Felisa ha renacido en la historia cuyo final odio, y contrario a lo que creerían, no, ella no renació en la villana, el cuerpo que ahora ocupa es el de la protagonista, la chica que tanto odio por elegir al hombre que la traicionó.
Pero ahora, Felisa, siendo Aisha, la protagonista, esta decidida ha cambiar su vida, y empezará, por alejarse de la trama. ¿lo logrará?
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Capítulo 18.
El granjero, en agradecimiento por salvarlo de aquellas criaturas, les obsequio algunas frutas y verduras, incluso les estaba ofreciendo un par de gallinas, pero Aisha se negó, porque luego se encariña con ellos y los otros querrán comerlos. Y para descansar, el granjero permitió que pusieran su campamento cerca de sus tierras, y la esposa de este, les preparo una deliciosa cena, todo con ingredientes recién cosechados y carne fresca.
—es usted una señorita muy valiente, la vi pelear desde la ventana, por un momento creí que esa cosa la comeria.— comenta la mujer.
—no, no, todo era parte del plan para distracción, además poseo una magia muy fuerte.— se infla el pecho con orgullo y su ave, de pie en el tronco, hace lo mismo.
—fue una estrategia muy arriesgada.— expresa preocupada.
—no fue nada, yo sabía como liberarme en caso de que saliera mal.— ríe.
Helios solo gira los ojos con fastidio al escucharla, si bien que estaba llorando llamando a su madre y ahora dice que todo fue planeado, vaya mentirosa, en fin, solo deja escapar un leve suspiro y procede a seguir comiendo su cena.
Al finalizar, la esposa del granjero le ofreció a Aisha dormir en la casa, pero, ella se negó y subió al carruaje, mientras que Helios, se fue a dormir en una de las carpas con los caballeros.
Aisha se recuesta en el asiento, mirando el techo del lugar, mientras que Volt se acomodó en el rinconcito del otro asiento y se durmió fácilmente. Aisha permanece en silencio, pero, aun siente un poco de escalofríos por lo que paso, pues aunque sea buena con la magia, aún le falta mucho por perfeccionar, pero, no estuvo mal ser rescatada por el sexy elfo.
—je,je,je,je...si siempre será así, me gusta ser la damicela en peligro.— se pone a reír y gritar emocionada.
Fuera, los caballeros que montan guardia la escuchan, pero, solo se encogen de hombros, pues ya notaron que la chica es medio rara. Helios también puede escucharla, pues no esta muy lejos del carruaje y a saber que estará pensando esa chica para gritar de esa forma.
[Tal vez sigue asustada, casi se la devoran por el espectro.] Comenta Apolo.
—podría estar teniendo una pesadilla, ¿no?, suele pasar para quienes no están acostumbrados a pasar por ese tipo de situaciones.—
[Así es, deberías ir a ver, esta sola y no tiene con quien hablar al respecto.]
—te doy la razón, pero, conociendo su personalidad, dirá que no tiene nada.— responde Helios.
[Diría lo mismo si me lo pregunta el elfo que se la pasa mirándome con odio.] Se burla.
—para la próximo, dejo que te coman por un espectro.— le reclama.
Helios puede escuchar la risa de Apolo, pero, era verdad, entre él y la chica no hay mucha confianza, apenas se conocen y no han tenido un buen inicio.
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Al día siguiente su viaje continúa, irán a un pueblo que queda cerca, y tan pronto llegan, comienzan a hacer preguntas sobre desapariciones sin rastro, o si han visto alguna criatura extraña por el bosque y sus alrededores.
Una anciana dice que en el pueblo no han visto nada así, pero, que su esposo e hijo, que son cazadores, vieron algo extraño en el bosque, era durante el anocher así que no la vieron claramente, pero se estaba comiendo un oso, ellos se retiraron rápido y no han vuelto ha ese lugar durante las últimas semanas, solo cazan cerca del pueblo.
—¿por qué preguntan todo eso?, ¿es algo de lo que debamos preocuparnos?— pregunta la mujer.
—por ahora no es preocupante, iremos a buscar a esa cosa, quizás solo era una bestia más grande que el oso, si es así, la cazaremos.— responde Aisha.
—¿usted va con ellos?— la mujer parece escanearla con la mirada.— ¿no es eso peligroso para una señorita?
—lo es, pero, aún así iré. No debe preocuparse, si es algo más, lo haremos saber.— responde un poco indignada.
—la señorita es una maga muy eficiente, no necesita preocuparse por eso.— interviene Helios.
El rubio ordena a los caballeros prepararse para subir a la montaña, así que deben formar equipos para revisar la zona.
Aisha también busca entre su maleta alguna ropa que le pueda ser más cómoda para moverse en el bosque, pero, solo llevaba vestidos, es todo lo que las doncellas empacaron. Al final optó por el menos adornado y más sencillo, para después bajar del carruaje, lista para ir al bosque, incluso se puso unas zapatillas sin tacones, lastima que no existen los tenis, serian cómodos.
—¿en serio piensa ir así?— Helios la mira de arriba hacía abajo.
—si, ¿algún problema?, si es por la ropa, no se preocupe, no creo que los osos juzguen mi poca elegancia.— responde Aisha.
—ellos no, pero, si la persiguen, se atora en la maleza y...bueno, ya sabe lo que pasará.— se encoge de hombros.
—para su información, los osos lo verán más apetecible a usted, es más grande y musculoso, yo, soy puro hueso.— le saca la lengua.
Helios solo ignora su comentario y proceden a entrar al bosque, apenas llevan unos caballos solo para cargar agua y algo de comida. Tras una larga caminata, se detienen a descansar, así que, Aisha se aleja un poco de ellos para quitarse las zapatillas y sentarse a estirar un poco los pies, pues aunque no tenga tacones, también son cansados, le dejan los pies adoloridos.
Helios, por su parte, le pide a todos tener cuidado, pues están en la orilla de una ladera, así que deben de cuidar que los caballos no resbalen por esta. Todo parecía tranquilo hasta que escuchan un rugido y un grito de mujer.
—no puede ser...— un pesado suspiro se escapa de Helios.
No tarda en aparecer Aisha corriendo y tras ella venía un enorme oso. Aisha al ver a Helios corre en su dirección, si el oso lo ve, seguro querrá comérselo a él primero.
Pero, al llegar hasta Helios, Aisha tropieza con una raíz y se cuelga del brazo de Helios, jalando al rubio con ella, esto los hace caer justamente por la ladera. Los caballeros al ver esto, unos corren para tratar de detener la caída mientras otros asustan al oso.
Aisha y Helios caen rodando por la maleza, Helios abraza a la chica cubriendo su cabeza con el brazo mientras busca como detenerse hasta que, lo logro al sostenerse de un árbol, pero, este, por el peso se desprende y caen por un acantilado, hasta llegar a un lago en el cual se sumergen ambos, Helios sostiene el brazo de Aisha y ella intenta nadar también hasta que llegan a la orilla, Aisha sube y jala a Helios para que suba también.
—eso fue...juro que vi mi vida pasar en segundos...— comenta Aisha mientras respira agitada.
—¿como carajos le haces para causar estos problemas?— pregunta un Helios enojado.
—pues así, me sale natural.— responde con burla.
Ella no busca los problemas, los problemas la buscan a ella. Aisha observa a su alrededor, el acantilado no era tan alto, pero, el río era amplio, apenas pudieron escapar de la corriente de este, así que ahora deben de buscar la forma de regresar arriba, en alguna zona debe de haber un lugar para subir.
Aisha se pone a exprimir la falda de su vestido y además, a saber donde quedaron sus zapatos. Helios se quita la chaqueta de su ropa, para exprimirla también, por suerte, no hace frío y enciende una llama en una rama seca para sentarse cerca de esta, de ese modo su ropa se secara rápido. Aisha al verlo se sienta cerca también y deja escapar un largo suspiro.
—genial, se ha cumplido mi fantasía, estar perdida en el bosque con un hombre sexy, pero, en mi fantasía no teníamos ropa.— sonríe ladino.
—puede desnudarse si quiere, así le ahorra al oso el desenvolver su comida.— se burla.
—oye, para ti debe de ser una bendición quedar perdido con una belleza como yo.— responde.
—más bien eres una maldición...— se queja.
—no sabes apreciar lo bueno.— le saca la lengua.
Ambos se quedan en silencio dejando que la cercanía del fuego les ayude a secar sus ropas. El silencio era un poco incomodo, Helios solo mirada hacía otro lado, mientras que Aisha sacude un poco la falda de su vestido para ayudar a que se seque. Helios finalmente voltea a verla, sigue sin creer que esa chica le cause problemas, Aisha voltea encontrándose con la mirada del rubio, el silencio permanece, era un poco incómodo porque ninguno apartaba la vista.
— eh...¿deberíamos besarnos para romper la tensión?— pregunta la chica.
Un saco impactó en su cara y la hizo caer de espaldas.
—todo se arruina cuando abres la boca.— murmura.
Helios se pone de pie, invocando a Apolo para que sea él quien los guíe con ayuda de su olfato.
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