Llevaba años sufriendo el rechazo del chico que amaba, sin embargo en su corazón albergaba la esperanza de que él tarde o temprano correspondería a sus sentimientos pero una noche tras un desagradable descubrimiento se dará cuenta que necesitará algo más que amor incondicional para conquistarlo, un poco de ayuda de su profesor de confianza.
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La primera vez
El camino a casa había sido silencioso, pero no un silencio incómodo, sino uno de complicidad. De alguna forma extraña, Gael se sentía seguro de lo que iba a hacer, no era para nada un seductor como quizás algunas personas creían, pero en ese momento así se sentía, un hombre seguro de si mismo, hábil y experimentado y no sabía que tan bueno era eso.
—Estoy un poco nerviosa… —dijo Daniela de repente, Gael volteo a verla por unos segundos mientras seguía conduciendo —…está será la primera vez que...
La expresión de Gael cambio volteo a verla de nuevo para cerciorarse de lo que había escuchado, en verdad Daniela había dicho que era la primera vez, en verdad se refería a lo que el creía. Solo un poco más y logro llegar con el autocontrol que lo caracterizaba hasta su casa.
—¿Me estás diciendo que está será tu primera vez? —le cuestiono sin voltear a verla. Daniela solo emitió un sonido que podía considerase como afirmativo —. Porque no me lo dijiste antes —solto Gael un tanto ofuscado.
—Te dije que quería experimentar —respondió Daniela un tanto ingenua y confundida.
—Exacto dijiste experimentar, no que querías perder la virginidad —, dijo Gael molesto.
—No creí que fuera algo importante.
Daniela mantenía su postura
—Porque no sería importante, debiste decírmelo, yo no sabía…
—¿Por qué es tan importante? —le cortó Daniela —era necesario que te dijera que soy igual que una niña tonta que ni siquiera ha tenido un novio ni besado a nadie.
—No digas eso Dani —respondió Gael un poco más calmado.
—No te preocupes Gael — se apresuro Daniela a abrir la puerta del auto —. No tienes que hacer tan grande sacrificio por mí, seguro que encontraré a alguien que no tenga problema con esto.
—Espera… —la mano de Gael provocó una especie de descarga eléctrica al momento de impedir que la chica bajara del auto—. No te vayas así —. Daniela experimentó cierta debilidad al ver la mirada de Gael —Lamento haber reaccionado así, no fue mi intención hacerte enojar o que te avergonzaras es solo que creí que tú y Alex…
—No —respondió bajito la chica. Gael estaba confundido, Daniela amaba a Alex, porqué entonces quería perder su virginidad con él y no con el chico que ella quería.
—¿Estas segura de que esto es lo que quieres? —pregunto Gael tras haber permanecido en silencio un momento. Daniela solo asintió, inmersa en la voz grave con la que Gael le estaba hablando — No prefieres esperar a que sea Alex el que…
—No… yo, confío en ti.
Una tímida sonrisa hizo a Gael salir de ese estado de letargo que lo mantenía atrapado.
—Es esto lo que quiero —escucho decir a Daniela casi en un susurro, al tiempo que veía su rostro acercándose lentamente al suyo. Gael puso todo de si para no devorar a la chica.
—Si esto es lo que quieres, entonces hay que hacerlo de la forma correcta.
...
Gael la tomo en brazos y la cargo hasta la habitación. Mientras subía las escaleras, Gael intentaba encontrar una razón para que Daniela quisiera estar en sus brazos y no en los de alguien más.
La depósito en el suelo justo a un lado de la cama, no hizo falta encender la luz, podía verla con la luz que entraba por la ventana desde la calle.
Dani —su tono de voz se volvió más serio —si en algún momento quieres que me detenga solo tienes que decirlo, ¿está bien?
—Si, Gael. Está bien.
Gael asintió con un leve movimiento de cabeza. Antes de tocarla se desvistió por completo, luego se acercó a ella y con cuidado saco su blusa y luego el pantalón. La tenue luz era suficiente para poder apreciar la blanca piel de la chica cubierta solo por la ropa interior. Daniela llevo sus manos atrás de su espalda deshaciendo el agarre de su sostén. Gael sintió la boca seca ante la vista. La tomo de nuevo entré sus brazos y un escalofrío le recorrió al entrar en contacto con su piel, no es que no la hubiera tocado antes, pero ahora él también estaba desnudo y eso lo volvía aún más excitante. Una mano de Daniela se posó en su pecho, sus dedos se deslizaron por su dorso en una suave y delicada caricia, ocultando además su rostro en su cuello, Gael se estremeció al sentir un húmedo beso. Con sumo cuidado la recostó en la cama, tendiéndose sobre ella, un ligero sonido salió de Daniela algo así como un quejido.
—¿Estas bien? —se incorporó un poco para verla, con su rostro sonrojado y una sonrisa, Daniela saco el control remoto de debajo suyo. Una vez que lo hubo puesto a un lado, Daniela le regaló una tímida sonrisa, él pudo entender que podía continuar.
Gael comenzó delineando la figura femenina con una mano al mismo tiempo que besaba el cuello abriéndose paso hasta los senos de la chica, casi devorándola pero resistiéndose a sucumbir a la ansiedad. Gael se tomó tiempo para acariciar cada parte de piel expuesta, por su parte Daniela deslizaba sus manos por los fuertes brazos y la espalda provocando en Gael un cosquilleo muy placentero, rodeándolo con sus piernas y balanceándose contra él. Sin saberlo Daniela estaba excitándolo, con sus caricias, su movimiento, los sonidos que salían de su boca, todo lo provocaba sobremanera, pero no podía permitir que su juicio se nublara como el de un jovencito, era la primera experiencia de Daniela y no podía decepcionarla. Gael deslizó su mano por el vientre de Daniela y la curva de su cadera, hasta llegar a su entrepierna, la acaricio por unos segundos y pudo sentir con sus dedos la humedad; ella jadeo y gimió con fuerza, expectante de lo que seguía. Gael logró verla con la tenue iluminación que provenía del exterior, la chica estaba sonrosada, con los ojos cerrados, y los labios entreabiertos, estaba tan excitada como él.
—Gael, por favor —escucho la voz entrecortada de la chica.
Aquellas palabras terminaron por ponerlo aún más duro. Gael se colocó entre las piernas de la chica, ella se tensó un poco e involuntariamente cerraba las piernas, pero seguía acariciando su espalda y sus brazos, delineando con sus dedos sus músculos.
—Relájate, Dani —, dijo con su voz enrronquecida—. Si necesitas que me detenga solo dilo, está bien —. Daniela movió la cabeza de manera afirmativa y Gael ocultó su rostro en el cuello de la chica, repartiendo besos a lo largo de este, mientras se abría paso en la estrechez de Daniela.