Dos hermanos contra lo que acecha a su familia. Annabeth y Joseph descubren que su familia tiene una relación con un ser que había vivido décadas atrás. Todo comienza a despertar en un pequeño pueblo donde los hermanos llegan, lo que parecía ser una semana de vacaciones con la familia se convierte en una búsqueda del más allá.
¿Maldición o bendición? ¿Premio o castigo?
¿Qué es lo hay detrás de todo?, ¿Vida o muerte?
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Capitulo 19:

Annabeth camina bajo la lluvia perdida en sus pensamientos, las gotas resbalan por su rostro sin expresión alguna.
Aunque había asegurado que no le agradaba la familia Drew, inconscientemente le tomó cariño a la abuela y ahora que se ha ido, siente que se llevó una parte de ella.
El cuerpo de la pelinegra empieza a temblar por el frío que hace y además de estar completamente mojada, pero aun así no detiene sus pasos, sigue deambulando dejando que sus pies la lleven a hasta donde puedan aguantar.
Mientras tanto, Joseph corría por todas las calles preguntando a las personas que se encontraba a su paso si no habían visto a la pelinegra, puesto que ellos eran muy conocidos en el pueblo, a lo que estos respondían que no. Un anciano que iba de regreso a su casa le entregó un paraguas para que se cubriera de la lluvia, él agradeció el amable gesto y siguió buscando a su hermana con temor a que le pasara algo.

Pocas eran las veces que el chico veía a la pelinegra de esa manera, la última vez fue en el funeral de su abuelo. Mientras recorría las calles e intentaba ver entre la lluvia logró divisar una figura parecida a la de su hermana desaparecer por un camino poco concurrido, Joseph corre en esa dirección con la esperanza de que sea ella. Aquella figura caminaba sin rumbo bajo la lluvia como si fuera un muerto viviente, no había signo de vida en su caminar. Su ropa goteando de agua dándole un toque más deplorable. El chico la siguió a una distancia considerable sin ser sigiloso porque quería que ella se diera cuenta de su presencia algo que claramente no pasó.
Joseph sigue la silueta de su hermana hasta que ella se desvía por un camino poco concurrido.
Annabeth se detiene en donde el camino lleva a una pequeña colina, Joseph observa que en ese lugar se encuentra una casa que no parece habitada. El cuerpo de la pelinegra cae de rodillas y sus ojos miran hacia el suelo, el chico corre a socorrerla. Antes de llegar a ella levanta la cabeza y cree ver una silueta mirándolos desde esa casa abandonada.
— ¡Annabeth! —
Se inclina para cubrirla con el paraguas, el cuerpo de Annabeth se tambalea y antes de caer es sostenida por Joseph quien termina soltando el paraguas al cargarla en sus brazos.
— ¿Por qué eres así? Te he dicho que no es tu culpa y aun así sigues culpándote. —
Camina hacia la mansión Slander con pasos rápidos.
— ¿Hijo? ¡Annabeth! —
La madre de ambos suelta el paraguas y corre hacia él, con preocupación mira a la chica.
— La abuela de Janeth falleció. —
Dice Joseph entrando a la casa junto a su madre aún con Annabeth inconsciente en sus brazos, la mujer solo guarda silencio dándose una idea del porqué su hija está así.
Annabeth es llevada a su habitación en donde Joseph la llena hacia el baño y antes de dejarla en la tina de agua tibia la pelinegra se sobresalta despertándose.
— Soy yo. —
Explica su hermano y ella simplemente mueve la mano en señal de que él se retire, el otro hace caso dejándola sola en la tina de agua. Annabeth se abraza e intenta que su cuerpo se caliente con el agua.
— Cariño, ¿Estás bien? —
Pregunta la madre detrás de la puerta, su tono de preocupación no pasa desapercibido por Annabeth quien suelta un suspiro de ligera molestia porque lo menos que quiere es preocupar a la mujer.
— Estoy bien madre, ¿Podrías traerme té? —
— Claro querida, vuelvo enseguida. No te quedes bajo el agua mucho tiempo. —
Los pasos se escuchan y unos segundos después la puerta se cierra. Annabeth toma una rápida ducha y se deshace de las prendas mojadas. Con una bata sale del baño secándose el cabello con otra toalla.
— ¿Iremos al entierro de la señora Drew? —
Pregunta Joseph sentado de espaldas a ella observando la ventana y el paisaje desde ahí. La pelinegra ignora el cuestionamiento y busca en su armario algo que ponerse.
— Annabeth, sabes que no tienes que ser tan sentimental. —
Ella no responde y procede a cambiarse en el vestidor, minutos después sale ya vestida con un atuendo bastante casual.
— Nunca me escuchas. —
Agrega el pelinegro sintiéndose ignorado por la mayor, en eso la madre de ambos entra con dos tazas de té.
— Mis niños, les traje té. —
— Gracias madre. —
Responde Annabeth y el pelinegro arruga la nariz porque ella si le respondió a la mayor, pero a él no.
— Joseph deberías ir a cambiarte, puedes resfriarte. —
Comenta la madre mirando al chico con preocupación cubriendo a Annabeth con una manta mientras esta se acomoda en otro sillón bebiendo a pequeños sorbos el té caliente.
— Estoy bien, mamá. —
La mujer solo niega con la cabeza caminando a él para después también cubrirlo con otra manta.
— Annabeth, no me has hablado desde que llegamos. —
Dice el pelinegro mirando a su hermana quien solo mira hacia la ventana sin inmutarse.
— Déjala descansar. —
— ¿Iremos al entierro de la señora Drew? —
Vuelve a preguntar, insistiendo en el asunto. Annabeth solo lo fulmina con la mirada, la madre siente la tensión en el ambiente y por la mirada hóstil de Annabeth supone que tuvieron alguna discusión, así que decide interferir.
— Vamos Joseph, dejemos a tu hermana descansar. —
— Pero mamá...—
El chico hace un puchero mirando a su madre haciendo que la pelinegra suelte una ligera risa siendo captada por él. El menor la mira con ojos de cachorro para quedarse.
— Déjalo quedarse madre. —
La mujer suspira y solo asiente un poco más aliviada de que realmente ambos quieren reconciliarse.
— Cualquier cosa toca la campana, cariño. Descansa cariño. —
Annabeth asiente y la madre procede a salir sin antes echarle otra mirada al chico y este levanta ambas manos en forma de rendición.
— No le haré nada mamá. —
La señora Slander sonríe y sale de la habitación para después cerrarla.
— Eres un dolor de cabeza, ¿Sabes? —
Exclama Joseph colocando la taza de té sobre la mesita de centro para después dejarse caer sobre el sillón nuevamente.