VENDIDA.

Los tres salen rumbo a su antigua casa tomado de las manos, los niños entran apresurados en busca de sus cosas.

Pocos minutos después se dirigen al lugar pactado, donde Sienna los espera ansiosa.

Ya todos juntos se toman un taxi y van directo al muelle.

Sienna compra tres boletos rumbo a Stanten Island.

Toma el ferry y se despiden de sus lamentables vidas en Nueva York con la esperanza puesta en comenzar un nuevo presente más feliz.

Media horas después desembarcan en lo que será su nuevo hogar.

Sienna consigue una bonita casa a buen precio y sin más la arrienda sin dudarlo.

Definitivamente, el dinero que le sacó a ese bastardo sería usado para buenos fines.

También al poco tiempo consigue un trabajo en un vivero.

La gente del lugar es muy amable y los tres se adaptan muy bien en poco tiempo.

Los niños van a una escuela que solo queda a una cuadra de su hogar así que Sienna puede trabajar sin preocupaciones.

A la floreria le va muy bien y siempre tiene clientes.

Pero un hombre es habitual. Cada lunes, miércoles y sábado va por un ramo de Hortensias y crisantemos.

Después de un mes aquel hombre se vuelve cercano a Sienna.

Su nombre es Edgar, tiene 35 años y las flores son para su difunta esposa.

El hombre le prometió visitarla seguido y llevarle sus flores favoritas. Le ha cumplido a la perfección su promesa por más de cinco años.

Según el dueño del lugar, ni siquiera una sola vez ha fallado.

Sienna ni siquiera se imagina que es que alguien pueda amar tanto. Después de todo ella no sabe el significado de tales palabras como el amor.

Solo conoce la traición de las personas que le dieron la vida y la miseria de ser tratada como un objeto sexual.

Nunca nadie en sus 19 años le dio dulces palabras de amor. O fue tratada con cariño. Tampoco fue tiernamente conquistada.

Se saltó todas esas bonitas etapas de la vida.

Pero sabe perfectamente que ese sentimiento debe de sentirse bien bonito en el corazón.

Aunque después de todo lo vivido ya no cree que sea capaz de confiar en ningún hombre se siente bien al conocer a alguien tan leal como lo es Edgar.

En el fondo de su corazón sabe que así como los hay malos también hay muy buenos y de ejemplo está ese hombre Edgar que a pesar de todo le sigue cumpliendo a su amada esposa a pesar de que ella ya no exista en este mundo. Eso le devuelve un poco la esperanza en que su vida puede cambiar algún día si conoce al hombre indicado.

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Una tarde Sienna se comienza a sentir muy mal al grado de desmayarse.

Edgar que se encontraba en el lugar la asiste de inmediato y la lleva al hospital, el la sala una enfermera le da una noticia que ella no esperaba escuchar.

__ Señorita, felicidades usted está embarazada de 9 semanas. ¿Desea que le de las buenas noticias a su pareja? El se encuentra afuera.

__ No. Está bien, gracias.

*Embarazada. No lo puedo creer, lo olvidé por completo, por todo lo que sucedido que no recibí mi inyección.

La enfermera que ve desesperada a la joven, le ofrece interrumpir el embarazo si esa es su intención.

Pero Sienna quiere pensarlo primero.

__ Muy bien, pero debe de darse prisa, después de las 10 semanas será imposible.

¿Qué voy a hacer ahora? No sé si quiero tener al hijo de mi torturador.

Pero este pequeño no tiene la culpa.

Sienna comienza a llorar desconsolada.

¿Cuándo será el día que por fin mi sufrimiento acabe?

Porque la vida es tan injusta con alguien que no ha cometido ningún crimen.