Que pasa cuando la rivalidad y los problemas empieza por una herencia? Fabián pensaba casarse con Tania pero está huye un día antes de la boda no quedandole otra alternativa que tomar a la hermana de Tiana. Diana una chiquilla que tenía muchos planes pero en ningúna de ellas estaba casarse con un CEO cruel y calculador, poco a poco se va dando cuenta que su hermana no era lo que ella creía, hay solución? claro que sí, un hijo esa en la condición para que ella pueda ser libre antes del año, pero todo toma un giro inesperado.Esta novela no es para todo público, sobre todo leerla como lo que es UNA NOVELA.
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Jugadas
NARRADO POR FABIÁN
Una vez que llego al departamento, Diana está en la cocina. Lleva puesta una playera que le llega a la mitad de los muslos.
—Estoy haciendo de cenar… ¿quieres un plato? —me pregunta.
Paso de largo sin contestar. Subo a ducharme y bajo solo con unos pants y el cabello mojado.
Ella no me quita la vista de encima cuando bajo. Me siento a la mesa y me deja un plato con un vaso de agua frutal. Se sienta frente a mí, comiendo en silencio.
—¿Qué hacías en ese bar? —le pregunto.
—Mis compañeros del trabajo me invitaron.
Sigo comiendo. No está tan mal la comida.
—¿Cuánto te costó la cena? —insisto.
—No compré nada. Traté de cocinar solo con lo que había.
—Si tú lo dices —respondo.
—Es en serio —me contesta—. Allá tú si no me crees.
Se levanta con sus platos y los deja en el lavabo. Me acerco por detrás. Ella se queda quieta cuando le aparto el cabello de un lado.
—No me hagas rabietas, que no me gustan… y tú me debes algo.
Deslizo la mano por su pierna. Toco la ropa interior que lleva puesta, pero ella sujeta mi mano para que no siga.
La giro hacia mí y entonces meto la mano dentro de su ropa interior. Introduzco un dedo en su intimidad, seguido de otro. Respira agitada mientras muevo los dedos dentro de ella, como si fuera mi miembro. Me gusta la expresión que pone… porque es inexperta. La puedo moldear a mi manera. Y me enfurece que con todas las mujeres con las que he estado nunca haya sentido esto. Con ella, quiero estar entre sus piernas a cada rato. Desde que la probé por primera vez, he estado negándome a ese impulso, pero ahora… con la forma en que me mira… no creo poder detenerme.
Saco los dedos de su interior y me los llevo a la boca. Ella observa. Desde la primera vez, su sabor se me quedó grabado. Se para de puntitas e intenta besarme, pero giro el rostro y termina besándome la mejilla.
Le bajo la ropa interior y se la quito por completo, sentándola en la meseta, como hace unas noches.
Saco mi erección y ella no la pierde de vista cuando la llevo a su entrada. La deslizo dentro como puedo. Sigue estando muy apretada. Una vez que estoy completamente dentro, cierro los ojos. Esto es lo que quería. Estar en ella se siente tan diferente.
Abro los ojos, perdido en cómo entra y sale mi cuerpo dentro del suyo. Sus gestos me hipnotizan. Sus labios me llaman y no dudo en besarla. Los besos no paran, igual que las embestidas. Ella se agita, clavándome las uñas en los brazos cuando llega al clímax. Me aprieta más, haciendo que termine dentro de ella.
Me acomodo el pantalón y la ayudo a bajarse de la meseta. Ella se agacha por las bragas, pasa a mi lado sin mirarme y la veo subir las escaleras.
Mi celular suena. Es Tania.
—Necesitamos hablar —dice.
—No puedo ahora —le respondo.
—Es muy importante, por favor.
—Te veo en tu departamento en media hora.
Subo al cuarto por una camisa. Escucho la regadera. Salgo, abordo el carro y conduzco hasta el departamento que le di a Tania.
Cuando llego, está en la sala, esperándome. Al verme, se levanta para abrazarme.
—Fabián, es tu oportunidad para hablar con mis padres. Quieren mandarme a estudiar lejos. Les dije que en un año te casarías conmigo… pero necesitan que se los digas tú.
—¿Cuándo dije yo eso?
—Fabián, sé que lo nuestro es más que sexo. Además, tienes todo mi apoyo con lo de mi hermana.
—Cuando regresaste de tu viaje, aceptaste seguir acostándote conmigo, a pesar de que estoy casado con tu hermana. Así que no veo el problema ahora.
—Solo quiero que me asegures que cuando se cumpla el contrato, nosotros nos casaremos. Es lo único que quiero para seguir esperándote.
Se acerca, juega con los botones de mi camisa, intenta tocarme el cierre del pantalón, pero le sujeto la mano.
—Es cuando yo diga —le advierto.
Salgo del departamento sin darle más explicaciones. Si no quiere, que se largue. No debo dejarme llevar por mis impulsos. Ya bastante la arruiné con Diana. No sé qué tiene, pero me atrae. No puedo cometer el mismo error dos veces. Llegué a sentir algo por Tania, lo admito. Me gustaba. Su forma de ser sumisa… me imaginé una vida con ella. Pero hasta ahí.
En cambio, con Diana… es tan distinto.