Tenía 10 años, un aroma me provocó dolor de cabeza, me levanté y mire ese cabello, era una hermosa flama que quemó mi ..
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No es una maldición, voz de Amaris.
Amaris se encontraba en el suelo.
Todo se oscureció, sentí como mi alma se separó de mi cuerpo, tenía la sensación de que era el fin.
Sentí dolor, no podía creer que así terminara mi vida, prefería morir en sus brazos al ser marcada por el, que así, por favor diosa de la luna ayudame, rezaba mientras miraba mi cuerpo frío en el suelo, el charco de sangre crecía bajo mi cabeza.
- ¡Diosa de la luna, ayudame!, gritaba mi alma.
De pronto me encontraba en un hermoso bosque blanco, el frío era insoportable, comencé a correr en busca de refugio, sentía mis pasos muy ligeros, llegue a la montaña, subía enormes escalones, de pronto una luz iluminaba el lugar, me senté en el suelo frío de piedra, sentía una enorme tristeza en mi ser, seguía pidiendo y suplicando ayuda a la diosa de la luna. Las lágrimas salían de mi rostro, el aire se agotaba, me acurruque para parar el dolor que sentía en mi pecho.
- Diosa de la luna, ayudame, susurré.
Estaba perdiendo mi voz, mi cuerpo estaba tan frío que sentía mi cuerpo inmóvil, era el fin.
- Te amo Leltxu, pensé cuando deje de escuchar el retumbar de mi corazón.
Me desplome en el suelo frío. A lo lejos escuché.
- ¿Lo amas?, decía una linda melodía. ¿Lo amas Amarís?, decían de nuevo.
Se acercó un espectro blanco en forma humana y soplo en mi boca.
- Despierta niña, decía el espectro.
Cuando abrí más los ojos, pude apreciar mejor la silueta de una bella mujer con un hermoso cabello blanco que irradiaba todo el lugar y lo volvía cálido.
- ¿Mi niña Amarís, lo amas?, decía tocando mi mejilla.
- Si amo a Leltxu con todo mi ser.
- ¿Es una bestia hija?
- No me importa, yo daría todo por ser de él, por toda la eternidad.
Ella sonreía.
- ¿Sabes quién soy?.
- Eres la diosa de la luna, dije arrodillando mi débil cuerpo ante ella.
- Linda, eres la primera humana que me reconoce y se arrodilla ante mi, que diría el arrogante de Zeus, cuando una de sus hijas se está arrodillando ante mi.
Ella acaricio mi cabello.
- Que triste ha perdido su hermoso color. Te elegí como luna, por qué quiero que todos mis súbditos crean de nuevo en mi, esos perros han olvidado el poder que les di, yo los salve de una vida salvaje y con los siglos se han olvidado de mi, me han traicionado, dejaron de agradecerme por su fortuna.
Me miró a los ojos.
- Que bella es tu alma, eres hermosa mi niña, quisiera que te quedarás a mi lado, pero mi hijo Leltxu está sufriendo por ti, me ha llamado día y noche rogando por tu regreso.
- ¿Voy a sobrevivir?
- Claro que sí cariño y estarás a su lado.
- Pero su manada lo quiere muerto, mi diosa, quieren terminar con el por qué el no quiere marcarme.
- Si lo sé, estoy al pendiente de ellos, aunque me han olvidado, los observo con las esperanzas de que algún día ellos puedan reconocerme de nuevo, pues sus palabras de su devoción se consumen con sus pensamientos, sintiéndose poderosos, inmortales, todo siempre tiene un fin.
Cuando naciste te vi y supe que llegarías a el.
Pero lamento decir que no sobrevivirás a su veneno mi niña.
El tonto de Zeus me tiene prohibido tocar a sus hijos, decía ella mientras acariciaba mi cabello.
- Pero yo soy tu hija luna, te acepto a ti como mi madre, seré una fiel seguidora, ayudame, quiero estar con el.
- ¿A qué estás dispuesta Amarís?
- A todo.
- ¿A morir?, decía ella
- ¡Estoy muerta mi diosa!.
- Es verdad, mi niña.
- Por favor ayudame a soportar el veneno.
Ella se acercó y me abrazo
- Esa es una maldición de Zeus, yo no puedo hacer nada, el veneno es letal para los humanos.
- ¿Por favor?
Ella me abrazo.
- ¿Tanto lo amas?
- Sí, decía suplicando su ayuda.
- Me agrada tu espíritu mi niña, te ofrezco algo pero no es un regalo es una maldición.
- ¿Qué es? dije ansiosa.
- La maldición que Zeus les dio a ellos, serás una bestia, tu hijo primogénito morirá, pero tendrás la inmortalidad de vivir a lado de tu amado hasta que la muerte los separe.
- Si lo quiero, dije arrodillada.
- ¿Tanto lo amas para recibir una maldición?.
- Nunca lo he visto como una maldición mi diosa, siempre lo vi como un regalo.
- Amarís el regalo que recibieron ese se los di yo, antes solo eran bestias vagando en el bosque, yo les regale a su Mate y que tuvieran control sobre sus lobos.
- ¿Entonces si acepto la maldición de Zeus, siempre sería una bestia?.
- No mi niña, yo te regalaría lo mismo que les di a ellos.
- Gracias mi diosa.
- Pero el día que mueras estarás a mi lado como una hermosa estrella, tendrás una vida de oscuridad, no tendrás descanso, brillarás como una estrella reluciente día a día.
- Mi Diosa yo seré tu fiel seguidora, solo dame la dicha de ser como el.
- También tu transformación no será tan fácil como la de ellos, tú arderás en fuego, sentirás tu alma consumir.
- lo acepto mi diosa, por estar a su lado, lo acepto.
- Quien lo diría, una humana rogando por ser una bestia, todo para estar a lado de uno de mis hijos, esto no es solo mi hechizo de amor, sobrepasa más poder.
- Esto es amor puro, mi Diosa.
Ella sonrió y me abrazo.
- No se lo que es el amor puro cariño, yo solo soy una diosa que adoptó a los maldecidos por qué aullaban a mis pies.
- Tú les regalaste cosas muy buenas mi diosa, eso es amor puro.
Ella sonrió.
- Mi niña Amarís, se que seremos felices en lo alto, en la inmensidad de la oscuridad, tendremos tanto tiempo para estas hermosas charlas, por fin una digna estrella brillará a mi lado.
- Será un placer servirte, mi diosa.
- Muy bien mi linda niña, regresare el color a ese hermoso cabello, no temas .
- ¡Estoy lista!
- Será un largo camino de dolor, no será fácil pero aquí estaré a tu lado.
- Gracias mi diosa.