Que Empiece Mi Reinado.

Mientras Lara y los príncipes se alojaban en una posada en la capital de Bórico, la joven maga decidió visitar el castillo por su cuenta, con la esperanza de obtener una audiencia con el rey. Al llegar, se presentó como la discípula del mago Regulus. Al mencionar ese nombre, el príncipe Elios, intrigado por la mención de su antiguo mentor, accedió a recibirla.

En la oficina real, Elios la observó con curiosidad mientras ella se descubría el rostro.

—Majestad —saludó Lara con respeto.

—¿A qué debo su visita, discípula? —preguntó Elios, manteniendo la compostura.

—He venido a solicitar su ayuda —respondió ella con firmeza.

Elios guardó silencio, esperando que la maga continuara.

—Como sabrá, la situación en Vorlon ha escalado a niveles insostenibles. El emperador Cristian se ha convertido en un tirano que debe ser derrocado.

—Tenía entendido que la Torre no se involucraba en asuntos políticos —replicó Elios con cautela.

—Es cierto, pero yo no soy solo una discípula —dijo Lara, retirándose por completo la capucha. Su apariencia cambió, revelando su cabello negro y ojos rojos característicos—. Mi nombre es Marion, princesa de Ungalos y legítima heredera al trono.

Elios, sorprendido, reconoció los rasgos distintivos del linaje de Ungalos, recordando las historias que había escuchado en su juventud.

Lara compartió su historia, expresando su disposición a luchar por su pueblo y la necesidad de aliados.

—Ya cuento con el apoyo de Amatista, pero necesito su respaldo y el de sus dragones —explicó.

Elios, conmovido por su relato, recordó la noche en que su propio padre murió. Sin embargo, sabía que no podía tomar una decisión tan importante sin consultar a su hermana y a sus padrinos, los exemperadores de Atenea, Leonor y Mauricio.

—Comprendo su situación, pero debe entender que lo que pide es complicado. Bórico se ha mantenido al margen por una razón. Nosotros no nos involucramos en sus asuntos y ellos no atacan a nuestra gente. Debo velar por el bienestar de mi reino.

—Lo sé, pero miles de personas sufren bajo el mando de ese tirano. Es hora de decir basta. Conozco su historia y sé que una vez estuvo en mi lugar. El legítimo heredero de Vorlon está dispuesto a luchar por su gente, pero necesitamos aliados que nos ayuden a acabar con la tiranía y la maldad de ese sujeto.

—Entiendo su punto, y tiene razón, mi situación puede compararse con la suya. Pero esta decisión no es algo que pueda tomar a la ligera. Mientras espero mi decisión, puede quedarse en el palacio como muestra de gratitud y respeto hacia el mago Regulus. Sin embargo, si decido no apoyar su causa, espero que se retire pacíficamente.

Lara, comprendiendo la necesidad de actuar con astucia, aceptó la propuesta.

—Aceptaré su hospitalidad, pero no estoy sola. Me acompaña el príncipe heredero de Amatista, así como los príncipes de Vorlon.

Elios suspiró y asintió, levantando la mano. Una sombra apareció detrás de él.

—Preparen habitaciones para mis invitados y una cena acorde a la ocasión. Esta noche quiero reunirme con todos ellos.

Lara asintió y se inclinó antes de retirarse.

Una vez a solas, Elios se dirigió a su sombra.

—¿Qué opinas?

—Creo que está diciendo la verdad.

—Lo sé, pero no creo que sea buena idea involucrarnos.

—Debería hablarlo con la emperatriz Leonor o la emperatriz Neftalí. Ellas siempre saben qué aconsejarle, señor.

Elios asintió y, sin más, se levantó de su asiento y creó un portal.

—Encárgate de todo. Estaré de regreso en un par de horas.

Y sin más, lo cruzó.