chicas no me maten, pero necesito publicarla o se me va a ir la idea
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capítulo 15
Por la tarde, Vivían se encontraba en una tienda eligiendo pinturas, tapizados y todo lo necesario para redecorar el restaurante, cuando de pronto su celular comenzó a sonar. Al ver el identificador de llamadas, notó que era Nikolai, así que contestó sin dudar.
—¿Nikolai?
—¿Dónde estás?
—En una tienda de pinturas. Tengo que enseñarte algo, ¿tienes tiempo?
—Sí, dime la dirección.
—Te la envío por mensaje. ¿Para qué me llamabas?
—Necesito tu opinión sobre el salón del evento… y también tenía ganas de pasar algo de tiempo contigo.
Sonrió y, antes de colgar, agregó:
—Muy bien, te veo en un rato.
Cuando colgó, miró a sus hermanos y comentó:
—No parecía enojada.
—Tal vez aún no vio la noticia —opinó Alek.
—Hoy cuando la vi no me dijo nada. Tal vez no le importe —añadió Vladímir.
—Lo sabré cuando la vea. Muy bien, nos vemos en la noche.
—Por cierto, estuve viendo propiedades. Mi departamento es algo chico para todos. Lo compré solo para mí, pero ahora que estamos todos aquí, es mejor que compremos una casa —comentó Vladímir.
Alek sonrió, sacó unas llaves del bolsillo y dijo:
—Creo que estamos conectados. Quería enseñársela a Vivían primero, pero bueno… los veo a las nueve. Les enviaré la dirección por mensaje.
Todos asintieron y luego se dirigieron a cumplir con sus respectivos compromisos.
Una hora más tarde, Nikolai llegaba al edificio que Vivían había comprado. Al ingresar, la vio con algunos hombres de seguridad limpiando y empapelando el piso. Al verla tan animada, sonrió.
—¿Hermana?
Ella se acercó sonriente.
—Dime... ¿qué te parece el lugar?
Miró a su alrededor, y aunque notó que el lugar necesitaba trabajo, no quiso arruinarle la emoción.
—¿Qué tienes planeado hacer aquí?
—Abriré mi propio restaurante.
Él volvió a observar el sitio y comentó:
—Este lugar necesita mucha mano de obra...
—No tanta. Además, está ubicado en el centro de la ciudad y el edificio está habilitado. Solo necesita un poco de amor. Mira, aquí pondré unos sillones...
Empezó a mostrarle todo lo que había visualizado ese día. Luego lo llevó a la cocina.
—Lo que más me gustó fue la cocina, es perfecta.
Al ver la cocina, Nikolai sonrió, empezando a comprender por qué su hermana había elegido ese lugar. Pero antes de que pudiera decir algo, ella agregó:
—Y lo mejor lo dejé para el final...
Lo guio hasta la parte trasera. Allí, Nikolai vio un salón al aire libre con una excelente vista al mar y un aspecto rústico. Había una barra y una gran parrilla. Volteó hacia su hermana.
—Vivían, es...
Al ver sus ojos iluminados, completó:
—...perfecto.
—¿Verdad que sí? Yo pensé lo mismo. Este será el primero de mis restaurantes, por eso quería que fuera especial. Mañana vendrán los trabajadores y empezarán las refacciones, sin cambiar mucho la estructura. Voy a convertir este lugar en el restaurante más visitado de Los Ángeles.
Él sonrió al ver su entusiasmo.
—Y dime, ¿necesitas un socio?
Ella lo miró con intriga.
—Te conozco. Sé que no tomarás nuestro dinero, ni lo pedirás, aunque lo necesites. Pero, ¿qué tal una sociedad? Hablemos profesionalmente. Conozco tus habilidades de gestión y tu comida. Sé que puedes convertir este sitio en uno de los mejores restaurantes del país. Quiero que tomes mi propuesta como inversionista, no como hermano.
Vivían sonrió.
—Muy bien. Déjame armar un plan de negocios y, si te gusta la propuesta, podremos hacer un trato.
—Perfecto, señorita Vitale. Estaré esperando su llamada.
Ambos rieron. Luego organizaron algunas cosas más y se marcharon. Se dirigieron al salón donde planeaban hacer la fiesta de bienvenida. Al coincidir en que el lugar era perfecto, Nikolai le informó que Alek tenía una sorpresa para la familia y que debían dirigirse juntos a otro sitio. Subieron al auto y, al llegar, Vivían preguntó:
—¿Qué hacemos en esta parte de la ciudad?
Su rostro mostraba sorpresa y cierto disgusto.
—¿Qué sucede?
Antes de que pudiera contestar, llegaron sus hermanos y también su padre. Una vez reunidos, Alek habló:
—Los traje aquí porque es muy incómodo estar todos en el departamento de Vladímir. Por eso decidí comprar esta mansión.
Al voltear, todos vieron unas enormes rejas. Alek ingresó la clave y entraron al jardín interno. Vivían no decía palabra, solo miraba la casa frente a ella. Nikolai notó su expresión.
—¿Qué sucede?
—Es que... esa casa es la de los Valencia.
Él miró la mansión y restó importancia a su preocupación.
—No tienes por qué preocuparte. No estás sola. Además, no puedes evitar lugares solo porque esa familia esté cerca.
Vivían asintió y, sin dejar que ese hecho la perturbara, comenzó a explorar la casa con sus hermanos. Alek ya la había amueblado. Tras instalarse en sus habitaciones, se reunieron en la sala, donde Vivían comenzó a hablar de su negocio. Tanto su padre como sus hermanos, al verla tan emocionada, no podían esperar a que terminara los preparativos para poder ir.
La conversación se tornó seria cuando ella mencionó:
—Vi lo que hicieron esta mañana y sinceramente no puedo decir que me molestó, pero sí les voy a pedir que no me oculten nada más.
Sergei la miró.
—Tienes razón, cariño. Perdón, fue algo que surgió de último momento...
—Entiendo, pero no quiero que ese hombre vuelva a perturbar nuestras vidas. Es mejor olvidarnos de su existencia. No quiero darle importancia a ese asunto. Para mí, es alguien del pasado que no quiero traer al presente. Solo quiero enfocarme en mis proyectos y en ustedes.
Nadie respondió. Les parecía bien que pensara así; significaba que ya no sentía nada por ese tipo, y eso los tranquilizaba.
—Muy bien, no te preocupes, hija. No volveremos a actuar así.
Ella agradeció y, sonriendo, dijo:
—Muy bien. Por ser nuestra primera noche en esta casa, yo haré la cena.
Todos sonrieron. Alek se ofreció a ayudarla y se fueron juntos a la cocina. Los tres hombres que se quedaron en la sala comenzaron a hablar sobre los pasos que seguirían a partir de ese momento.
—¿En serio dejaremos esto así?
—Lo siento por mi hija, pero aunque ella quiera dejar esto atrás, yo no puedo olvidar lo que ese tipo le hizo a Alek y mucho menos lo que le hizo a ella.
—Pero le prometiste...
—Le prometí no dar más conferencias de prensa, pero lo que viene ahora no necesita publicarse en los diarios.
Vladímir solo sonrió.
—Padre, hay veces que das miedo.
Nikolai también sonrió y comenzó a contarles sobre el restaurante de Vivían. Aunque creía que al lugar le faltaba bastante trabajo, no pudo evitar emocionarse al ver la ilusión de su hermana.
Es el famoso libre albedrío, del que todos ante una disyuntiva echamos manos ✋ y optamos por algo en entredicho 👍🏻🙌
Y tampoco ha habido acción 🤷 de él hacia Camila, para que descubran la joyita que es 🤨😵🤯