"UN AMOR PROHIBIDO QUE NO MUERE
Kostas conoce a Athina, la hijastra de su hermana, en una boda. Es amor a primera vista, pero la edad y la relación familiar lo convierten en un tabú.
Cinco años después, Athina es secuestrada y Kostas se convierte en su héroe. El amor sigue vivo, pero el pasado y los prejuicios amenazan con separarlos.
¿Podrán superar las barreras y luchar por su amor?
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Capítulo Veintiuno
Kostas no había hablado mucho desde que Constantin recibió la llamada de su tío, pidiendo la empresa a cambio de su mujer. ¡Su mujer! Entonces Athina y Constantin eran pareja, por eso ella no regresó y su sobrino aceptó radicarse en Londres. Athanasiau sabía de esa relación, por eso no se inmutó.
«¿Pero por que no le contaron a él?» Pensó Kostas.
Kostas trataba de disimular su incomodidad; estaba desesperado, pero no más que Athanasiau. Ambos hombres no veían el momento de recibir noticias de lo que Constantin está hablando en ese hotel o de que el equipo de seguridad dé con el sitio donde se encuentra Athina.
Athanasiau se retiró unos pasos de las camionetas donde estaban esperando, para comunicarse con Ivet y la puso al tanto de lo que pasaba con Athina. Le recalcó que por favor no se viera triste ante Andreas y lo hiciera dormir temprano. Aunque esto sería una odisea, ya que el gordito solo dormía si Athina le leía un cuento.
Así que le pidió que se lo pasara al teléfono para tratar de convencerlo.
📱 Gordito, yo estoy con mamita. Nos vamos a demorar un poquito, así que, por favor, prométeme que vas a estar juicioso con Ivet y te vas a dormir temprano, que mañana debes de ir al jardín de infantes. La tía Ivet te va a leer un cuento en reemplazo de mamita. Si te portas bien, mañana te llevo un hermoso regalo.
📱Está bien Abu. Pero no te demores mucho con mamita. Ella también debe de dormir temprano para que siga siendo hermosa. Dile que la extraño.
📱 Eso le diré mi niño hermoso. Te amo mucho y ya quiero verte. Mañana te daré muchos besos y abrazos.
Athanasiau se despidió de su gordito y Kostas alcanzó a escuchar parte de la conversación. Así que sin pensarlo le preguntó:
—¿Acaso tienes un hijo fuera del matrimonio? —Kostas estaba imaginando lo que no era. ¿Será posible que el matrimonio de su hermana con su socio esté pendiendo de un hilo? Con razón ellos dos se habían alejado tanto de él, ¿sería para que no se enterara de la crisis de su matrimonio?
—¿Eres idiota o es que te haces? Jamás yo le sería infiel a mi Alondra. Y deja de escuchar conversaciones ajenas, no seas maleducado. —Athanasiau estaba indignado; ¿cómo era posible que el atolondrado de su cuñado pensara algo así?
—Que me entere de que estás engañando a mi hermana, no te lo voy a perdonar. —Kostas seguía destilando su veneno, y Athanasiau no tenía paciencia en ese momento; había algo más importante que era su hija y no lo que el idiota de Kostas pensara.
—Me tiene sin cuidado lo que usted piense, con permiso. —Se alejó de Kostas y entró nuevamente a la camioneta.
En ese momento salía Constantin del hotel, acompañado de Porthos, y se subió a la camioneta en la que llegó al lugar. Hicieron nuevamente el recorrido hasta el penthouse y, una vez allí, les comentó a Kostas y a Athanasiau, junto al equipo de seguridad, lo que pedían los gemelos Vespa para entregarle a Athina.
—Dios mío. Mi niña debe de estar sufriendo. Ojalá estos malnacidos no le vayan a hacer nada malo. —Athanasiau se desmoronó a llorar. Se había contenido todo este tiempo, pero ya no aguantaba más. Pensó que esta noche la iba a tener a su lado sana y salva, pero siente que cada hora que pasa sin rescatarla es una hora que sufre su princesa.
—Athi es una mujer fuerte; ya verás que pronto va a estar a nuestro lado. —Constantin abrazó a Athanasiau conteniéndolo, pero temia que ese par hicieran una mala jugada.
—¿Constantin, estas entonces decidido a perder tu herencia? Tu papá trabajó mucho por esa empresa, por posicionarla en todo el Reino Unido y el norte de Europa. No me parece justo. —Kostas dio su opinión, pero su sobrino y cuñado se indignaron por lo que decía.
—¿Acaso mi hija es menos importante que una maldita empresa? —Athanasiau no podía creer lo que había dicho Kostas.
—Tío, no me importa esa empresa. No la quiero si por ella pierdo a Athina. —Con esta apreciación de Constantin, ya Kostas dio por hecho que ellos tienen una relación.
—Lo siento, creo que me malinterpretaron. Claro que Athina es más importante. Solo que me da rabia que esos idiotas de los Vespa usen métodos tan nefastos para obtener algo que no les pertenece. —Kostas trató de explicarse.
—Tío, ya lo dije, si devolviendo la empresa liberan a Athina, se las entrego y así me quito de encima esa maldita familia. Desde este momento seguiré siendo Constantin Papadakis. No me interesa ese apellido así sea lo que haya deseado mi papá. Él ya no está, y el mejor legado que le puedo hacer es ser una buena persona y hacer una empresa desde cero. Eso es lo que pienso hacer. —Constantin les hizo saber su punto de vista: —Ahora solo nos queda más que esperar a que los Vespa hagan la legalización del documento y liberen a Athina.
Todos aceptaron, respetando lo que dijo Constantin; aun así, no fueron capaces de pegar el ojo en toda la noche.
Al día siguiente, los Vespa se dirigieron con su abogado a la cámara de comercio para legalizar la constitución de la empresa como los nuevos dueños. Constantin ya los esperaba allí junto al inseparable Porthos. Las demás personas del equipo; estaban apostadas afuera del edificio.
La noche anterior, dos miembros del equipo se habían quedado vigilando a cada uno de los hermanos Vespa. Ellos pernoctaron en el hotel, y allí fueron visitados por el abogado que ahora los acompaña en la diligencia.
Cuando el abogado salió del hotel a altas horas de la noche, su auto fue seguido por uno de los miembros del equipo y este se dirigió hasta su casa. De ahí nada anormal, hasta que en la mañana salió nuevamente para llevar a cabo la diligencia con los Vespa. Pero algo en el investigador llamó la atención y decidió quedarse vigilando la casa.
Media hora después, salió una señora; el vigilante supuso que era la esposa del abogado y esta se dirigió en su auto en sentido contrario a donde se fue su esposo. Así que, guiado por su intuición, la siguió hasta las afueras de Londres, en uno de los suburbios de la ciudad. Allí sus alarmas se encendieron y llamó a su subjefe, pero este no le contestó de inmediato, por lo que no tuvo más remedio que llamar a su jefe directo y darle el parte de lo que acababa de descubrir.
📱 Habla Kostas.
📱Señor Kostas, creo que ya descubrí dónde tienen a la señorita Athina. Necesito comunicarme con el agente Porthos para que preparen el equipo de rescate y tracen el plan a seguir.
📱 Páseme las coordenadas, yo me comunico ya mismo con él.
El agente le pasó las coordenadas y colgaron la llamada. Cuando Kostas se iba a comunicar con Porthos, este salió del lugar directo a donde él estaba y le comunicó que la diligencia no se pudo hacer y los tíos de Constantin estaban amenazando con que iban a pasar al plan B.