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Desde Que Te Vi

Desde Que Te Vi

Status: Terminada
Genre:Mafia / Amor a primera vista / Completas
Popularitas:4.4k
Nilai: 5
nombre de autor: sil Deco

una mirada una obsesión o amor a primera vista? su ángel misterioso o su demonio personal? que será de la vida de Mariana y Mauricio viconti.

NovelToon tiene autorización de sil Deco para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 23: Flores, decisiones y sombras largas

(Punto de vista: Mariana)

A veces, me despierto en mitad de la noche solo para asegurarme de que respira. Que sigue ahí, a mi lado. Que no fue un sueño. Que la bala no lo mató. Que el hombre que dijo querer dejarlo todo por mí... todavía lo quiere hacer.

Y él lo hace. Día a día, Mauricio se transforma. Ya no atiende llamadas en voz baja ni recibe visitas misteriosas a horas absurdas. Todo lo que hacía que su mundo fuera peligroso está quedando atrás. Ahora solo trabaja como CEO de una empresa “legal”. Al menos eso me dice. Lucio, su socio su sombra medio ogro, se encarga del resto.

No me gusta Lucio. O sí, pero tampoco. Es... complicado. Me mira como si fuera el cáncer de Mauricio, pero me cuida como si fuera de cristal. Creo que todavía está procesando que su jefe se haya enamorado de una chica común, de pueblo, con pecas, curvas y acento de siesta.

Pero esta chica común ahora está comprometida. ¡Comprometida! Solo de pensarlo me dan mariposas. Y ataques de pánico. Y ganas de gritarle al mundo. En ese orden.

—Mamá va a llorar cuando le cuente lo del vestido —le dije a Mauricio una noche, mientras mirábamos catálogos de catering. Él me miró con esa sonrisa de medio lado que me derrite.

—Tu mamá ya lloró cuando le dije que me alejaba del “ambiente”. No sé si le queda agua en los ojos.

—¡Mentiroso! Si hasta ella lo dijo… que te creía un matón serio hasta que te vio peinarme el flequillo dormida.

—Lo negaría todo en juicio.

Y reímos.

Los preparativos avanzaban. Habíamos decidido algo íntimo, no tanto por elección sino por necesidad. Cualquier movimiento grande llamaría la atención, y aunque Mauricio ya no estaba “metido”, sabíamos que había viejos enemigos que no olvidaban fácil.

Elegí mi vestido con mamá y con mi amiga Luli por videollamada. Cuando me lo probé, sentí que todo se acomodaba. Que lo imposible se volvía real. Que ese cuento que había empezado con lápices de dibujo y cuadernos tenía ahora un anillo, flores y un futuro.

Todo era perfecto.

Hasta que dejó de serlo.

Una tarde, al volver del estudio, encontré a Mauricio con el ceño fruncido y la mandíbula tensa. Estaba con Lucio, hablando en voz baja. Cuando entré, ambos se callaron.

—¿Qué pasa?

—Nada, amor. Solo… logística del catering.

—Mentira —dije cruzándome de brazos—. Cuando mentís te frotás el cuello así —y lo imité, logrando que Lucio se riera apenas, lo cual era tan raro como ver nevar en agosto.

Mauricio suspiró.

—Recibimos algo... raro.

—¿Qué?

Me mostró una caja pequeña. Dentro, un sobre sin remitente y una bala. En el papel, solo tres palabras:

“Esto no terminó.”

Sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo. Me senté sin decir nada.

Lucio se adelantó.

—Vamos a reforzar la seguridad, Mariana. Esto es solo para asustar. Gente que quiere probar si Mauricio volvió a ser un blanco fácil.

—¿Y lo es? —pregunté mirando a mi futuro esposo.

—No. Porque ahora tengo más que perder, y eso me hace más peligroso que nunca.

No supe si eso debía calmarme o darme más miedo.

Las semanas siguientes fueron una mezcla de ilusión y tensión. Seguíamos adelante con los planes de la boda, pero ahora había autos siguiéndonos, gente de confianza vigilando nuestra puerta, y un silencio incómodo cada vez que yo preguntaba “¿estamos bien?”.

Un día, mientras elegíamos las flores para los centros de mesa, le tomé la mano a Mauricio y le dije:

—Si esto se vuelve una guerra… no quiero ser tu debilidad. Prefiero que me dejes.

Él me miró, serio, profundo.

—Vos no sos mi debilidad, Mariana. Sos mi escudo. Sos la razón por la que quiero que todo esto funcione. Sos mi casa.

Y me besó, ahí mismo, entre rosas y lirios.

Pero el verdadero giro no llegó con una bala.

Llegó con una llamada.

Era de Miguel.

—Mariana… hay algo que tenés que saber.

—¿Qué pasa? —pregunté, tensa.

—Vi a alguien. En el pueblo. No es de por acá. Dijo que buscaba a tu futuro marido… por una vieja deuda. No me dio buena espina.

Mi corazón dio un salto.

—¿Qué tipo de deuda?

—No lo sé. Pero se hacía llamar Kiril. Y llevaba una foto tuya.

Corté la llamada y me quedé en silencio. Mauricio me miraba desde la cocina.

—¿Todo bien?

—Sí —mentí, por primera vez en mucho tiempo.

Pero esa noche, mientras él dormía a mi lado, yo entendí que la boda no sería solo un “felices para siempre”. Sería un acto de valentía.

Y que el pasado de Mauricio… todavía no se había rendido.

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Gabriela Ferrel
He leído varias historias ?!
pero de todas está me GUSTO 😍 MUCHO ....
SIN TANTO Capitulo sencilla Pero bonita ❤️ ;
solo pudo decir GRACIAS 🫂
Silvina Decortw: hola Gabriela me alegro mucho que haya disfrutado la novela gracias a ti !!!!
total 1 replies
Gabriela Ortega
me gusto mucho bella historia te felicito
Silvina Decortw: /Kiss/mucha gracias 😊
total 1 replies
Rosa Rodelo
Foto de los protagonistas
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