Amo leer y las novelas de mafia y villanos, y justo reencarne en la que amo al personaje pero por qué a mí me tocó ser su hijo
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XX
A los ocho meses ya Gabriel tenía el bolso armado por cualquier cosa, eso nos enseñaban en las clases de preparto que me obligaba a ir. Yo siempre iba enojando y volvía con la felicidad del mundo de saber que lo que me pasaba le pasaba a los demás embarazos, esa noche llamaron a Gabriel a ver unas bodegas que estaban robando mercancía y el dato que les pasaron era que esa noche sería el gran robo, mi amor me dio un beso y me dijo, nos vemos al alba, quieres que te traiga algo, yo sonreí y solo le dije con un beso, tráeme tus Feromonas con miles de besos, sonrió y me abrazo y me impregnó en su aroma, luego beso mi frente y se fue. Yo me dormí en mi nido tranquilamente, pero a la media. Noche mi lobo me despertó y dijo que saliera, salí corriendo como pude y cuando estaba en los fondos para llegar al pasaje oculto, disparos se comenzaron a escuchar por delante de la casa, varios camiones de asalto ingresaron, me oculte y vi pasar unos hombres vestidos con ropa táctica, que no me divisaron por estar detrás de un arbusto, busque el pasaje y lo accione. Salí por el túnel a la casa del fondo, de allí a la calle, tomé una mochila con material preparado para fugas, donde había documentación, dinero, teléfono sin GPS, ropa. Un arma con alas y un cuchillo de salvataje con dientes. Me fui como pude, me puse una campera que vi colgada en un anaquel y salí rápido a una zona segura. No sabía quién nos atacaba, no tenía idea si Gabriel estaba bien y no tenía forma de comunicarme, por ser un teléfono receptor, solamente. Debía esperar me llamarán. Camine toda lo que quedó de la noche y al ir llegando a la casa donde era zona segura, vi hombres entrar, como los que vi saltar la medianera del fondo de mi casa, así que me fui a otro destino, compre algo de comida y una botella de agua, debía ahorrar por las dudas y no ir a familiares o conocidos, hasta saber que pasaba. A la noche llegué a la otra vivienda de asilo, al entrar vi todo revuelto, no había ropa o dinero. Estaba por quedarme porque ya habían pasado los que me buscaban y el teléfono sonó, una voz conocida me dijo, Ricardo sal rápido de allí, te vieron por las cámaras, cuando pueda, te ayudaré, Gabriel está bien. Y cortó la llamada, cinco segundos tan solo fueron y eso me ayudó a escapar. Sabíamos bien que si nos rastreaban más tiempo daría la localización del informante.
Me escapé y de lejos vi cuando esos camiones llegaban a rodear la propiedad. Me dolía el abdomen, les pedía a mis bebés que no se asustaran y me acariciaba el vientre, pero llevaba casi 24 HS. Caminando, sin dormir y casi sin comer y sobre todo sin las feromonas de mí amor lejos de mí nido y eso me dolía más, pero no podía bajar los brazos, debía llegar a una zona segura. Mientras me escondía, el cansancio Me llego en una plaza, escondido en un juego de niños me dormí, no sé cuánto tiempo estuve allí, fui despertado por unas lamidas de un perrito pequeño, llamado Eliseo, lo supe por los gritos que escuché, quería que el perrito se fuera y más se escondía en mis brazos, cuando logré sacarlo, una cabeza se asomo a mí escondite y me saludó, era el dr. Que me atendía mi embarazo y Eliseo era su perrito. Me saludó y yo sale y lo abracé, por fin veía después de veinticuatro horas a alguien conocido, me preguntó que pasa y le conté, se sorprendió que yo fuera esposa de un mafioso pero luego dijo, no soy nadie para juzgar, y me invitó a su casa. Al llegar me presento a su Alfa, y me invitó a pasar. Me permitieron que me bañara y comer algo, dormí en su habitación de invitados y me dieron asilo por unos días.
Lo que no contaban que al otro día los dolores comenzaran y los bebés quisiera nacer a los ocho meses de gestación. Me llevaron a una clínica donde trabajaba el esposo de mí dr. Que también era médico y me maduraron los pulmones de los bebés con corticoides y me ayudaron en el parto, tuve una nena, y dos varones. Fui muy feliz, ver a mis tres cachorros me alegraron el corazón y el alma, cuando estire la mano para hacer cariño a los niños sentí que mi cuerpo se iba y flotaba, de arriba vi a mis cachorros, me vi caído en la cama con la mano extendida a mis niños, escuché los gritos de las enfermeras que tenían a mis bebés pudiendo el carro de paro y más médicos y luego todo silencio. Una luz blanca en el fondo de un lugar o finito. No sabía si caminaba o flotaba, me sentia muy liviano, camine hasta un árbol que iluminaba todo y allí vi tres niños hermosos, al acercarme, desaparecieron, tenían los ojos y cabellos como Gabriel. Luego de caminar un tiempo mas vi una joven bellísima que se casaba y dos muchachos la abrazaban, se volvió a desaparecer la imagen, vía Gabriel llorando sobre una tumba, estaba viejo, con canas y usando un bastón. Otra imagen se desapareció. Luego dos tumbas con nuestras fotos y dos muchachos de la mano, dejándonos flores, uno era idéntico a Gabriel, el otro parecía un Omega con pelo negro. Luego otra imagen el otro joven que parecía a Gabriel con sus mismos ojos, nos llevaba flores, iba solo. En su mirada no había expresión ni sentimientos, era una mirada vacía y muy triste, me recordaba mí soledad y vacío de mis vidas pasadas sin mí amor, el que conocí leyendo una novela y que reencarne siendo su hijastro y luego mí muerte y el recuentro. Porque veía esas imágenes, y por qué me dolía tanto la mirada del último joven de las visiones.