La historia de una mujer que amó hasta el último día de su vida. Ella se quedó esperando a un amor que le juró que volvería, pero solo Dios sabe si cumpliría su promesa.
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La boda
Ni Marcelo ni Linda se imaginaban en lo que andaban Héctor y Jimena.
Y Héctor no sabía que Jimena era de la que tanto hablaba Linda.
Así pasaron dos semanas.
Jimena se sentía a gusto con Héctor, era todo un caballero y la trataba como una verdadera reina.
La familia de Jimena veía con buenos ojos a Héctor.
Pero tenían sus dudas.
Espero que este no le vaya a salir como el otro, aunque se ve muy diferente.
No digas eso, Carolina, que Marcelo también se veía que era todo un caballero y mira cómo nos salió.
Pero Héctor tiene algo que me agrada mucho, se ve que quiere mucho a nuestra hija y al bebé que está esperando.
Es muy pronto para decir eso, pero ojalá y tengas voz de profeta, dijo Alex, en el fondo deseaba ver a su hija feliz con Héctor o con Marcelo.
Héctor se esmeraba por complacer en todo a Jimena.
¿Te parece si vamos al cine?, dijo Héctor con toda amabilidad.
Sí, hace mucho que no voy al cine.
Pues vamos entonces.
De acuerdo.
Después del cine, Héctor la llevó a bailar. Jimena se sentía bastante bien. Él la sacó a bailar, ella aceptó encantada.
Durante varias horas ellos se divirtieron bastante.
¿Quieres una copa?, le ofreció Héctor.
No puedo tomar, estoy embarazada, ¿lo olvidas?
Perdón, lo que pasa es que te amo, desde la primera vez que te vi. Estabas tan indefensa. Llorabas mucho. Supe entonces que estábamos destinados a conocernos.
Gracias por sacarme de esta depresión, no puedo entender cómo Marcelo me fue a engañar con esa mujer.
¿Marcelo?, dijo Héctor.
Sí, es mi exnovio, pero no vale la pena ni siquiera recordarlo.
Héctor quedó en silencio, los recuerdos llegaron a su mente.
"Él es Marcelo, y Héctor es mi hermano, ahora ve a dar una vuelta y te tardas"...
"¿De manera que esta es Jimena, de la que tanto habla Linda. Es tan hermosa, la amo demasiado".
¿Por qué te quedaste callado?, ¿te pasa algo, amor?
No, es que de pronto me acordé de algo.
Bueno, luego me platicas. Vamos a sentarnos, ya me cansé.
Amor, sé que no quieres hablar de tu exnovio, pero, ¿con quién te engañó?
No la conoces, se llama Linda. Es una maldita rata. Se le metió por los ojos a Marcelo, es una arrastrada. Maldita víbora venenosa.
Vaya, veo que la odias.
Ni siquiera eso merece de mí. Ni ella ni Marcelo merecen que los tome en cuenta. Me traicionaron. Los encontré juntos, estaban desnudos haciendo el sexo. Quise darle una sorpresa a Marcelo y la sorpresa me la llevé yo. Fue muy desagradable.
Héctor la abrazó, cómo has sufrido, mi princesa. Te prometo que ya nadie te hará daño. Yo cuidaré de ti. Jimena se acurrucó en sus brazos, se sentía protegida. Y sin poderlo evitar dejó que Héctor la besara. Ese beso le supo a gloria. No lo rechazó, al contrario, dejó que él avanzara más.
Héctor la cargó y la llevó a uno de los privados. Y ahí, sin que nadie los molestara la hizo suya con toda suavidad, tratando de no dañar el feto.
Ella se sintió bien, le gustó la manera en que Héctor la hizo suya. No paraban de besarse.
¿Me amas?, le preguntó Héctor sin dejar de besarla.
Sí, en estas dos semanas he aprendido a amarte.
¿De verdad, muñequita?
Sí, todo lo que digo es verdad, te amo, gracias por estar conmigo y apoyarme en estos momentos tan difíciles.
Héctor la siguió besando. Más tarde la fue a dejar a su casa. Jimena lo invitó a pasar...
¿Quieres pasar?
Sí, quiero conocer a tus padres formalmente.
Jimena y Héctor entraron agarrados de la mano.
¡Mamá, papá!
¿Qué pasa, por qué tanto escándalo?
Miren, les presento a Héctor, yo sé que ya se conocieron, pero ahora les digo que él y yo somos novios.
Mucho gusto, y, aprovechando que estoy aquí quiero pedirle la mano de Jimena.
Hasta Jimena se asombró, no esperaba eso.
¿Qué dices, amor? ¿Quieres casarte conmigo?
La respuesta de Jimena fue inmediata.
Sí, si quiero casarme contigo.
Está bien, si ya lo decidieron, pues no me queda más que darles mi bendición, dijo Alex.
Y la mía también... Y, ¿para cuándo piensan casarse?, de preferencia antes de que se le note el embarazo...
Carolina se calló de pronto.
No te preocupes, mamá, Héctor ya lo sabe.
¿Qué te parece, amor, si nos casamos en una semana?
Está bien.
Pues, entonces apurémonos en preparar todo, dijo Carlina. ¿Piensan invitar a mucha gente.
No, queremos algo muy íntimo, solo nosotros, dijo Jimena con voz pausada.
Lo mismo digo, confirmó Héctor.
Bueno, pues como ustedes digan.
Una semana después...
Jimena ya estaba vestida para su boda. Un vestido blanco, no de novia, pero hermoso. Ella no se quiso vestir de blanco porque decía que ya no era virgen, además, ya iba con premio.
Todos respetaron su decisión.
La boda, tanto civil como religiosa se llevó a cabo de la manera más tranquila posible.
Puede besar a la novia, dijo el sacerdote, y añadió, un aplauso para esta hermosa pareja.
Todos aplaudieron.
Después de la fiesta ellos se fueron de luna de miel.
Esa era una sorpresa que le tenía Héctor.
Fueron a París, España, y varios lugares de por allá.
Jimena estaba muy feliz, no habría nada que empañara esa felicidad.
Estarían fuera dos semanas. Pascual y Teresa se hacían cargo de la tienda.
Aunque todos pensaban que Marcelo sería el elegido, pero aún así celebraron por la felicidad de Jimena.