Ailyn, una joven con un vínculo único con la luna, fue destinada como la luna del rey alfa, pero la diosa luna fue testigo mudo de su humillación al ser rechazada el día de su presentación ante la manada.
El rechazo del alfa había sido como una daga clavada en su corazón. Con la frente en alto Aylin emprendió su camino, lejos de la manada que la había despreciado siempre.
Nunca imaginó que aquel bosque oscuro, lleno de sombras, la llevaría a conocer al ser que cambiaría su destino para siempre.
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Capitulo 24: Juicio I
Una punzada helada me recorrió la espalda al escuchar la voz de Sam a mis espaldas__Cuñada, Enzo y yo ya te encargamos la silla de ruedas como obsequio de bodas, aunque creo que va a llegar un poquito tarde__.
El comentario, disfrazado de inocencia, apesta a burla. Al girarme, confirmé mi sospecha: Sam viene acompañado de Enzo, ambos con las caras tensas por contener la risa ante la presencia de Kael a mi lado. De no ser por él, sus carcajadas ya estarían resonando en todo el lugar.
Iba a replicar, pero la mano de Kael se cerró sobre la mía, deteniéndome. Bastó una mirada, un destello de malicia en sus ojos, para que comprendiera que él tomará las riendas de la situación.
__Gracias por el detalle para mi reina, hermana__. Dijo con un tono firme pero cortés.
__Aunque ella no necesita una silla de ruedas. Me tiene a mí, después de todo, para hacerme responsable de mis actos__. Los ojos de Sam y Enzo son un espejo de asombro; por primera vez, Kael no está en contra mía, sino que me defiende. Es un poema silencioso en sus rostros.
__Pero escúchame bien, hermanita__. Soltó Kael con una sonrisa que empezó ya ensancharse.
__Ni se te ocurra devolver esa silla de ruedas. Porque cuando tú y Enzo al fin se traguen ese orgullo y admitan lo que sienten, créeme, la que va a necesitarla para recuperarse del shock vas a ser tú. ¡Con lo melodramática que eres!__. Sus rostros, antes burlistas, palidecieron hasta rivalizar con el blanco inmaculado de una página. La ironía me invadió, y ahora soy yo quien disfruta de su repentina vergüenza. ¡Vaya giro inesperado!.
__¡Nosotros queremos ser los padrinos!__. Exclamé, lanzando una mirada cómplice a Enzo y a mi cuñada. Desde que llegué al territorio vampirico, una corriente invisible parece conectarles, una química innegable que, inexplicablemente, aún no se traduce en palabras. Sospecho que sus corazones laten al mismo compás, aunque se resisten a reconocerlo por no ser almas gemelas.
El rubor de Enzo y Sam fue la mejor respuesta a nuestras insinuaciones sobre sus evidentes sentimientos mutuos. Incapaces de articular palabra, cada uno escapó por su lado, dejándonos con una risa cómplice ante la ironía: los maestros de las bromas y burlas, finalmente probando su propia medicina, aunque con una resistencia cómicamente breve.
__Eres cruel esposo__. Murmuré con una sonrisa ladeada, clavando mis ojos en los de mi sexy rey vampiro. Su rostro permanece impasible, una máscara de serenidad que contrasta con la antigua furia asesina que antes destellaba en su mirada. Ahora, hay una suavidad innegable, una calidez que casi me hace olvidar la reciente paliza... una paliza de placer, cortesía de mi propia insaciable curiosidad. Un pequeño gemido escapó de mis labios mientras una punzada de dolor recorre mis caderas. Caminar se ha convertido en una empresa dolorosa, una constante tortura de mi dulce y pecaminosa perdición.
__La idea de exponer a tu hermana y a tu mejor amigo me ronda la cabeza, pero una punzante duda me carcome: ¿acaso ya sospechabas esa chispa entre ellos, ese afecto que trasciende lo fraternal para adentrarse en lo romántico? ¿Por qué tu silencio hasta ahora?__.
De repente, mi mano quedó libre solo para sentir la suya rodear mi cintura, acercándome a su cuerpo musculoso. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando sus dientes mordisquearon mi cuello, una caricia peligrosa que, sin lastimar, encendió una oleada de excitación profunda, contrayendo mis muslos sin que pudiera evitarlo.
__Ambos son adultos__. Comenzó Kael con su tono neutro y firme de siempre.
__Y deben resolver sus asuntos por sí mismos. El corazón de otro es un territorio minado, impropio para la injerencia o la imposición. Por eso, solo les ofrecí un suave impulso hoy, una invitación disfrazada a confrontar sus sentimientos mutuos o a dejarlos sepultados en el silencio. Ahora que tú eres mi reina, mi esposa, mi alma gemela, he experimentado la plenitud de tener un refugio a mi lado, un calor que disipa la frialdad de la noche__.
Su voz, inicialmente serena, comenzó a adquirir una calidez palpable, haciéndome estremecer. Sentí el rubor ascender por mi cuello cuando su mirada se intensificó, y su mano buscó la pared más cercana para acorralarme. La audacia de mi esposo me electrizó. Gracias a las estratégicas aberturas de mi vestido, sus dedos se deslizaron con una familiar desenvoltura por dentro del tejido, rozando mi intimidad con una caricia que me arrancó un jadeo ahogado. El temor punzante de ser descubiertos en cualquier instante aviva una llama de excitación que nubla mi voluntad para detenerlo.
Un jadeo tembloroso se escapó de mis labios justo antes de que la punzada placentera de los dedos de Kael me tomara por sorpresa__¡Nos van a ver...!__.
Susurré con urgencia mientras siento cómo sus dedos explora mi interior, encontrando y presionando ese punto exacto que enciende un fuego incontrolable. Mordí su piel con desesperación, aferrándome a él como un ancla contra la ola de sensación que amenaza con hacerme gritar y exponernos.
__Una aventura es más divertida si huele a peligro mi reina__ Mientras hablaba el descarado de mi esposo, su mano traviesa se deslizó por mi muslo, elevando mi pierna derecha hasta enredarla en su cintura. Antes de que pudiera anticipar su movimiento, antes de que siquiera notara el instante en que su cuerpo se liberó de la tela, me invadió con una estocada profunda. Una oleada de espasmos incandescentes recorrió cada fibra de mi ser, y mi otra pierna, por voluntad propia, se aferró a su torso mientras mis brazos buscaron refugio en su cuello, como si en ese abrazo salvaje encontrara mi única ancla.
__Tranquila, mi reina__. Jadeó Kael contra mi oído.
__Este espacio nos pertenece. Nadie más que nosotros, Enzo y Sam, puede entrar sin autorización__. Cada estocada, profunda y firme, combinada con giros que me llegan hasta lo más profundo, me catapultó a un clímax embriagador, donde solo existe el temblor de mi cuerpo en los fuertes brazos de Kael.
Una vez que mi respiración se normalizó, Kael me guio de vuelta a nuestra alcoba. Allí, el agua tibia de la tina se convirtió en nuestro pequeño universo de juegos antes de prepararnos para el desayuno. Al llegar al comedor, la tensa calma entre Sam y Enzo es palpable; sus miradas evitan encontrarse. Afortunadamente, el desayuno transcurrió en un silencio respetuoso, libre de las insinuaciones y burlas que temíamos por nuestros tres días de encierro nupcial. Sin embargo, esa burbuja de paz se desvaneció tan pronto como Kael recuperó su aura imponente, la del rey vampiro al mando.
__¿Dónde se esconde la vampiresa que, con sus artimañas rastreras, intentó arrastrarme a su lecho para dañar a mi reina?__. La voz de Kael, helada y cargada de una oscuridad palpable, habría derretido los huesos de cualquiera. Y sí, de no haber sentido su furia embistiéndome con salvaje posesión durante las últimas tres noches, yo también temblaría ante ese tono. Ahora, sin embargo, solo evoca la imagen de Kael tomándome con esa misma mezcla de dicha y rabia, dirigida esta vez hacia la criatura que osó querer interponerse entre nosotros el día de nuestra unión.
__En las mazmorras del palacio__. Articuló Enzo con un susurró que apenas interrumpió el silencio opresivo. Su respuesta dibujó una sonrisa de satisfacción en el rostro de Kael.
__Que se notifique al consejo__. Ordenó Kael, su voz resonando con una firmeza inquebrantable.
__Esta tarde se celebrará un juicio. Su presencia es indispensable__. La palabra "juicio" cayó como un yunque en la sala, cargando el aire de una tensión palpable. Enfrentar tal proceso, y más aún por desafiar a la familia real, es una sentencia de muerte casi segura. Pero en mi interior, la piedad permanece ausente. ¿Acaso ella la había sentido cuando tramó su dañino plan, buscando la traición de Kael hacia mi y desgarrar mi corazón por segunda vez?.
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Holis 👋🏼👋🏼👋🏼.
Ya estoy de vuelta 😁😁😁.
Lamento la ausencia. Estuve unos días con mi familia en el campo y allí no tenía señal normal ni Wifi 🛜.
Cómo compensación a mi ausencia tendremos maratón de capitulos.
Un capítulo por cada día que no actualice.
además que culpa si,si está lindo el condenado 🫦🫦🫦🫦😈😈🤣🤣🤣🤣🤣