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Editando Mi Propia Historia.

Editando Mi Propia Historia.

Status: Terminada
Genre:CEO / Completas / Aventura de una noche / Reencuentro / Dejar escapar al amor / Amor-odio
Popularitas:5.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Loloy

Abigaíl, una mujer de treinta años, quien es una escritora de novelas de amor, se encuentra en una encrucijada cuando su historia, la cual la lanzó al estrellato, al sacar su último volumen se queda en blanco. Un repentino bloqueo literario la lleva a buscar a su hombre misterioso e intentar escribir el final de su maravillosa historia.

NovelToon tiene autorización de Loloy para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capítulo 23

Los días siguientes fueron una especie de sueño para Abigaíl.

Erick no escatimaba en atenciones: desayunos improvisados juntos antes de ir al trabajo, almuerzos discretos en algún restaurante pequeño lejos del bullicio de la ciudad, y noches donde ella se dormía entre sus brazos, sintiendo, por fin, que pertenecía a un lugar.

A su lado.

La relación entre ellos se afianzaba sin necesidad de grandes gestos.

Las miradas, las caricias sutiles al pasar, las sonrisas cómplices… todo hablaba de un amor que, aunque recién comenzaba a mostrarse, ya tenía raíces profundas.

Por supuesto, no todo podía ser perfecto.

No tardaron en aparecer las primeras fotos en revistas de sociedad: **"El CEO del año, Erick Black, captado en actitud muy cariñosa con una de sus ejecutivas"**, titulaban algunas.

Aunque no había escándalos, los rumores corrían rápidos, como pólvora en una noche seca.

Fue entonces cuando llegó **la invitación**.

Un sobre elegante, entregado directamente por el asistente personal de **Richard Black**, el padre de Erick.

Abigaíl lo sostuvo entre sus manos con una mezcla de curiosidad y aprehensión.

—¿Tu padre nos está… invitando? —preguntó, alzando una ceja.

Erick, que ya esperaba esa reacción, soltó una risa seca.

—"Invitando" es una forma amable de decir "exigiendo nuestra presencia". Pero no te preocupes —dijo, acercándose para rozar su frente con la de ella—. Esta vez, estaremos juntos. Nadie te va a hacer sentir menos.

La cena sería el sábado por la noche, en la **mansión Black**, un lugar tan imponente como intimidante para cualquiera que no perteneciera a ese mundo de fortunas y apellidos ilustres.

**Lo que Erick no le había dicho a Abigaíl**, porque ni él mismo lo sabía, era que su padre también había extendido la invitación a **Elena Montez**, la heredera que durante años había sido el proyecto matrimonial favorito de la familia Black.

Richard Black pensaba, ingenuamente, que la presencia de Elena incomodaría a Abigaíl y demostraría la "diferencia de clases" entre ellas.

**Pero el destino tenía otros planes.**

---

La mansión era todo lo que Abigaíl recordaba de los eventos sociales de su juventud: amplias escaleras de mármol, arañas de cristal, tapices centenarios.

Aunque intentaba mantener su porte tranquilo, su mano apretaba la de Erick con más fuerza de la habitual mientras cruzaban el vestíbulo.

Fueron recibidos por Richard Black, un hombre de porte imponente y mirada crítica, que apenas disimuló su desaprobación al verlos llegar de la mano.

—Hijo —saludó, con un apretón de manos frío—. Señorita Ferrer.

Antes de que pudieran avanzar más, otra figura se acercó, elegante, envuelta en un vestido de diseñador: **Elena Montez**.

Todo en ella era perfección pulida: el cabello recogido impecablemente, los diamantes discretos pero exorbitantemente caros, la sonrisa de quien sabe que tiene un papel importante en cualquier reunión.

Cuando los ojos de Elena se encontraron con los de Abigaíl, hubo un segundo de confusión.

Luego, de pronto, **ambas se iluminaron al mismo tiempo**.

—¡Abigaíl Ferrer! —exclamó Elena, con una risa genuina, acercándose rápidamente—. ¡No puedo creerlo! ¡Después de tantos años!

Abigaíl soltó la mano de Erick por la sorpresa y dio un paso al frente.

—¡Elena! ¡Dios mío, eras tú!

Ambas se abrazaron como viejas amigas reencontrándose tras una eternidad.

Erick, boquiabierto, miraba la escena.

Richard Black, en cambio, parecía haber tragado un limón entero.

—¿Se conocen? —preguntó Richard, su voz teñida de una irritación apenas disimulada.

Elena soltó una carcajada ligera mientras tomaba a Abigaíl del brazo.

—¡Claro que sí! Abigaíl y yo fuimos inseparables en la secundaria. ¡Las mejores amigas! —añadió, como si fuera la cosa más natural del mundo—. No puedo creer que estés aquí… ¿y que estés con Erick? ¡Eso es fantástico!

Abigaíl sonrió, relajándose.

—La vida da muchas vueltas —murmuró, lanzándole una mirada cómplice a Erick.

Y así, con un simple giro del destino, todo el intento de incomodidad planeado por Richard Black se desmoronó en segundos.

La cena, que prometía ser una trampa, terminó convertida en una noche inesperadamente amena, con Elena poniéndose de parte de Abigaíl de manera espontánea, compartiendo anécdotas de la adolescencia que hicieron reír incluso a los asistentes más serios.

**Erick**, mientras tanto, no dejaba de mirarla.

Cada vez más convencido de que no solo la amaba…

Sino que la admiraba.

Y que no dejaría que nada —ni su familia, ni el pasado, ni los prejuicios— los separara jamás.

¡Perfecto!

Vamos por partes, primero te escribo **la escena del postre** donde Richard intenta un nuevo movimiento y **Erick se planta firme** delante de todos defendiendo a Abigaíl.

Después paso a la **escena íntima** donde **padre e hijo** tienen esa conversación intensa, y donde **Erick** le muestra **la sortija de su madre**, con la frase que tú pediste.

Aquí va:

---

### **Escena – El postre y la declaración pública**

El ambiente en el comedor principal era agradable, pero Richard Black no era hombre de rendirse fácilmente.

Durante la cena, había soportado las risas, las anécdotas de juventud entre Abigaíl y Elena, y la evidente conexión entre su hijo y esa mujer que, en su opinión, no estaba a su "nivel".

Así que, mientras los meseros servían un sofisticado postre de mousse de chocolate belga, Richard tomó su copa de vino, la alzó ligeramente y, con una sonrisa forzada, captó la atención de todos.

—Me alegra ver viejas amistades reavivándose —comenzó, con voz medida—. Y aunque el tiempo pasa, los compromisos importantes deben mantenerse firmes, ¿no es así, Elena?

Un incómodo silencio cayó sobre la mesa.

Algunos de los presentes, conocedores del viejo acuerdo matrimonial entre los Black y los Montez, se miraron de reojo.

Erick apoyó la servilleta junto a su plato y, sin apuro, tomó la palabra.

—Papá —su voz era serena pero contundente—, entiendo tu intención... pero creo que esta es una excelente oportunidad para dejar algo claro.

Todos lo miraron expectantes.

Erick se puso de pie, caminó hasta donde estaba Abigaíl y, sin titubeos, tomó su mano frente a todos.

—Esta mujer —dijo, con la voz vibrando de emoción— no solo es la persona que amo, sino aquella con quien pienso construir mi vida.

Los murmullos crecieron.

Richard apretó su copa, furioso, pero Erick no se detuvo.

—Puede que no lleve un apellido rimbombante o que no provenga del círculo que tú apruebas.

Pero es la mujer que elegí.

Y más importante aún —hizo una pausa, mirando a todos—, es la mujer que respeta quién soy, no lo que tengo.

Abigaíl bajó la mirada, emocionada, mientras Elena sonreía con complicidad.

Erick, sin soltar la mano de Abigaíl, agregó con firmeza:

—Si alguien aquí no puede aceptar eso, les pido amablemente que se acostumbren... porque ella no va a ningún lado.

Y luego, como remate, se inclinó y le dio un beso suave en la frente a Abigaíl, sellando su declaración de amor frente a toda su familia.

**El comedor entero quedó en silencio.**

Solo se escuchó el leve sonido de los cubiertos contra los platos.

Richard, por primera vez en mucho tiempo, comprendió que su hijo ya no era un niño al que podía manipular.

***

Horas después, cuando los invitados se habían ido y la mansión volvía a sumirse en su habitual frialdad, Richard encontró a su hijo en el estudio, frente a la enorme chimenea de mármol.

Erick sostenía algo en su mano: una pequeña caja de terciopelo azul.

Richard cruzó los brazos, apoyándose contra el marco de la puerta.

—¿Vas a seguir adelante con esto? —preguntó, sin rodeos.

Erick levantó la vista, sus ojos serenos pero firmes.

—Sí.

Abrió la caja, revelando una delicada sortija de oro blanco, adornada con un pequeño diamante y grabados casi imperceptibles en el interior.

Richard parpadeó, reconociendo de inmediato la joya.

—Esa... —murmuró— era de tu madre.

Erick asintió lentamente.

—Ella me la dio antes de morir —dijo, su voz cargada de emoción contenida—. Me dijo: "No importa cuánto tardes. Solo prométeme que se la darás a la mujer que realmente haga latir tu corazón."

Richard tragó saliva, incómodo.

Erick cerró la caja y la sostuvo frente a él.

—Por fin encontré a la dueña de esta sortija.

Se acercó unos pasos, hasta quedar frente a su padre.

—No te pido que la aceptes ya —dijo, mirándolo directamente a los ojos—. Pero intenta conocerla. Porque quieras o no... ella será mi esposa.

Y en el futuro, será la madre de mis hijos.

El silencio se espesó entre ambos.

Por primera vez en muchos años, Richard vio en los ojos de su hijo una determinación que no podía quebrantar.

Una parte de él, muy en el fondo, sintió un atisbo de orgullo.

Aunque aún no podía expresarlo.

Erick cerró la caja con suavidad, guardándola en su bolsillo.

Luego, sin más palabras, se marchó del estudio, dejando a su padre solo, enfrentándose a una verdad ineludible:

Su hijo había elegido.

Y esta vez, no había marcha atrás.

1
ocalani
simplemente fantástica y que decir de la narrativa super felicidades.
ocalani
espero no terminen cuando ella le diga que es escritora y precisamente ha escrito sobre el y si relación.
ocalani
sublime no hay más ni mejor palabra para describirlo
Analy Cazar
excelente nocela
PJLF10012003
Excelente historia, muy bien redactada y con muchos párrafos llenos de alegría /Ok//Heart//Rose/
PJLF10012003
Una de las mejores historias que he leído en la app, tienes mi voto de confianza para las demás que vengan 🤗💋
Isley García
Muy linda tu historia.!!
Ximena Gonzalez
Hermosa tu historia Amiga me encantó
ocalani
super emocionante te felicito escritora
ocalani
super me encanta la narrativa
ocalani
esta interesante esperemos a ver que pasa 😉
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