Boy Alexander, un hombre de 28 años, ha dedicado toda su vida a servir a la familia Keano como asistente personal. Además, es el jefe del equipo de seguridad, liderando a todos los guardaespaldas que protegen a dicha familia.
Antes de ser adoptado, vivía en un orfanato. Nunca conoció a sus padres ni supo su verdadera identidad.
Por cumplir con su deber de proteger a una de las integrantes de la familia Keano, Boy se ve obligado a casarse con la joven señorita de la casa, lo que hace que su suegro lo desprecie, pues solo lo considera un simple asistente.
Lo que nadie imagina es que Boy es en realidad heredero de una familia poderosa. Su padre murió cuando él nació, y fue su propio abuelo quien lo arrojó al orfanato, rechazándolo porque no quería tener un nieto de baja cuna.
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Capítulo 6
Alexa realmente no quería ir a esa cena. Eligió ir a un club nocturno, quizás porque se sentía muy frustrada; su padre la había comprometido con un hombre al que no amaba en absoluto.
Alexa conocía a Erick desde hacía mucho tiempo, incluso era muy cercana a la madre de Erick. Pero no sentía nada más por ese hombre. Solo lo consideraba un amigo.
Si tan solo todos supieran que, en realidad, el hombre que Alexa tanto deseaba era Boy. Sí, solo ese hombre lograba hacer que el corazón de Alexa latiera con fuerza. Incluso Boy aparecía a menudo en sus sueños cada noche.
Así es el amor. Si Alexa pudiera elegir de quién enamorarse, nunca habría querido enamorarse de Boy. Ese asistente tan frío y rígido.
Pero qué se le iba a hacer, realmente se había enamorado de ese hombre que era mucho mayor que ella. Y Alexa no podía negarlo. Quizás era por el tiempo que habían pasado juntos desde pequeños, lo que hacía que Alexa se sintiera muy cómoda cada vez que estaba con Boy. Aunque ese hombre siempre se mostrara indiferente hacia ella.
Esa noche, Alexa estaba completamente borracha; quién sabe cuántos vasos había bebido, mientras refunfuñaba a un pequeño muñeco de Shaun la Oveja que sostenía en su mano.
Parecía que la chica estaba muy frustrada. Se sentía atormentada por el amor que había estado reprimiendo por ese asistente frío y rígido. Realmente amaba mucho a Boy. Mientras tanto, la presionaban para que se casara pronto con Erick.
«¡Oye, oveja, te amo! Pero, ¿por qué siempre me ignoras?», gritó Alexa mientras estrujaba el muñeco que tenía en la mano.
Resultó que Alexa estaba en el mismo club nocturno que Boy. Boy, que ya había terminado con sus tareas, estaba a punto de salir del club, pero de repente detuvo sus pasos al escuchar el grito de Alexa.
«¿Señorita Alexa?», dijo Boy frunciendo el ceño.
Luego, el hombre se rascó la cabeza, aunque no le picaba. A pesar de que esa noche se sentía muy cansado después de terminar todas sus tareas para Maxime, ahora la joven señorita le iba a causar problemas.
Boy se acercó rápidamente a Alexa. «Señorita, ¿por qué está usted aquí?».
Alexa, que estaba borracha, empezó a divagar incoherentemente. La chica se rio. Luego, caminó tambaleándose y acortó la distancia con Boy.
Boy abrió los ojos como platos cuando Alexa de repente le agarró ambas mejillas, dejando al hombre petrificado.
«¿Estoy soñando? Veo una oveja frente a mí», dijo Alexa mientras pellizcaba con picardía las mejillas de Boy, poniéndose de puntillas, ya que Boy era demasiado alto para ella.
Boy suspiró bruscamente. Rápidamente apartó las manos de Alexa que le pellizcaban las mejillas. «No soy una oveja. Parece que la señorita está muy borracha. Permítame llevarla a casa».
Boy no se dio cuenta en absoluto de que la oveja a la que Alexa se refería era él.
Pero Alexa se negó a que se la llevara. «No quiero, todavía quiero estar aquí».
Boy se mordió el labio inferior. Esta chica siempre le causaba problemas. Se vio obligado a cargar a Alexa como un saco de arroz, porque ella no dejaba de resistirse.
«¿A-a dónde me llevas? ¡Suéltame!», protestó Alexa, resistiéndose.
Boy no le hizo ningún caso a la resistencia de Alexa. La metió rápidamente en el coche.
Después de ponerle el cinturón de seguridad a Alexa, Boy refunfuñó: «¿Por qué tiene que emborracharse así, señorita Alexa? ¿Qué pasaría si algún pervertido se sobrepasara con usted?».
La respuesta de Alexa no tuvo nada que ver: «¡No me lleves a la mansión de papá! Papá seguro que me regañará muchísimo si sabe que estoy borracha así».
Boy suspiró con fastidio. Luego, el hombre volvió a refunfuñar: «Siempre me causa problemas, señorita».
Ahora Boy estaba confundido. Cada vez que estaba cerca de Alexa, Boy, que era inteligente, de repente se convertía en un tonto. No sabía adónde llevar a Alexa. Alexa siempre le daba dolor de cabeza.
«¿Adónde debo llevarla? ¿Debo llevarla a un hotel o a mi apartamento?», murmuró con tono de confusión.
Si llevaba a Alexa a un hotel, ¿estaría segura si Boy la dejaba allí sola? Pero si la llevaba a su apartamento, ¿qué pasaría si...?
Boy negó con la cabeza. Rápidamente desechó sus pensamientos impuros. Para él, Alexa era solo una niña. Incluso Boy ya había visto el cuerpo de Alexa cuando era pequeña. Era imposible que el diablo se interpusiera entre ellos dos.
