Una sola noche, cambio mi vida para siempre.
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18
El olor de las pizzas me hizo volver a la realidad.
Mi hermano se había levantado y estaba sacando del horno las pizzas, ya hechas. Las sirvió en dos platos, mientras yo me levantaba a por las tijeras y la garrafa de agua.
- Princesa, ¿quieres que cenamos en el salón? – me preguntó.
- Sí, claro. – le dije, sonriendo.
Cogí con mi mano libre los vasos que estaban encima de la mesita y acompañé a mi hermano, que llevaba los dos platos con las pizzas, hasta el salón.
Allí, nos sentamos en el sofá y pusimos la comida, los vasos y la garrafa en la mesita bajera que había en frente de este.
Nos comimos las pizzas mientras veíamos la televisión tranquilamente. El tiempo pasó rápidamente, hasta que la puerta de la calle sonó.
Mi hermano y yo nos miramos. Me levanté y me acerqué hasta la entrada. Abrí la puerta y pude ver a Jared esperando fuera. Estaba vestido con unos pantalones vaqueros y una sudadera gris.
Su cara se veía nerviosa y no paraba de mirar hacia la izquierda, dándome el perfil. Me sonrió y entró en la casa con paso ligero. Justo después de que pasase, pude ver la parte izquierda de su rostro, algo inflamado y un poco amoratado.
- Jared … ¿Qué…? – empecé a preguntarle en voz baja, mientras cerraba la puerta.
- No te preocupes, estoy bien. Me lo merezco un poco.– me susurró en el oído, dándome un abrazo.
No dije nada más y acompañé a Jared hasta el salón, yendo directamente hacia la mesita.
Jared se quedó en la puerta de la habitación clavado, mirando a mi hermano, que estaba de pie al lado del sofá. Cuando vio a Jared, su cara cambió y se fue hacia él con paso firme. Yo me encontraba demasiado lejos para frenarlo y Jared simplemente cerró los ojos para aguantar lo que viniese.
Chris rodeó con sus brazos fuertemente el cuerpo de su amigo, dándole un abrazo. Jared, sorprendido, reposó su cabeza en el hombro de mi hermano, que comenzó a sollozar:
- Jared… No sabes cuánto lo siento, de veras.
- No pasa nada, en serio. Lo entiendo. Yo hubiese reaccionado peor, te lo aseguro. – le dijo Jared, dándole palmadas en la espalda.
- Perdona que te haya pegado… El que se merece una hostia soy yo. – siguió diciendo mi hermano.
- No. No te mereces nada de eso, tonto. – dijo riéndose Jared.
Se separaron y vinieron juntos hasta el sofá. La escena me había conmovido tanto que se me saltaron las lágrimas.
- Son. Los dos. Unos idiotas – balbuceé.
Ambos se miraron sorprendidos antes de venir hasta mí y juntarnos en otro abrazo.
- Ya pasó, ya pasó, Princesa. – decía mi hermano.
- Ay, ¡pero que sensible eres, por dios! – dijo de broma Jared.
Nos separamos, riéndonos y le di con el puño en el brazo a Jared mientras terminábamos de llegar hasta el sofá para sentarnos.
Chris se fue hacia el extremo contrario y Jared se quedó en el lado más cercano, sentándome yo en medio. Nos pusimos a ver una tertulia sobre fútbol y a comentar lo que decían y las imágenes que veíamos.
me gustaría ver el final