Amor Y Venganza

Evelyn

Hoy es un día normal, no ha pasado nada diferente creo que es el día más aburrido desde que estoy aquí, el restaurante no está muy lleno por lo que solo estoy sentada en la barra con Lexi, Dixon no se ha parecido hoy ya que tiene mucho trabajo y hablando de él, no se que le pasa que ahora está algo paranoico desde la semana pasada que irrumpió en el despacho ha actuado demasiado raro, ahora envía a Jackson a que me vigile las veinticuatro horas, no me incomoda ya que estoy acostumbrada a siempre tener seguridad pero me parece raro ya que fue de repente y ni siquiera me informo.

—Nunca creí extrañar que el restaurante estuviera lleno — se queja Lexi.

—Ni yo.

—Estoy aburrida — dice.

—Yo también lo estoy.

—Tu lo estás por qué quieres, tienes un hombre súper guapo con el que puedes pasar el tiempo haciendo cositas — dice de manera burlona y divertida.

No puedo evitar sonrojarme por la insinuación que acaba de hacer.

—Tranquila baby, vas a reventar — me dice señalando mis mejillas.

—No vuelvas hablar de eso — la regañó mientras toco mis mejillas para que se me baje el calor.

Lexi suelta una carcajada y yo la miro mal.

—¿Alguien puede sacar la basura? — pregunta la cocinera

—Yo voy — digo para alejarme de Lexi y su burla.

—Eso, huye — dice Lexi riendo y yo le saco la lengua antes de irme.

Salgo a la parte de atrás abro el contenedor y meto la basura cuando estoy apunto de volver siento como tapan mi boca y mi nariz con un pañuelo y en pocos segundos pierdo la conciencia.

…………..

Abro los ojos lentamente pero es como si aún los tuviese cerrados ya que no puedo ver nada, siento debajo de mi un colchón por lo que supongo estoy en una cama, me arrastro al borde y cuando estoy apunto de levantarme vuelvo arriba de un respingón cuando prende la luz de repente, cierro mis ojos y luego vuelvo abrirlos poco a poco para acostumbrarme a la luz. Veo a una rubia alta cerca de la puerta .

—Hasta que por fin despiertas, hubiese pensado que estabas muerta a no ser que te vi respirar, ¿Quien dura todo un día inconsciente? — Pregunta acercándose.

—¿Quien eres tú?.

—¡Oh! Una disculpa no se donde están mis modales, soy Sofía Dupont — dice con un acento francés bastante marcado.

—¿Que quieres?.

—Acabar contigo, desaparecerte de la vida de Dixon— responde con cierto rencor.

—¿Dixon que tiene que ver con esto?.

—Mucho querida, Dixon era mío hasta que tú apareciste.

—Dixon no dijo que tenía pareja— digo con lágrimas amenazando por salir ¿Me mintió?

—No la tenía hasta que llegaste, tengo que admitir que la única que pudo atraparlo fuiste tú — dice con lágrimas bajando por su mejilla— casi me mata para que pudiera entenderlo, ¿pero sabes que? No me importa si esta vez me mata de verdad por haber secuestrado a su amada mujer, pero la diferencia es que me matará pero no podrá estar contigo por voy a torturarte hasta casarme y luego matarte.

Dice y se lanza sobre mi, me lanza un puñetazo que logró evadir, uso todas mis fuerzas para quitarla de encima ella se cae de la cama y yo corro hacia la puerta pero antes de que pueda abrirla me jala del cabello, me da la vuelta y me mete un puñetazo en la cara el cual hace que me sangre la nariz, vuelve a lanzar otro pero lo esquivo y esta vez soy yo quien la atina un puñetazo el cual le rompe el labio.

Nunca pensé que pondría aprueba lo que aprendí en clases de defensa personal a la cual mi hermano me obligó a ir que bueno que le hice caso.

Ella se mira el labio y arremete contra mi con más fuerza, ella me da y yo a ella hasta que me tira al suelo y ella termina encima de mi, me atina un golpe en el rostro y yo la tomo del cabello y le pego la cabeza al tocador que tengo alado, le pego una, dos y tres hasta que está pierde fuerza y cae.

Me levanto y me asusto al verla inconsciente en el suelo ¿La mate? No, yo no soy una asesina, no puede estar muerta, me acerco a ella con cuidado y toco un lado de su cuello y me tranquilizo cuando siento su pulso, la dejo allí y salgo corriendo bajo las escaleras que encuentro las cuales me dirigen a lo que supongo es la sala, veo que no hay nadie miro por una ventana y veo que no hay nadie abro la puerta que imagino da al exterior de la casa, cuando la abro veo a un hombre rubio alto de ojos azules él tiene un parecido con Sofía.

—¿Tan pronto planeabas irte pequeña? — pregunta y lo último que veo es que me propina un golpe al costado del cuello lo cual hace que pierda la conciencia.