por favor.

Aidan sintió como el miedo golpeó su corazón. Ahora entendía por qué no quería volver al trabajo después del accidente en el ascensor. Las veces que me encontraba dormida y que no quería que encienda las luces.