Dicen que la historia la escriben los vencedores.
Que los héroes son solo villanos que supieron contar mejor su versión.
Yo no crecí con cuentos de hadas.
Crecí con sus sombras.
Mi nombre es Hope Michelson.
Soy la hija de una loba alfa y del híbrido más temido del mundo.
Llevo en la sangre la magia de los brujos, la furia de los licántropos y la sed eterna de los vampiros.
Mi linaje está marcado por la tragedia, la traición… y el poder.
Durante siglos, mi familia fue temida por todos.
Hasta que fueron malditos, encerrados en un sueño del que solo yo puedo liberarlos.
Pero para hacerlo, debo encontrar al Doppelgänger.
Y tomar su sangre.
Esta es mi historia.
La historia de una heredera sin reino,
de una hija sin padre,
de una bestia con corazón humano.
Mi historia… y la de un linaje maldito.
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capítulo 18
POV HOPE
El reloj marcaba las 3:07 a.m.
Faltaban apenas veinticuatro horas para el eclipse lunar. Cada rincón de la mansión vibraba con energía antigua. Mis lobos patrullaban los límites del perímetro, Jay se encargaba de sellar las puertas con runas y cada uno de los ingredientes del ritual estaba guardado en cámaras de protección encantadas.
Todo estaba en su lugar.
Todo… excepto Stefan.
Una alerta mágica se encendió en mi mente. Un sello de protección había sido forzado. Me giré de inmediato y caminé rápido por el pasillo de piedra que descendía hacia el ala norte. A mitad de camino, Jay me interceptó con la respiración agitada.
— Intentó escapar. Lo tenemos rodeado en el bosque del este —dijo con los ojos brillando en ámbar, señal de que estaba al borde de transformarse.
— Que nadie lo toque —ordené con frialdad—. Este asunto es mío.
Sin esperar respuesta, desaparecí en un destello.
***
El bosque olía a traición.
La niebla nocturna cubría el suelo como una manta densa. Podía sentir la magia inestable de Stefan, una chispa de energía intentando abrir una grieta que lo sacara de aquí. Estaba desesperado.
Y yo también.
Lo encontré cerca del lago, con la túnica de viaje manchada de barro, jadeando, los ojos desorbitados. Una mochila a medio cerrar colgaba de su hombro.
— No des un paso más —dije con la voz cargada de poder.
Stefan giró sobresaltado. Al verme, su rostro palideció aún más.
— No puedes detenerme, Hope. No tienes idea de lo que estás por liberar…
— ¿Y tú sí? —di un paso al frente, la rabia contenida vibrando en mis venas—. ¿Después de mentirme? ¿De infiltrarte en mi vida fingiendo que eras alguien más?
— ¡Tenía que hacerlo! —gritó, soltando la mochila—. Mi familia fue masacrada por los vampiros. No solo los Originales. Su descendencia, su legado… han destruido generaciones.
— ¿Y creés que yo no lo sé? ¡Mi madre fue asesinada frente a mis ojos! ¡Mis hermanos encerrados por siglos! ¡Y aun así no he aniquilado a los tuyos!
— Porque no has tenido el valor —espetó—. Tú no entiendes lo que significa perderlo todo. Yo viví entre cenizas. Fui criado con el propósito de evitar que los Michelson volvieran. Era mi destino.
— ¡No! —extendí la mano y lo lancé contra un árbol con un chasquido sordo—. Tu destino lo elegiste tú. Yo te ofrecí confianza. Te ofrecí una salida. Pero decidiste jugar con fuego.
Stefan cayó de rodillas, escupiendo sangre. Pero aun así, levantó la mirada.
— Si rompes la maldición, no solo traerás a tu familia de vuelta… traerás el fin de los linajes mágicos. ¿Acaso creés que los Originales van a perdonar?
— No me importa si perdonan —susurré con los ojos rojos—. Me importa que vivan.
Lo levanté con mi magia y lo atraje hacia mí. Sus piernas colgaban en el aire.
— Vas a cumplir con tu propósito, Stefan. Porque el ritual se hará, te guste o no. Y si intentas impedirlo otra vez… juro por el alma de mi madre, que no quedará ni una gota de tu linaje en este mundo.
Su mirada se suavizó por un instante. Pareció resignado. Pero entonces, murmuró:
— ¿Y si no lo logras? ¿Estás dispuesta a morir con ellos?
Lo solté. Cayó de golpe.
— Si tengo que morir para liberarlos… así será.
Me giré sin decir más. Jay me esperaba en la entrada del bosque.
— ¿Lo matamos?
— No. Que lo encierren. Y prepárate... mañana, cuando el eclipse cubra el cielo… el mundo tal como lo conocen, dejará de existir.
Jay asintió en silencio.
Y el viento, como si ya supiera lo que vendría, empezó a aullar.